El Metro repara tres puntos críticos del río Medellín, ¿pero quién atiende el resto?
La empresa está reparando tres puntos entre Envigado y Poblado, con un costo de $10.400 millones. Obras terminarían en octubre. No hay articulación para atender otros lugares críticos.
El Metro de Medellín está atendiendo los últimos tres puntos críticos que quedaban en su jurisdicción. Entiéndase punto crítico aquellos lugares en donde el río o la fuerza de la naturaleza ha socavado el terreno y pone en riesgo la estabilidad. Y entiéndase su jurisdicción como lo que está inmediatamente junto a los rieles, que es la que le corresponde legalmente.
La noticia no es menor, pues con ello se termina la incertidumbre alrededor de ocho de los puntos críticos que amenazaban al sistema de transporte. En los últimos meses, la empresa ha gastado $25.000 millones en reparaciones en esos lugares y estos tres últimos le están costando $10.400 millones.
Los tres puntos están entre Envigado y Poblado. Las reparaciones requieren algunas maniobras técnicas como entrar al río por la margen contraria a donde está la socavación. La maquinaria y los materiales entran por ahí, cruzan el río y llegan al sitio a reparar.
Lo que se ha identificado es que los muros de contención están en buen estado, pero las placas que los sostienen están deterioradas por la socavación que ha provocado la alta velocidad de la corriente del río. Los trabajos, precisó Tomás Elejalde, gerente del Metro, estarían listos a finales de octubre. Serán meses de un trabajo duro, entre el río y los rieles, y confiando en que el clima sea favorable.
Si bien estos son los últimos tres puntos que le corresponden al metro, no son los únicos que ponen en riesgo al sistema. Los que no están directamente junto a los rieles dependen de los municipios y del Área Metropolitana. Uno de ellos es el que se abrió muy cerca a Niquía.
El Área Metropolitana está monitoreando y estudiando varios puntos para determinar cómo se deben reparar. Por ejemplo, en Parques del Río en la salida del soterrado a la altura de San Juan, sentido sur norte. También preocupa otro en La Macarena y uno más en las desembocaduras de las quebradas El Hato y La García, en el norte.
Elejalde comentó que, pese a las intenciones de la empresa, no se ha concertado una mesa fuerte entre instituciones para tomar decisiones de fondo. Desde 2014, cuando se generó el primer problema grave por uno de estos puntos, se creó el convenio Nuestro Río, que reúne a los 10 municipios, la autoridad ambiental y la Gobernación. Sin embargo, el metro se ha quejado de que esa idea no cuajó y no se le prestó la atención adecuada.
Desde 2014 se contrató a la Universidad Nacional para estudiar los puntos críticos. Hasta la fecha se identificaron 84, y la mayoría de ellos ya se intervino. “Les vamos a dar unas herramientas a los municipios para que ellos gestionen ya sea a nivel departamental, municipal o nacional, para que puedan atender sitios críticos como estos y hacer ejercicios de gestión del riesgo y así controlar el río”, dijo hace poco Mario Gil, ingeniero Geólogo, Profesional de la unidad de Gestión del Riesgo del Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
El problema de esa idea es que puede desarticular aún más el accionar de los municipios y el Área Metropolitana. No es lo que el Metro ha pedido, que es más bien un trabajo conjunto y concertado.
Y es que el éxito del arreglo de los tres puntos del metro depende de que los municipios y el Área hagan lo suyo. Elejalde explicó que cerca a los atendidos hay otros puntos con riesgo que pueden dañar los arreglos. Es decir, si no se interviene todo de manera integral, el arreglo tendría una caducidad más próxima.
Por ejemplo, hace tiempo no se hacen las pequeñas cascadas o desniveles que obligan al agua a caer. Eso se hace para que el río pierda velocidad y la socavación sea más lenta, pues de todas maneras es un fenómeno inevitable. Mientras esa maniobra no se haga, el río seguirá corriendo raudo y es cuestión de tiempo para que aparezcan nuevos puntos críticos.