¿Por qué se están poniendo de moda fugas masivas de cárceles?
Dos casos en cuatro días en Belén y en el Centro dejaron en evidencia que el hacinamiento de más del 200% en cárceles del Valle de Aburrá está ayudando a fuga de cabecillas que deberían estar en máxima seguridad.
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Los recientes intentos de fuga de privados de la libertad que no han encontrado cupo en las cárceles y están en calabozos y centros de paso de detenidos dejaron en evidencia la crisis carcelaria que se vive. Tan solo en el Valle de Aburrá el promedio de hacinamiento en las prisiones es del 217% y en algunas de ellas, como la sede de la Sijín de la Policía Metropolitana, la cifra llega al 1.730%.
Los casos más recientes ocurrieron en la última semana en Medellín y Andes: en ambas situaciones las autoridades alcanzaron a frustrarlos, pero en el tercero no solo se lograron escapar 12 personas, sino que también un policía murió y otro quedó herido.
Esta problemática es de largo aliento y los intentos de fuga, materializados o no, se pueden seguir presentando, ya que centenares de sindicados y condenados tienen que convivir en espacios en el que apenas cabe un par de decenas de procesados.
El alcalde de Medellín Federico Gutiérrez afirmó tajantemente que esta situación es la evidencia de que “el sistema penitenciario en Colombia fracasó hace mucho tiempo”.
Y si bien la ley obliga a las administraciones municipales a hacerse cargo de los sindicados, razón por la cual se han venido colmando los calabozos de batallones militares, estaciones de policía, centros temporales y el propio Palacio de Justicia, actualmente en estos lugares hay personas condenadas a las cuales el Instituto Penal y Carcelario de Colombia (Inpec) no les ha podido encontrar cupo.
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Nada más en el registro de la Policía Nacional, con corte al 26 de febrero, en las estaciones de policía y centros transitorios del área metropolitana hay 275 personas condenadas que nada deberían estar haciendo en estos sitios. Y para el caso de Andes, se conoció que había personas con condenas de hasta 40 años que estaban pasando sus días bajo el cuidado de los policías.
El panorama
La saturación es tan evidente que, por ejemplo, en el Centro de Detención de la Alcaldía de Medellín, ubicada donde antes operaba el Centro Día, lugar en el que hacían labores con los habitantes de calle, tenía 336 detenidos, en un lugar con capacidad para menos de 50.
Entre las personas que se encuentran en este lugar, supuestamente solo para sindicados, también hay condenados, entre los cuales estaban cuatro de los prófugos del hecho ocurrido el pasado 24 de febrero.
En la sumatoria de las estaciones de Policía del área metropolitana, en todas hay capacidad para 733 detenidos, pero en estos momentos tienen internos a 2.326, es decir, 1.593 más de los que pueden caber, generando circunstancias que distan de cualquier trato digno para los procesados.
Jorge Carmona, defensor de Derechos Humanos de la población privada de la libertad, expresó que “la crisis carcelaria se salió de las manos y nadie lo quiere creer. La población privada de la libertad (PPL) no aguanta más el hacinamiento en las estaciones de policía y muchos de ellos piden ser trasladados a centros carcelarios de manera inmediata, al menos aquellos que ya están condenados”.
Sin embargo, en los recientes casos de intento de fuga, en los que hubo daño de la infraestructura, la medida inmediata fue llevar a los internos a otros calabozos, trasladando el problema de hacinamiento a sitios en los que ya, de por sí, el tema es crónico, como ocurrió con el caso de la estación de Policía de Belén del pasado lunes, en el que a los internos los ubicaron, en su mayoría, en la estación de La Candelaria, donde hasta este lunes había 332 detenidos en un lugar con capacidad para 75, es decir, un hacinamiento del 343%.
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“Esto es un problema al que le dejaron coger mucha ventaja, porque desde octubre de 2019 se ordenó trasladar a todos los privados de la libertad a un solo sitio mientras se construye la cárcel y ha pasado el tiempo sin que esto ocurra”, manifestó Carmona.
Pero si en las estaciones llueve, en las cárceles no escampa. De acuerdo con el Inpec, la capacidad de los 17 centros de reclusión está en un 151%, entre los de máxima y mínima seguridad.
Crisis que llevan a fugas
Ante la gravedad de esta crisis carcelaria, la Personería Distrital de Medellín lanzó una alerta y pide que se avance rápidamente en la construcción de la cárcel metropolitana para descongestionar estas estaciones de Policía.
Mateo Gómez López, personero delegado 20D de la Personería, explicó que “el espacio donde se encuentran recluidos es insuficiente y pueden ocupar hasta menos de 50 centímetros cuadrados para habitar, eso sin contar que en las estaciones de policía no tienen derecho a visitas que pueden servir para tener un apoyo en la resocialización”.
Además de estas situaciones, el cúmulo de personas y los problemas de salubridad estarían generando un cóctel que lleva a los internos a tratar de salir de estos centros de detención. “Hay personas que con la mezcla de sudor, de olor empiezan a generar unos niveles de estrés bastante altos y esto puede ser un detonante para que en un momento de dificultad intenten fugarse”, añadió Gómez López.
Sin embargo, ante esta crisis carcelaria, el alcalde de Medellín reiteró que “no se puede parar la operatividad para capturar criminales, no podemos cerrar la Policía ni la Fiscalía ante estos hechos, por lo que hay que seguir buscando soluciones a esta crisis carcelaria que se está viviendo, no solo en Medellín sino en el país”.
Un nuevo intento de fuga se presentó el pasado martes en la estación de Policía de Andes, Suroeste antioqueño, el cual fue frustrado porque uno de los uniformados que estaba a cargo de la custodia de los detenidos se alarmó por un constante martilleo.
De inmediato informó al resto de los uniformados y se dirigieron al sitio del origen de los golpes constantes y se encontraron con que un grupo de internos estaban excavando un túnel dentro de una de las paredes de las celdas.
El intento de fuga se venía ejecutando desde hace algunas semanas, pues los reclusos estaban utilizando diversos elementos para intentar abrir el túnel y los escombros que generaban los iban devolviendo entre las sobras de las comidas.
Otro de los últimos casos se registró el pasado lunes en la estación de Policía de Belén, cuando un grupo de internos comenzó a enfrentarse a los uniformados que los estaban custodiando con el fin de generar caos. Según Jorge Carmona, defensor de Derechos Humanos de la población carcelaria, para intentar materializar una fuga, los privados de la libertad hicieron un hueco de unos 50 centímetros de ancho, a través del cual pretendían recuperar la libertad de manera irregular.
El alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, manifestó que el intento de fuga no fue tal y que la situación se trató más de una asonada por parte de los 148 detenidos ante el aumento de los controles en estos calabozos contra el consumo de drogas.
La fuga más sonora de los tiempos recientes se presentó en el Centro de Detención para Privados de la Libertad ubicada en el sector de La Minorista, donde el pasado 24 de febrero se escaparon 12 internos, en medio de una acción en la que se presentó un tiroteo en el que falleció el intendente Denis Fernando Morales Jaramillo, de 41 años, y en el cual resultó lesionado el patrullero Diego Armando Burbano Prado. Luego del plan de búsqueda por parte de las autoridades, horas después se logró la recaptura de Óscar Alejandro Tovar Velásquez, un venezolano de 27 años a quien agentes de la Policía encontraron dentro de un inquilinato del barrio Niquitao, en el centro de Medellín. Por los demás prófugos se ofrecieron $20 millones de recompensa.