Corantioquia no cerró La Pradera, pero responsabilizó a Emvarias de lo que ocurra en el relleno
La autoridad ambiental reiteró que los riesgos en el relleno persisten y hacen inviable su funcionamiento.
Camilo Suárez
Aunque se esperaba que Corantioquia hiciera anuncios concluyentes sobre el futuro inmediato del relleno sanitario La Pradera, luego de señalar en las últimas semanas que en su concepto la vida útil del relleno no podía extenderse más allá del 17 de octubre, finalmente hizo ayer un pronunciamiento ambiguo que poco apacigua la zozobra que ha suscitado entre la ciudadanía la situación del relleno sanitario.
En el comunicado Corantioquia reiteró que le había solicitado a Emvarias entregar información que permitiera determinar el estado de la vida útil del vaso Altaír, los soportes técnicos para autorizar la ampliación de dicho vaso como lo solicitó la empresa y las pruebas que demostraran que se habían tomado las medidas para garantizar la estabilidad del vaso Altaír, luego de quedar en evidencia que el sistema de lixiviados está en proceso de colapso y que Emvarias fue negligente para corregir a tiempo las fallas estructurales que pusieron en riesgo el vaso.
Emvarias entregó esta información por partes, entre el 4 y el 13 de octubre pasados, en la que aseguró que el vaso está en condiciones de capacidad y estabilidad para seguir recibiendo residuos sólidos por lo que resta de este año. Incluso dijo que está garantizado la estabilidad del vaso y manejo de lixiviados.
Pero lo que dice Corantioquia es que las condiciones de inestabilidad en el vaso persisten y limitan que Emvarias pueda hacer uso del volumen total autorizado que según las proyecciones de la empresa todavía tienen margen para recibir basuras hasta abril del próximo año.
En este punto, Corantioquia le tira completamente la responsabilidad a Emvarias de lo que ocurra en el relleno sanitario. Llama la atención que la autoridad ambiental es enfática en el comunicado al señalar que es obligación de Emvarias entregar datos confiables que garanticen la operación segura del relleno.
La conclusión tácita que se desprende del pronunciamiento es que la autoridad ambiental no anunciará más plazos perentorios para suspender la operación de Pradera y que lo que ocurra en adelante en el relleno quedará bajo plena responsabilidad de Emvarias amparado en la información que entregó el gerente Carlos Borja.
Hay que recordar las claves de este problema: Corantioquia señaló en el informe que, teniendo en cuenta que en el balance final del 31 de diciembre de 2022, el vaso Altaír había recibido 9’071.928 toneladas de residuos y que este año habían ingresado 3.500 toneladas de basuras diarias la capacidad del relleno quedaría agotada el 17 de octubre de este año. De paso decidió negarle a Emvarias la solicitud para ampliar la vida útil del vaso para disponer 380.000 metros cúbicos adicionales al determinar, tras varias inspecciones, que Emvarias no hizo todo lo necesario para solucionar las fallas del sistema de lixiviados que se encuentra en proceso de colapso y por lo tanto seguir llevando basuras podía desencadenar un desastre ambiental, a menos que Emvarias adelantara en tiempo récord las intervenciones para mitigar los riesgos en el vaso.
El Concejo de Medellín llamó la semana pasada al gerente de Emvarias, Carlos Borja, para pedirle explicaciones sobre la situación del relleno. Borja se mantuvo en su discurso de restarle importancia a la crisis, pero sí reconoció, en medio de ambages, que la construcción del nuevo vaso para ampliar la vida útil del relleno sanitario, que debió entrar en funcionamiento hace un año, sigue embolatada.
También quedó confirmado en el Concejo que el único plan que ha explorado Emvarias, si se confirma la suspensión en la Pradera, sería enviar basuras a Manizales, lo que costaría $1.640 millones diarios que Borja no aclaró de dónde iban a salir. Valga decir que la posición del Concejo ante la situación que atraviesa la ciudad por la operación incierta del relleno ha sido cuando menos apática.
Por lo pronto, en las otras regiones potencialmente afectadas sopesan tímidamente medidas de choque. Rionegro acaba de crear una mesa técnica con los municipios del Oriente como Alejandría, Guarne, Cocorná, San Francisco, El Retiro, entre otros, que disponen residuos en La Pradera para buscar soluciones.
Ya el gremio productivo en el Oriente puso sobre la mesa la posibilidad de que las cementeras de la región del Río Claro dispongan sus hornos para incinerar, mediante permiso de Cornare, los residuos en caso de que se suspenda la actividad en La Pradera.
El Gobierno Nacional también ha quedado bastante mal parado en medio de la zozobra que vive Antioquia por el futuro del relleno sanitario. Los participantes que asistieron a la Feria Exporesiduos hace un par de semanas en Medellín salieron muy molestos ante el silencio de la ministra de Vivienda y Territorio, Catalina Velasco, sobre el tema.
Según señalaron varios empresarios, esperaban que la ministra se pronunciara de fondo sobre la situación o al menos lo asumiera con la importancia que amerita una eventual crisis sanitaria y ambiental en la segunda ciudad más importante del país. Pero no fue así.
Las exigencias al Gobierno Nacional para que tome cartas en el asunto no son gratuitas. Resulta que el artículo 227 del Plan Nacional de Desarrollo señala de manera clara que los botaderos de basura y rellenos sanitarios tienen vigencia de solo un año a partir de la entrada en vigor del Plan de Desarrollo.
Sin embargo, a pesar del delicado panorama de La Pradera y de los evidentes incumplimientos de Emvarias para construir a tiempo el nuevo vaso y para desarrollar nueva tecnología para la disposición de residuos –lo que repercute en el futuro de Medellín y medio departamento– el Gobierno no ha dicho una sola sílaba.