Caminito 72, el proyecto de vivienda en barrio de Medellín que promete ser piloto de renovación urbana en el país
Sector público y sector privado se unieron para construir vivienda social no en las periferias sino al interior de los barrios tradicionales de la ciudad.
Administrador sin ejercicio y periodista sin sección
La ministra de Vivienda, Catalina Velasco, estuvo este miércoles en Medellín en la presentación de Caminito 72, un innovador proyecto de Vivienda de Interés Social que se desarrolló en Manrique, comuna 3 de Medellín, pero que espera replicarse en el resto del país.
El edificio de cuatro pisos y solo ocho apartamentos, una rareza para las viviendas de este tipo que normalmente se construyen en rascacielos de cientos de apartamentos, es el resultado de un trabajo articulado entre Argos, Comfama, Bancolombia, la Haus y Royalty, la empresa del cantante antioqueño Maluma.
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Es el primer piloto de Casa para mí, una iniciativa social que Argos comenzó hace cinco años con el objetivo de disminuir el déficit habitacional de Medellín donde la vivienda social está concentrada principalmente en la periferia de la ciudad con megaproyectos, pues es la manera en que estas viviendas que no pueden tener un valor comercial mayor a los 150 salarios mínimos legales vigentes son rentables para los constructores.
Pues bien, el objetivo de proyectos como Caminito 72 es que las personas puedan acceder a vivienda social sin salir de sus barrios de origen, sin desarraigarse de su círculo familiar o alejarse de sus redes de apoyo.
Eso es, por ejemplo, lo que consiguieron Edison, Lina y Mariana, una familia de tres que ha vivido siempre pagando arriendo en el barrio y que ahora vivirá en el tercer piso del edificio gracias al acompañamiento de Comfama, que se encargó del diseño arquitectónico de unos apartamentos amplios, bien iluminados y entregados en obra blanca con todos los acabados, otra rareza para las viviendas de este tipo.
El reto que tenía Argos al momento de desarrollar el proyecto era fundamentalmente financiero. El primero era el precio de la tierra, pues mientras que en las zonas periféricas de la ciudad el valor del lote representa entre un 5 y un 10% de los costos del proyecto, en zonas céntricas, en los barrios tradicionales, puede llegar hasta el 20% o inclusive el 30%. Esto sumado a que los costos administrativos y financieros también eran altos, pues para este tipo de proyectos es ideal contratar pequeños y medianos constructores que no tienen el músculo financiero para empezar a poner los ladrillos sin recibir la plata de los compradores, que la mayoría de las veces depende de subsidios.
La salida fue convocar a un grupo de privados para crear un fondo de impacto que pudiera financiar el proyecto a tasas bajas y así alcanzar la viabilidad financiera. En ese fondo fue donde entró La Haus y Maluma, con un proyecto llamado una House para Medallo que tiene el sueño ambicioso de ayudar a construir 900 proyectos de vivienda digna para la población vulnerable de Medellín.
Pero si el proyecto fue el resultado de la sinergia del sector privado y productivo de Medellín, ¿qué hacía allí la ministra de Vivienda? La respuesta va en doble vía, la primera es que algunos de los próximos habitantes de Caminito 72 (las escrituras se firmarán este mes de marzo) accedieron a los subsidios de Mi casa ya del gobierno nacional, y el segundo es que desde el ministerio quieren sumarse para ayudar a replicar el modelo no solo en el resto de la ciudad sino del país.
“Las familias, sobre todo las más pobres, no deben ser llevadas a las periferias, porque en las periferias no hay trabajo, no hay educación, no hay salud, hay que poner redes, transporte, vías. Queremos que la gente siga viviendo en sus ciudades, y en el centro de las ciudades está la vida de las familias así que nos encanta este proyecto y estamos trabajando para potenciar este tipo de proyectos entre todos. He visto un gran ejemplo y estoy lista para acompañarlos”, aseguró Velasco, que ya había estado en la ciudad hace apenas una semana para buscarle una solución al problema de asentamientos ilegales en las zonas de alto riesgo en la ciudad.
Sobre cómo puntualmente va a darse ese apoyo desde el ministerio, Velasco aseguró que “en el Estado el amor se demuestra con presupuesto”, así que con su equipo está haciendo las cuentas para apoyar el proyecto de revitalización de Medellín a través de subsidios de renovación urbana.
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A pesar de las marcadas diferencias que hay entre la Alcaldía de Medellín y la Gobernación de Antioquia con el gobierno nacional, la gestión de vivienda parece ser un buen ejemplo de trabajo en equipo a pesar de las diferencias políticas. “Nadie pelea por el agua, nadie pelea con la vivienda, la vivienda nos une”, aseguró la Ministra.
Desde Cementos Argos dijeron que tienen planteado realizar unas 2.000 viviendas con este programa y para esto se encuentran buscando aliados. De hecho, ya empezaron un proyecto en una zona céntrica de Bucaramanga. Cada proyecto, dicen, es diferente y hay que ajustarse con los materiales y las necesidades de cada comunidad para poder construir no solo bien sino también rápido para ahorrar costos.
Desde el Instituto de Vivienda de Medellín, Isvimed y la Empresa de Vivienda de Antioquia, Viva, también hicieron presencia en la entrega del edificio. Valentina Aguilar, directora del Isvimed, dijo que desde la Alcaldía están comprometidos a buscar recursos y aliados para poder construir viviendas al interior de los barrios y que sean accesibles. Dice que el déficit habitacional de la ciudad es de aproximadamente 100.000 familias y que en el plan de gobierno, que sigue en construcción, proyectan entregar unos 4.000 subsidios para vivienda nueva y construir 1.200 viviendas.
Por su parte, Rodrigo Hernández, gerente de Viva, aseguró que en el departamento hay un déficit de más de 190.000 viviendas nuevas y que esta gobernación se compromete a construir 50.000, especialmente en las regiones del Bajo Cauca, Urabá y el Valle de Aburrá.