Medellín

Alcaldía obliga a sus funcionarios a repartir el “Poder de la verdad”

Hasta al secretario de Educación se le ha visto en las calles repartiendo el periódico con el cual el exalcalde Quintero “vende” su gestión lleno de datos y cifras engañosas. Están encartados con 1 millón de ejemplares.

27 de octubre de 2023

Mientras ojeaban con desgano y escepticismo las cifras inexactas y los datos inflados (como la lista de obras entregadas y los números de atención a la infancia) que encontraban en medio del reguero de periódicos, cartillas, volantes y plegables con los que Daniel Quintero inundó la ciudad en los últimos días, los líderes comunitarios e integrantes de la veeduría de la comuna 6 se toparon con una imagen que los dejó tiesos.

En medio de todo ese festín de autobombo con el que Quintero hizo su rendición de cuentas tras renunciar al cargo, encontraron la foto de su compañero Jorge Iván Echavarría Agudelo, solo que en el folleto que repartió Quintero no se llamaba así sino Alberto, un feliz ciudadano que supuestamente hace parte de las “11.500 personas que ahora transitan por Las Palmas de manera segura” luego de una intervención de taludes por parte de la Alcaldía.

Pero Jorge Iván, integrante de la veeduría de la Comuna 6, jamás expresó esas palabras, ni dio su consentimiento para que saliera su fotografía y menos bajo un nombre inventado. La Alcaldía tomó su foto de redes sociales, le cambió el nombre y le atribuyó un testimonio, un abuso por el que nadie en la administración ha respondido. Sin saber bien qué hacer con tan insólito atropello, la veeduría está pendiente de poner el caso en manos de la Personería.

La suplantación de la imagen de Echavarría podría ser una situación anecdótica, un error de algún diseñador, comunicador o coordinador de la Alcaldía. Pero en vista de los otros hechos que han rodeado este despliegue de propaganda se muestra más como un síntoma que como una anécdota.

En la semana previa a su renuncia, Daniel Quintero y su equipo empezaron a mover una campaña llamada “El poder de la verdad” con la que intentaron reforzar la narrativa de una alcaldía exitosa cuyo líder se lanzaba ahora nuevamente a las calles para revalidar su lucha y ganar otra vez el pulso en las urnas.

El sábado 30 de septiembre, horas antes de dejar tirado el cargo, salió a repartir “El poder de la verdad”, una cartilla en la que vendía, según él, los mejores logros de su administración. En los días posteriores, la estrategia de comunicación de la Alcaldía se volcó a posicionar este eslogan que también fue usado por parte de los integrantes de Independientes metidos de lleno en campaña, como Juan Pablo Ramírez, Alejandro Toro y el batallón de influenciadores que operan en favor de las campañas de Juan Carlos Upegui y Esteban Restrepo.

De manera que la rendición de cuentas, un ejercicio obligatorio de transparencia de los mandatarios de cara a la ciudadanía, terminó diluida en una estratagema más de campaña política.

Repartición a la desesperada

Señalan fuentes de la Alcaldía que a pesar de que la curaduría de datos y revisión de la información que se incluye en una rendición de cuentas toma varias semanas, la información que Quintero decidió llevar en su “Poder de la verdad” se seleccionó de manera exprés.

La improvisación que caracterizó a la Alcaldía estos cuatros años también permeó este ejercicio proselitista pagado con recursos públicos.

Resulta que a comienzos de esta semana a los diferentes grupos de trabajo de las secretarías los coordinadores trasladaron varios mensajes que venían directamente desde los secretarios. Primero fue una invitación sutil: necesitaban voluntarios que se quisieran sumar a la entrega del periódico de rendición de cuentas.

Dos tractomulas enormes acababan de llegar a la ciudad con más de un millón de ejemplares de “El Poder de la verdad”. Descargaron en el parqueadero de la planta de la Iguaná de la Secretaría de Infraestructura. Dos pisos repletos de periódicos y un caos logístico entre manos para distribuirlos.

Ante la poca cantidad de contratistas que aceptaron sumarse a la entrega de los periódicos de Quintero, el martes llegaron nuevas directrices, también directamente desde los propios secretarios. Esta vez con el mapa del lugar adonde debían llegar, la hora y la cantidad exacta de periódicos que tenía que repartir cada secretaría. La cifra mínima por dependencia fueron 10.000 ejemplares.

El miércoles el tono pasó de amistoso a perentorio y hasta intimidatorio. La orden desde los despachos de los secretarios fue que toda persona que no aceptara hacer parte de la entrega de periódicos en las calles tenían que entregar su justificación mediante excusa médica. “No les estamos pidiendo el favor”, fue el mensaje recibido.

Fue un mensaje de urgencia que expuso el desespero y desorden con el que convirtieron la rendición de cuentas en un acto in extremis de campaña en la última semana previa a las elecciones.

Esta orden velada llegó con una mención directa a lo que podría pasarles si no aceptaban participar de la actividad. Les adjuntaron un pantallazo con un fragmento del contrato que menciona la presunta obligación de los contratistas a “acompañar y apoyar” las acciones de la secretaría y la administración distrital. Por lo cual les advirtieron que quien no justificara su ausencia y no reportara evidencias de haber repartido periódicos en su informe mensual incurriría en incumplimiento, por ende su sueldo y contrato quedaban en peligro.

Con esas amenazas lograron convocar a cientos de contratistas que llegaron durante toda esta semana al sitio de acopio en el barrio Los Colores para montar en las camionetas de las secretarías entre 30 y 40 pacas y salir del lugar hacia los puntos previamente ordenados para repartir “El poder de la verdad”.

Dicen los contratistas de varias secretarías que tuvieron que dejar tirados decenas de actividades vitales para el cierre correcto de programas y proyectos, desairando a organizaciones y comunidades con las que ya tenían previamente acordados encuentros y trabajos.

“Pareciera que la orden es que toda la alcaldía quede frenada. Hay contratistas cobrando sin entregar desde hace semanas una sola evidencia de sus funciones contractuales, están dedicados a hacer campaña. Hay jefes y secretarios que desde hace semanas no asoman la cabeza por las tareas urgentes de las secretarías. La alcaldía medio intenta funcionar gracias a los de carrera y a los contratistas que siguen cumpliendo con sus funciones, al tiempo que se someten a los caprichos de los secretarios”, denunció un funcionario de la Secretaría de Educación, situación que corroboraron contratistas de otras dependencias.

Y es cierto. De hecho, hasta los propios secretarios y jefes de despachos han tenido que salir a repartir periódicos. En esas se le vio, por ejemplo, al secretario de Educación, Juan David Agudelo, cuyo cargo por cierto estaría colgando de un hilo, pues tras la decisión de Albert Corredor, amo y señor de la Secretaría, de no adherirse a Upegui la retaliación sería bajarlo de secretaría.

Rosario de falacias

El problema no es solo que el ejercicio de rendición de cuentas terminara en una actividad desesperada de cierre de campaña o que cientos de contratistas tuvieran que dejar tiradas sus funciones para repartir periódicos bajo amenazas. Resulta que al pasar el “Poder de la verdad” por la lupa aparecen grandes falacias y un festival de datos inexactos.

La lista es larga: por ejemplo en la página 9 dedicada a las obras “recuperadas” que “otros abandonaron”, el periódico incluye la Unidad Hospitalaria de Buenos Aires, una obra que si bien es cierto que estaba embolatada desde 2016, por ahora sigue sin ofrecer sus servicios más importantes, pues por los retrasos en la entrega apenas abrió sus puertas hace un mes para consulta externa, vacunación, farmacia y laboratorio y apenas en noviembre, según la propia Alcaldía, podría tener urgencias, ayudas diagnósticas, odontología, cirugía, hospitalización. Cabe recordar que a pesar de que su construcción terminó a mediados de 2022, la obra estuvo un año cerrada y vacía.

En la página 11 aparecen otras perlas. Dicen que recibieron la desnutrición infantil en 7,6% en 2019 y la dejaron en 7,2%. Ya la propia Alcaldía había publicado, al parecer de manera involuntaria, que a junio de 2023 la desnutrición crónica llegó a 9,8%, una cifra que revela una crisis de salud pública sin precedentes en la infancia que habita la capital antioqueña, dato que fue avalado por organizaciones que llevan décadas haciéndole seguimiento a la problemática.

También es falso que la ciudad llevara 20 años sin intervenciones en la infraestructura educativa como lo sostiene en esa misma página. El dato es completamente engañoso. Según Medellín Cómo Vamos, Alonso Salazar, entre 2008 y 2011, invirtió $231.038 millones, que pasados a pesos constantes de 2021 equivalen a $357.903 millones. También en pesos de 2021, la inversión durante la alcaldía de Aníbal Gaviria fue de $277.366 millones y durante la de Federico Gutiérrez fue de $176.149 millones.

En contraste, Quintero solo destinó $57.133 millones entre 2020 y 2021 para mejorar infraestructura y para la gran intervención de 411 sedes educativas que prometió comprometió vigencias futuras por $319.000 millones que a pesar de haber sido aprobadas por el Concejo hace catorce meses apenas ha empezado obras en el 16% de los colegios.

Incomprensiblemente, en la página 13 tiene una foto gigante de la Clínica de la 80, la misma que Quintero prometió comprar y que finalmente, tras verse metida en un enredo administrativo por parte de la Alcaldía que incluso amagó con expropiarla de manera arbitraria, terminó siendo adquirida por un privado, la Clínica Vida para convertirla en la más grande en el tratamiento del cáncer en la ciudad.

En la página 19 aparecen más joyas: la inclusión de Parques del Río Norte que sin justificación válida tiene un retraso devastador. El mes pasado, según la alcaldía, apenas arrancaron las obras hidráulicas, la base de las tres etapas del proyecto urbanístico que significará la habilitación de 300.000 m2 de espacio público para el nororiente de Medellín. El gran problema es que el proyecto ni siquiera tiene diseños definitivos. En cuatro años de gobierno parece que no les dio tiempo de dejarlos.

Esto por no mencionar la inactividad de los famosos valles del Software, su programa bandera que nunca despegó; o la crisis histórica de vivienda que arrastra la ciudad y que está expulsando a miles de habitantes hacia las laderas por la especulación inmobiliaria y la suspensión de proyectos habitacionales.

En fin, todas esas cosas que Quintero omitió incluir en su “Poder de la verdad” cuando salió a venderle a la ciudadanía la idea de cuatro años más de mandato suyo.