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Crisis catalana hace tambalear a Pedro Sánchez

El Parlamento rechazó el proyecto de presupuesto del gobierno y, con ello, obligaría a adelantar las elecciones.

Periodista de la Universidad de Antioquia. Creo que es bello dedicarse a leer el mundo, a buscar los trazos que dan forma a esa figura punteada. Creo en los párrafos borrados, en las conversaciones obsesivas, en las palabras que buscamos y, a veces, encontramos.

14 de febrero de 2019

Desde su llegada al poder, el socialista Pedro Sánchez fue un presidente provisional en España. Su causa, durante estos ocho meses de gobierno ha sido, precisamente, abandonar esa condición de encargado.

Pero ayer, con el rechazo de su proyecto de presupuesto en el Congreso, esa posibilidad parece haberse esfumado y, sin más opciones, el gobierno anunció que el viernes definirá si adelanta las elecciones.

Los artífices de esa derrota son los mismos que allanaron su camino a la presidencia en junio de 2018, los parlamentarios catalanes, los cuales votaron en ese momento a favor de la moción de censura para destituir al mandatario anterior, el conservador Mariano Rajoy.

El error del presidente socialista fue no calcular que, en compensación, los independentistas aspirarían a que desde el gobierno abriera la posibilidad de un referendo en Cataluña para decidir de forma legal –a diferencia de la votación en 2017– si se separan de España.

Como afirma el analista español Alfonso Vidal, “los catalanes le han pedido algo que no podía conceder”: poner en riesgo la unidad de España para obtener una ayuda política. Sánchez dijo no y los separatistas actuaron en consecuencia.

Votaron igual que la derecha del PP, Vox y Ciudadanos en contra de los presupuestos, para los cuales no alcanzó el apoyo de la izquierda representada en Podemos y el Partido Nacionalista Vasco.

La derecha, ¿fortalecida?

Como señala Marta Rovira Martínez, profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), el conflicto con Cataluña de alguna forma está acaparando la política española e “impide que se llegue a acuerdos como antes”.

Sánchez se vio atrapado por esa disputa que lo hizo blanco de los dos bandos: el independentista, que solo considera un diálogo para pactar su retirada, y el nacionalista, que como señala Rovira “pone la unidad de España por encima de la democracia”. Esa línea dura, de acuerdo con los expertos, podría ser la favorecida por esta coyuntura