Irán, ¿guerra inminente o amenazas vacías?
La tensión entre Estados Unidos y este país de Medo Oriente parece plantear un escenario bélico. ¿Qué tan probable es?
Periodista de la Universidad de Antioquia. Creo que es bello dedicarse a leer el mundo, a buscar los trazos que dan forma a esa figura punteada. Creo en los párrafos borrados, en las conversaciones obsesivas, en las palabras que buscamos y, a veces, encontramos.
Durante las últimas semanas Estados Unidos e Irán han representado el rol de dos países a punto de librar una guerra. Los episodios de tensión –que comenzaron el 12 mayo con el sabotaje a varias embarcaciones petroleras en el estrecho de Ormuz, atribuido por Washington a Teherán y aumentaron con el ataque a otros dos buques a mediados de junio– cruzaron un límite la semana pasada, cuando el presidente estadounidense Donald Trump afirmó haber ordenado un ataque que causaría 150 muertos que detuvo a último minuto.
El propio mandatario narró a través de Twitter la contracara del episodio, expuso esos momentos cruciales que en un escenario normal serían un secreto de Estado: “El lunes (las fuerzas iraníes) derribaron un avión no tripulado en aguas internacionales. Estábamos preparados para tomar represalias anoche (jueves) en 3 lugares diferentes cuando pregunté cuántos morirían: ‘150 personas, señor’, fue la respuesta de un general. 10 minutos antes del golpe lo detuve. No es una respuesta proporcional a derribar un avión no tripulado. No tengo ninguna prisa”, publicó Trump el viernes.
El nivel de detalle de su narración fue inusual. Tal como señala Hasan Türk, experto en Medio Oriente, una razón para pensar que el conflicto no irá más allá de las amenazas es la espectacularidad con la que estas se están formulando.
Otra forma de guerra
Sin embargo, hay un terreno en el que las agresiones parecen ir más allá de lo verbal: el de la confrontación cibernética. Las señales de esa guerra paralela de radares y comunicaciones son numerosas. El gobierno de Irán denunció este domingo la incursión en mayo de un avión espía no tripulado en su espacio aéreo y el diario estadounidense Washington Post afirmó que Estados Unidos atentó contra sistemas de misiles iraníes a través de ataques cibernéticos.
Este último señalamiento no fue ni desmentido ni ratificado por el Pentágono, pero para Türk tiene sentido que la confrontación se desarrolle por esa vía indirecta en Medio Oriente, una de las zonas del mundo con más ojos de cámaras y espías encima.
“Después de todo, entrar en una batalla real para dos países con las capacidades bélicas de EE. UU. e Irán significaría no solo el fin para cada uno de los bandos sino para parte del mundo”, afirma.
Para el experto es poco comprensible que Trump se embarque en una guerra contra Irán seis meses después de retirar sus tropas de Siria y teniendo en cuenta que entre las consignas que lo llevaron a la presidencia en 2016 estuvo la crítica a que Barack Obama había involucrado al país en demasiados conflictos en Oriente Medio.
Pese a la hostilidad del gobierno Trump con Irán, con el cual rompió en 2018 un pacto nuclear y mantiene presionado a través de sanciones económicas, el gobierno musulmán es uno de sus últimos problemas.
“Lo que de verdad preocupa a Estados Unidos es el crecimiento de sus potencias rivales; de China en el campo comercial y de Rusia en el geopolítico. Un conflicto con Irán, en lugar de ganar terreno para Trump, lo haría retroceder en ambos frentes”, afirma Türk.
Pero la inviabilidad de una guerra no es una garantía para que no suceda y, en el caso de Estados Unidos, aún hay dudas sobre si las órdenes dadas y canceladas desde el escritorio de la Casa Blanca son calculadas actuaciones de disuasión, o rabietas de Trump alentadas por figuras como el asesor de seguridad y artífice de la Guerra de Irak, Jhon Bolton. Representaciones o impulsos que, en algún punto, podrían no detenerse a tiempo