En Sudán, 1.200 niños han muerto por la guerra
Los menores de cinco años de edad murieron en campos de refugiados afectados por la desnutrición y enfermedades como el sarampión.
Amo el periodismo, y más si se hace a pie. Me encantan los perros, y me dejo envolver por una buena historia. Egresado de la Universidad de Antioquia.
La crueldad de la guerra no solo se refleja en las balas que cruzan de un campo a otro y asesinan a combatientes y civiles. La dureza de la guerra también se ve reflejada en las víctimas afectadas por los daños colaterales que se desprenden de las acciones bélicas y que en Sudán ha cobrado la vida de 1.200 niños durante este 2023.
Sin empuñar los fusiles, los pequeños entre o y cinco años de edad han muerto por dos consecuencias de esa guerra: la desnutrición y el brote de enfermedades como el sarampión. Así lo reseña un informe presentado por las Naciones Unidas en la tarde de este martes, en el que afirmó que estos niños han muerto en nueve campos de refugiados.
“Debido a la cruel indiferencia hacia los civiles y a los persistentes ataques contra los servicios de salud y nutrición, la Unicef teme que miles de recién nacidos mueran de aquí a finales de este año”, manifestó en rueda de prensa en Ginebra, Suiza, el portavoz de Unicef, James Elder.
Según los datos y registros hechos por Unicef, estos menores de edad llegaron a los campos de refugiados provenientes de Etiopía y Sudán del Sur, como lo informó la directora de Salud Pública de Acnur, Allen Maina.
Niños mueren de hambre
Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), más de 380.000 sudaneses llegaron a Chad desde el 15 de abril. Entre ellos, varios niños en estado de desnutrición grave, “murieron poco después de su hospitalización”, alerta la ONU.
En Sudán, el hambre causó la muerte de al menos 500 niños desde el 15 de abril, y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) calcula que 20 millones de personas están expuestas a una situación de “hambre grave”.
“La mayoría de los pacientes que acuden a nosotros sufren de paludismo, infecciones en los ojos, enfermedades respiratorias o desnutrición”, relata la médica voluntaria Nur Al Cham desde el campamento “Norte” en Adré.
Los refugiados a menudo ya vivían en condiciones difíciles. En Sudán, mucho antes de la guerra, 78.000 niños morían cada año de “causas evitables, como la malaria”, según la ONU. A estas enfermedades se añade la falta de agua potable. En Adré los refugiados “comienzan a hacer fila para obtener agua a las 2 de la mañana a causa de la escasez”, detalla Médicos Sin Fronteras.
Los trabajadores humanitarios lamentan que la comunidad internacional sólo haya pagado una cuarta parte de los fondos prometidos. El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, dijo el martes que el mundo tiene los medios para evitar las muertes de los pequeños.
“Pero decenas de niños mueren cada día como resultado de este devastador conflicto y de la falta de atención mundial. Podemos evitar más muertes, pero necesitamos dinero para la respuesta, acceso a los necesitados y, sobre todo, el fin de los combates”, manifestó Grandi a la prensa.