Almagro, reelegido entre el rechazo y la ovación
El secretario general de la OEA obtuvo 23 votos a favor y 10 en contra. Algunos Estados cuestionaron su “falta de imparcialidad y objetividad”.
Periodista egresada de la facultad de Comunicación Social - Periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, ha tenido diversas posiciones sobre la reelección. En 2018, cuando el expresidente de Bolivia, Evo Morales, se presentó a su cuarto periodo en el cargo, Almagro aseguró que la reelección no es un derecho humano, como lo alegaba Morales. Luego, ese mismo año, también rechazó el triunfo de Nicolás Maduro en Venezuela para otra etapa en el Palacio de Miraflores.
Pero ayer a Almagro le llegó su propia reelección en el recinto del organismo multilateral en Washington. Con una votación de 23 sufragios a favor y 10 en contra entre los miembros de la OEA, consiguió quedarse un periodo más al mando del organismo de Estados más antiguo del mundo, con un mandato que irá hasta marzo de 2025.
Solo tenía una contrincante, la excanciller ecuatoriana María Fernanda Espinosa, que no contaba con el espaldarazo, ni siquiera, de su país. La reelección era predecible. Desde que Colombia lo postuló para quedarse, presidentes de varios países fueron anunciando su adhesión a esa candidatura. El interrogante era, entonces, que dirían sus opositores ante su nombramiento.
La OEA es una institución que en los últimos años ha seguido la tradición de reelegir a sus secretarios. El chileno José Miguel Insulza estuvo a su mando por dos periodos, entre 2005 y 2015; también el expresidente colombiano César Gaviria, de 1994 a 2004; el diplomático brasileño João Clemente Baena, en el lapso de 1984 a 1994, y otros más. Incluso el actual secretario adjunto, Néstor Mendez, fue ratificado para un periodo más ante le falta de postulados.
Oposición en casa
Esta semana diecisiete Estados miembros (la mitad de todos sus integrantes) enviaron una carta al Consejo Permanente de la OEA reclamando aplazar la elección debido a los impedimentos de viaje para los cancilleres y los requerimientos de seguridad sugeridos por la Organización Mundial de la Salud ante la pandemia que afecta al mundo. Hasta el presidente de Estados Unidos Donald Trump sugirió hacer eventos de menos de diez personas.
Esa solicitud se quedó en el papel. Al final, la sesión se llevó a cabo guardando distancia entre los delegados, quienes portaban tapabocas y guantes.
Contados los votos que dieron el triunfo a Almagro, la primera en pedir la palabra fue la representante de México Luz Elena Baños quien, dirigiéndose a él, le dijo: “La OEA requiere de un secretario que entienda que su papel debe ser imparcial y objetivo. Usted inicia un segundo periodo con falta de apoyo y ante el rechazo de un grupo importante de estados. Su elección es lo que cualquier Misión de Observación Electoral determinaría como malos actos”.
La delegada de Argentina, Graciela Curia, se unió a las críticas asegurando que la organización está “paralizada por su polarización, restándole capacidad de interlocución y volviéndola menos relevante”. Esos dos escaños, junto a otros como Uruguay y estados del Caribe, han manifestado su descontento con aspectos de la política de Almagro.
Como lo apunta el internacionalista de la Universidad Externado, Aldo Olano, su gestión ha estado marcada por “la lucha contra el castrochavismo en Latinoamérica y todo lo que signifique progresismo o gobierno de izquierda”. De ahí que una parte de la OEA se oponga a este mandato. Pero ya es un hecho y el uruguayo encarará los temas de la agenda común durante el próximo lustro. Ayer Almagro optó por cerrar la polémica diciendo que sigue siendo el secretario de 34 Estados miembros y “estos deben sentirse representados por el trabajo que realizamos en defensa de los pilares de la organización”, una tarea que le queda para este tiempo con el reto de reunificar el organismo..