Niña de 15 años fue condenada a cadena perpetua por asesinar a tiros a su madre en Estados Unidos
Un video grabado con la cámara de vigilancia de la casa reveló el accionar de la menor contra su madre y padrastro. Una niña fue testigo clave en la audiencia.
Carly Madison Gregg, de 15 años, fue condenada a cadena perpetua este viernes por asesinar a su madre con disparos e intentar hacer lo mismo con su padrastro en Mississippi, Estados Unidos.
Los hechos ocurrieron el pasado 19 de marzo de 2023 cuando Carly, que tenía 14 años, llegó a su domicilio en el condado de Brandon para dirigirse directamente a la habitación de su madre Ashley Smylie, de 40 años. Tras varios minutos de discusión entre ambas, la menor tomó una pistola Magnum 357 que estaba debajo del colchón y le disparó tres veces hasta quitarle la vida.
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La niña caminó después hacia la cocina con el arma en la espalda, se sentó en una silla (mientras la veían sus perros) y le envió un mensaje de texto a su padrastro Heath Smylie, de 39 años, para contarle lo sucedido. Horas después, el padrastro arribó a la vivienda y encontró a la menor con el arma. Smylie intentó quitarle el revolver, pero recibió un disparo en el hombro y vio como ella huía por el jardín.
Carly no solo le envió un mensaje a su padrastro, también le mandó uno a su amiga para pedirle que fuera a su casa no sin antes preguntarle si “¿alguna vez has visto un cadáver?, ¿te da asco?”.
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Aquella amiga (también menor de edad) que fue testigo en la audiencia, aseguró que cuando llegó a la casa de Carly, ella le dijo que “mi mamá está ahí”. La niña afirmó después ante el juez que ella asomó la cabeza por la puerta y pudo ver a la madre de Gregg con una toalla sobre la cabeza y los brazos cruzados.
Carly Madison Gregg fue sentenciada también a una condena de diez años por el delito de manipulación de pruebas. De acuerdo con la agencia EFE, “antes de que se leyera la sentencia, la fiscal pidió al jurado que condenara a Gregg a cadena perpetua sin libertad condicional, con el argumento de que la menor no había mostrado ningún tipo de remordimiento por el crimen cometido y que no tenía serios problemas de salud mental”.