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Madre de Alexéi Navalny pudo ver el cadáver de su hijo, pero Gobierno ruso la sigue presionando por su sepelio

Tras casi una semana, Liudmila Navalnaya pudo ver el cuerpo de su hijo tras morir en extrañas circunstancias en una prisión en el Ártico. Sin embargo, dijo que los investigadores rusos la amenazaron con “hacerle algo” al cadáver si no le hace un “funeral secreto”.

22 de febrero de 2024

Liudmila Navalnaya, madre del fallecido opositor ruso Alexéi Navalny, aseguró este jueves que por fin pudo ver el cuerpo de su hijo, aunque a su vez denunció presiones por parte de las autoridades rusas para celebrar un “funeral secreto”.

Por ley, deberían haberme entregado el cuerpo de Alexéi inmediatamente, pero en lugar de eso me están chantajeando y poniendo condiciones sobre dónde y cómo debe ser enterrado Alexéi”, dijo en un video publicado en el canal de YouTube del opositor, que fue reportado muerto el pasado viernes 16 de febrero en medio de una caminata en la prisión en el Ártico donde pagaba una pena de 19 años por “extremismo”.

Navalnaya indicó que los investigadores rusos han amenazado con “hacerle algo” al cuerpo del opositor si se niega a estas condiciones. “No quiero eso. Quiero que todos los que aman a Alexéi y para quienes su muerte fue una tragedia personal tengan la oportunidad de decirle adiós”, expresó.

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Liudmila Navalnaya ha reclamado públicamente a las autoridades que le entreguen el cadáver de su hijo, después de que varias personas del entorno del difunto opositor, entre ellas su viuda, Yulia Navalnaya, hayan señalado que se trató de un “asesinato”.

El Servicio Penitenciario Federal del distrito autónomo ruso de Yamalia-Nenetsia anunció la muerte de Navalny tras “encontrarse mal durante un paseo”. Moscú ha rechazado las críticas por su fallecimiento y pidió esperar a los resultados oficiales de la autopsia.

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El activista de 47 años llevaba encarcelado desde su detención, en enero de 2021, cuando regresó a Moscú desde Berlín, donde había estado recuperándose de un envenenamiento que tanto él como los gobiernos occidentales atribuyeron al servicio de seguridad del presidente ruso, Vladimir Putin.