Una OTAN que se expande, divide a Rusia y Ucrania
El Kiev aseguró que el Kremlin lo invadiría durante esta semana.
Si eso ocurre, ya hay listo todo
un despliegue armado.
Periodista egresada de la facultad de Comunicación Social - Periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es la manzana de la discordia de la crisis entre Estados Unidos y Rusia por la aparente intención de este último de invadir, una vez más, territorio ucraniano, como lo hizo en 2014 cuando se anexionó la península de Crimea y Sebastopol.
El régimen de Vladimir Putin reprocha la política de ampliación que tiene la alianza trasatlántica cerca de sus fronteras y ve en Ucrania una línea roja: no aceptará que ese país, que consiguió su independencia de la Unión Soviética en 1991, se acerque más a occidente.
En lo que Putin ve una amenaza, desde Kiev su par y tocayo, Volodímir Zelenski, perfila un objetivo de política exterior. En esa sencilla explicación, con tantos antecedentes como los 30 años de historia de independencia de Ucrania, está el eje de las tensiones militares que se sienten por estos días en la frontera entre los dos países de Europa del Este.
Rusia realiza ejercicios militares con 10.000 soldados en cuatro ciudades. Tres tienen fronteras con Ucrania y una más queda en las inmediaciones con Bielorrusia, que también es vecina de los ucranianos.
Zelenski desde el Kiev dice estar en riesgo de una invasión, un temor que quedó fundado en enero de 2014 cuando, en medio del Euromaidán que paralizó a su país, Putin ordenó una incursión militar que se apoderó de Crimea y Sebastopol, y se ahondó con la Guerra de Donbás, en la que desde abril de ese año se enfrentan fuerzas prorrusas con el gobierno de Ucrania.
Putin no quiere que su vecino sea otro más de los aliados de occidente, pero este se niega a ceder a las pretensiones de Moscú; Estados Unidos y los europeos quieren seguirse expandiendo a través de la OTAN y Ucrania está lista para dar el paso de unirse al bloque. Si lo hace, el riesgo de un enfrentamiento sería más tangible.
Las fronteras de la OTAN
Tres países que pertenecieron a la Unión Soviética y tienen fronteras terrestres con Rusia –Estonia, Letonia y Lituania– están en la Alianza Trasatlántica y cuentan con despliegue militar de esta. Cada uno tiene grupos de batalla multinacionales con personal de Estados Unidos y otros aliados como Alemania y Canadá, además de Unidades de Integración de Fuerzas que funcionan como pequeños cuarteles de entrenamiento.
Noruega, con el que comparten una pequeña zona limítrofe de 195 kilómetros, es sede del Centro de Guerra Conjunta, que sirve como el principal punto de entrenamiento de esa zona.
Entre los otros países que comparten frontera con Rusia están Bielorrusia, Ucrania y Georgia, el primero es uno de sus aliados y los dos últimos son dos exterritorios soviétivos que están listando su ingreso a la OTAN y la Unión Europea, la discordia en la relación de Rusia con Occidente.
Hay otros que no tienen frontera con los rusos y tampoco pertenecieron al bloque soviético, pero están geográficamente cerca. Turquía es uno de estos y allí desplegaron un sistema de defensa contra misiles balísticos de Estados Unidos, un conjunto de bases aéreas con 16 aviones conocida como Awacs (que tiene aeronaves también en Grecia, Italia y Noruega) y un conjunto terrestre aliado.
En Bulgaria hay cuarteles de entrenamiento de tropas, un cuartel general en Bucarest y brigadas de ejercicios; y también desplegaron bases en Rumaria y Polonia.
Esas movidas militares que se hacen en sus inmediaciones y de las que no tienen control alguno son el eje de esta disputa que comenzó en noviembre de 2021: Putín no ve con buenos ojos que más territorios que antes fueron sus hermanos y están cerca de su área de influencia de se alíen con su adversario global, pero estos insisten en unirse a ese bloque y desligarse de la herencia soviética.
Expansión en Europa
La OTAN comenzó como un grupo de 12 miembros y ahora cuenta con 29: Albania, Alemania, Bélgica, Bulgaria, Canadá, República Checa, Croacia, Dinamarca, Estados Unidos, Estonia, Eslovaquia, Eslovenia, España, Francia, Grecia, Hungría, Islandia, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Montenegro, Noruega, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, Rumania y Turquía.
Para dar por terminada esta suerte de guerra fría que se vive desde noviembre, el Kremlin está reclamando que la Alianza Trasatlántica firme un acuerdo en el que prometa que no se aliará con Ucrania y que devuelva sus fronteras militares a los límites que tenían en 1997.
Una pretensión que está lejos de las líneas en las que Occidente consideraría ceder. El tratado de creación de la OTAN plantea que la membresía del grupo está abierta para cualquier Estado europeo “en condiciones de promover los principios del presente Tratado y de contribuir a la seguridad de la zona del Atlántico Norte”. La OTAN está gestionando la llegada al grupo de Georgia, Bosnia y Herzegovina y la Antigua República Yugoslava de Macedonia, y Ucrania ve como un punto clave de su política internacional el ingreso a esas plataforma.
Pero que Ucrania y Georgia se afilien a la OTAN es un paso más allá del que dieron los bálticos en marzo de 2004 cuando cerraron filas alrededor de esta: son territorios más determinantes para Rusia, amplios y cercanos –geográficamente– a Moscú. Y, sobre todo, no tenían una disputa tan marcada con el Kremlin, como sí sucede con Kiev.
La inteligencia militar de Ucrania dijo en 2021 que Rusia preparaba una invasión entre “finales de enero y comienzos de febrero”. Ese momento es ahora y, de ser cierto, los ucranianos tendrían el respaldo del despliegue militar de la OTAN para defenderse, una suerte de confianza para ellos, pero un riesgo de otra guerra para el mundo.