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El político que no creyó en la covid-19 y está en la UCI

El contagio de Boris Johnson se confirmó el 27 de marzo y desde el domingo está internado en un hospital en Londres.

Periodista egresada de la facultad de Comunicación Social - Periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana.

07 de abril de 2020

Cuando el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, estaba en campaña a finales de 2019, decidió mostrar que podría combatir la criminalidad entrando en un cuadrilátero de boxeo. Vistiendo corbata, con las mangas enrolladas y zapatos de traje, comenzó a dar golpes a un entrenador con manoplas rojas. El color de su rival del Partido Laborista.

Los guantes de Johnson tenían un mensaje: Get Brexit done. Conseguir la salida del Reino Unido de la Unión Europea fue su premisa desde que empezó la carrera para liderar la colectividad. Su ascenso comenzó a mediados del 2019, ante la renuncia de Theresa May por el bloqueo parlamentario a su acuerdo del Brexit.

Con 55 años, divorciado y padre de cuatro hijos, encaró una batalla contra el tiempo para poner a marchar el Brexit, un sueño de la derecha británica estancado en el deseo desde el referendo de junio de 2016, en el que con una participación del 72 % y un estrecho margen del 3,8 % la ciudadanía eligió dejar el bloque.

Ahora tiene una disputa en la que su vida está en juego. En ese hipotético ring que alguna vez escenificó, en una esquina está él y en la otra el coronavirus, la pandemia que suma 52.274 contagios y 5.383 decesos en su país, un censo del que él hace parte y una pelea ineludible que hoy combate desde el hospital St. Thomas de Londres, en la UCI.

Mientras los países que se quedaron en la Unión Europea invitaban a aislar a la población, en Londres, Johnson mantenía las escuelas y los comercios abiertos. “Lávense las manos el tiempo que dura cantar dos veces el cumpleaños feliz”, decía, convencido de que medidas como prohibir eventos multitudinarios tendrían un impacto “limitado” en la expansión del virus.

Johnson es un solitario. En las elecciones parlamentarias del 12 de diciembre votó en compañía de Dilyn, su perro adoptado de raza Jack Russell. Al salir de las urnas, posó ante los medios besándolo en el mejilla. El resultado de esos comicios le dio la mayoría en el Parlamento y todos los poderes para llevar a cabo el Brexit.

Un despertar tardío

Así, ermitaño, al comienzo guió las medidas del Reino Unido frente a la pandemia, privilegiando primero la economía y no la salud pública. Corrían los días de marzo y su papá, Stanley Johnson, bromeaba sobre salir a tomarse una cerveza al Pub porque, a su juicio, tal como lo declaraba su hijo, no había riesgos por el coronavirus.

“Estuve en el hospital la otra noche, creo que había pacientes con coronavirus, y estreché la mano de todos”, dijo Johnson el 3 de marzo. Hacía caso omiso al contagio.

El 20 de marzo llegó un estudio de Imperial College of London que cambió su visión. Como lo escribió el periódico español El País, hizo que “Boris Johnson dejara de ser Boris Johnson”. Con un modelo matemático, la prestigiosa universidad consideró que el 80 % de la población se infectaría y 510.000 personas fallecerían-

Dos días después Johnson comenzó a implementar fuertes medidas en salud pública. “El coronavirus es el reto más grande que este país ha enfrentado por décadas. En el mundo ya hemos visto el impacto de este asesino silencioso y si mucha gente se enferma el sistema de salud no podrá soportarlo”, dijo.

El 27 de marzo dio positivo de coronavirus y fue aislado. El pasado domingo, lo trasladaron al hospital, según el gobierno, como prevención, y en la tarde de ayer terminó en cuidados intensivos.

Londres celebraba los Juegos Olímpicos de 2012. Johnson, alcalde de ese entonces, colgó a 20 metros de altura, pendiendo de una cuerda de canopy que se atascó mientras hacía una pirueta en el aire en el marco de un evento de las justas deportivas. Durante 5 minutos los transeúntes del Parque Victoria vieron a Johnson en suspenso, sosteniendo en cada mano una bandera de Reino Unido mientras respondía preguntas de los periodistas.

“Su estilo es sorprender y llamar la atención. Ese tipo de personalidad es lo que aprovecharon los conservadores para ponerlo en el poder. Una forma de hacer política en la que lo importante es lo económico”, explica la profesora de relaciones internacionales de la Universidad Javeriana, Ildiko Szegedy Maszak.

A Johnson ese estilo le jugó una mala pasada que ahora lo tiene luchando contra una enfermedad mortal. Como aquel día que estuvo colgado en el cielo de Londres, hoy el mundo mira hacia él esperando qué pasará con el primer ministro de uno de los países europeos más afectados por el coroanvirus.