Ganó Trump, ¿es el fin del mundo?
Soy periodista del área digital de El Colombiano. Si la vida no me hubiera arrastrado hasta el periodismo, tal vez habría sido bailarina.
“No es una opción, no va a ganar. Trump es el anticristo, siembra miedo y me da risa. Es un anticristo en un mundo contemporáneo”, dijo el pasado lunes la cantante mexicana Paulina Rubio.
Un día después, la voz más importante de la música ranchera, Vicente Fernández, se unió a la posición de Rubio: “Trump no va a ganar. Dios es muy grande y no permite que un loco como él maneje a Estados Unidos, y a todo el mundo”.
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Pero al parecer Dios no escuchó las plegarias de los cantantes mexicanos: este martes los estadounidenses salieron a votar y eligieron a un “loco”, según ‘Chente’, y al mismísimo “anticristo contemporáneo”, según Paulina Rubio, como el Presidente del país más poderoso del planeta. ¿Es el fin del mundo?
Cristian Rojas González, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana, está convencido de que “Donald Trump Presidente” no es algo tan catastrófico como lo pintan.
“Estados Unidos es un país con unas instituciones muy sólidas, que ponen límites al poder ejecutivo. Están, por ejemplo, el Congreso y las altas Cortes, que no dejan al presidente hacer lo que se le antoje”, explica el profesor Rojas.
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Además, en el país norteamericano, el poder del presidente está condicionado a lo que decidan los miembros de su partido; en el caso de Trump, el Partido Republicano.
“En Estados Unidos el Partido no le pertenece al Presidente, sino que el Presidente le pertenece al Partido”, aclara el profesor de La Sabana.
Por eso, los miembros del Partido Republicano -algunos de los cuales manifestaron su profundo rechazo a la candidatura de Donald Trump-, tendrán la misión de ponerle el “tatequieto” al nuevo Presidente de la mayor potencia económica y militar del mundo.
“No nos imaginemos a un Daniel Ortega -presidente de izquierda de Nicaragua- ni a un Gobierno como el de Hugo Chávez, en donde la Asamblea de Venezuela hizo y deshizo según su antojo”, dice Rojas.
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Según el profesor, con todo el sistema de límites que Estados Unidos le ha fijado al poder Ejecutivo, una decisión en apariencia tan “simple” como construir un muro en la frontera con México es muy difícil de sacar adelante:
“Es muy probable que no haya muro ni ese tipo de cosas, porque primero tendría que pasar por el filtro del Congreso y después por el de la Corte Suprema de Justicia”.
Por eso mismo es que en ocho años de gobierno el presidente Barack Obama no pudo cumplir con una de sus principales promesas de campaña: cerrar la cárcel de la bahía de Guantánamo, en Cuba.
En cuanto a la política exterior, Trump ha mostrado su simpatía por el jefe del gobierno ruso, Vladimir Putin, y ha dicho que enviaría tropas a combatir a Siria, por lo que “puede haber una política más metida en esos asuntos”, argumenta Rojas.
Sin embargo, las relaciones de Estados Unidos con el mundo dependerán más que nada del equipo que acompañe a Donald Trump en la Secretaría de Estado, y que probablemente serán los miembros de su partido que han trabajado en administraciones republicanas anteriores, como la de George Bush hijo.
Así pues, la presidencia de Donald Trump no será el fin del mundo. Y como Jaime “el Bronco” Rodríguez, gobernador del estado mexicano Nuevo León, fronterizo con Estados Unidos, hay que dejar de tomarse en serio las amenazas del nuevo Presidente y empezar a confiar en las instituciones del país norteamericano, porque probablemente esa promesa de construir un muro en la frontera “es puro pedo”.