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Trump y la OMS, ¿funcionan mal los organismos multilaterales?

Periodista de la Universidad de Antioquia con estudios en escritura de guión de ficción y no ficción.

15 de abril de 2020

“A Winston le quedaba mucho mejor”. Era la mañana de un 5 de junio de 2018. Trump respondía sonriente a un guiño, otro, que un presentador inglés le proponía prestándole un sombrero similar a los que usaba el ex primer ministro británico. El mundo no estaba en pandemia y la anécdota, en una visita oficial del norteamericano a Reino Unido, era uno más en homenaje al líder que comandó la potencia europea en la Segunda Guerra Mundial. Horas antes la propia reina Isabel II le había regalado un ejemplar del libro de Churchill.

Tal vez de allí Trump aprendió que “un político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene, y de explicar después por qué no ha ocurrido”. Hace tres meses, el inquilino de la Casa Blanca llamaba a la tranquilidad en su país, elogiaba el accionar chino frente a lo que entonces era una epidemia de coronavirus, y era positivo frente a la gestión de la Organización Mundial de la Salud. “Se irá en abril con el calor”, alcanzó a predecir sobre la covid-19. No se cumplió y ahora intenta explicar el por qué de su error.

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“Se perdió un tiempo muy valioso”, dijo en las últimas horas antes de anunciar que su país suspendía las contribuciones a la OMS, que, según él mismo dijo, representan los mayores ingresos de la organización, entre unos 400 y 500 millones de dólares anuales. El tono, endurecido en las últimas semanas, apunta a una aparente negligencia de la organización frente a sus recomendaciones y su posible pasividad con China.

Trump recapituló los errores, en su opinión, de la OMS. Desde Washington llegó el primer veto a vuelos y viajeros de China, una decisión en su momento rechazada por la organización. “Si otros países hubiesen hecho lo mismo se hubiesen salvado muchas más vidas”. Califica, además, de “profundamente preocupante” el supuesto silencio de la OMS ante “la desaparición de investigadores y doctores y las nuevas restricciones a la información sobre la investigación de los orígenes de la Covid-19, por parte de China”.

Sus criticas tuvieron una corta pero contundente respuesta de la OMS la mañana de este miércoles, en su usual conferencia sobre la pandemia. “La OMS no hace política”, recalcó Tedros Adhanom Ghebreyesu, director de la organización, “nuestra única preocupación es salvar vidas”.

La pandemia del coronavirus superó la barrera de los dos millones de contagios y roza los 127 mil muertos. Aunque la emergencia no ha terminado e incluso en algunas regiones apenas se acerca el pico, el debate sobre el desempeño de las organizaciones multilaterales comienza a repuntar y el saldo, para la mayoría, predice necesidad de cambios.

La ONU, en el ojo del huracán

La Organización Mundial de la Salud es la oficina de la Organización de Naciones Unidas para temas de salud. Entró en vigor el 7 de abril de 1948, después de los estragos que la guerra había dejado en Europa. Una de sus primeras preocupaciones fue la erradicación de la viruela, que se logró en 1979. Además de apoyar líneas de investigación y compartir ese conocimiento con todos los Estados miembros, la OMS puede formular opciones de políticas públicas y recomendar acciones conjuntas, cuando se requieran.

Justo eso último es lo que ha hecho en la actual pandemia. “Naciones Unidas ha hecho lo que ha podido hacer frente al tema. Estamos, realmente, ante una situación inédita. Si bien en el pasado hubo otras epidemias, debido a la naturaleza de las interconexiones globales los impactos de esta han sido mayores. El sistema de Naciones Unidas nunca se había enfrentado a una situación similar a esta”, defiende el coordinador de relaciones internacionales de la Universidad Eafit, Luis Fernando Vargas. Las lecciones, sin embargo, son grandes.

“Tenemos que planificar un sistema internacional que afronte con mejor capacidad retos similares a este en el futuro. Esto replanteará estructuras de poder y administración política internacional”, dice. Aunque un fortalecimiento de estos mecanismos de política supranacional puede ser el camino más lógico, señala el experto, la pandemia coincide con lo que llama un “agotamiento de la globalización”. “Es posible que después de esto haya una tendencia a mirar más adentro y generar vínculos internacionales con más cautela”.

Las lecturas sobre la pertinencia de las recomendaciones de la organización no dejan de tener un componente político. Así lo intuye el experto en política estadounidense, David Castrillón, quien señaló que una idea unificadora hoy en el partido republicano en Estados Unidos es la que culpa a China de la pandemia. “Más allá de las críticas a la gestión de Trump, todos quieren coincidir en que los chinos son los culpables”, dice. Sin embargo, hay puntos de la gestión de la OMS que también se han cuestionado desde el ámbito académico y científico.

“La pandemia nos cogió a todos por sorpresa. Lo cierto es que las decisiones de la OMS siempre han estado semanas retrasadas de la expansión real del virus”, dice Yesica Giraldo, doctora en Epidemiología y Bioestadística, profesora de la Universidad CES. “A pesar de que no es momento de entrar en culpas, es cierto que hubo una cadena de errores que permitieron una mayor y más rápida expansión del coronavirus”,

Giraldo se refiere a una posible subestimación que no solo hicieron los Estados y la OMS, sino también la propia academia. “El nuevo coronavirus hace parte de una familia extensa de virus. Supusimos que su comportamiento iba a ser muy similar a otros. Sin embargo, su capacidad de contagio es mayor. De eso solo nos dimos cuenta después”, dice la experta. Pese a eso, considera que la respuesta de la organización fue, en su momento, la que pedía el conocimiento del virus.

“La perspectiva siempre hace ver fácil los señalamiento de malas o buenas decisiones. Lo que podemos hacer ahora son reflexiones sobre lo que tenemos que cambiar hacia el futuro”, finaliza, no sin antes mencionar que dentro de la discusión se deben reducir las interpretaciones políticas y convenientes de esos errores. “No me cabe duda de que Trump fue uno de los primeros en tener información de primera mano sobre lo que ocurría. Su postura ahora de culpar a la OMS es más una decisión política que algo basado en hechos, que, si a ellos nos vamos, lo señalan como un responsable de la situación actual de Estados Unidos”.

La OEA, en saldo rojo

Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa por vuestra presencia soberana”. Así terminó su primer discurso como reelecto secretario general de la Organización de Estados Americanos, un Luis Almagro con guantes azules, como única protección. Acababa de ser reelegido en ese puesto. Era 20 de marzo y la pandemia apenas tocaba las puertas latinoamericanas, Tal vez porque Ecuador reportaba 155 casos (hoy cuenta más de 7 mil), Brasil tenía 290 ( hoy tiene más de 20 mil) y muchos otros países apenas superaban la centena o incluso no reportaban, el nuevo secretario no mencionó una respuesta coordinada frente al virus.

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Sin embargo, y luego casi de un mes y miles de contagios, sigue sin hacerlo. La pandemia, entre tanto, ya cobra en América Latina más de dos mil muertos. ”Ha tenido un rol pasivo. Poco se ha ocupado la Secretaría de Almagro de este fenómeno. Ha preferido dejar la gestión a los Estados, y lo que eso demuestra es que los Estados son más importantes que la Organización”, dice Vargas. Las respuestas de los gobiernos latinos, añade Paula Ruiz, directoria de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Externado, fue “descoordinada”.

Todo lo que pasó en América Latina fue aislado. Perú tomó la decisión de cerrar sus fronteras, después Argentina, Ecuador, Colombia, Brasil tardó un montón. Este tipo de acciones se debieron tomar en el seno de las organizaciones multilaterales y en conjunto. No fue así” dice Ruiz. La OEA, agrega, ha tomando un tinte político mucho mayor en la gestión de Almagro, quien ha centrado su liderazgo en la situación de Venezuela y en la crítica al gobierno de Nicolás Maduro. “Más allá de lo que vimos hace un año con Maduro y Guaidó, la OEA se ha vuelto un organismo inoperante que solo se reúne para sacar comunicados ”.

Si bien el pasado 16 de marzo el Foro de Progreso de América del Sur (Prosur) reunió a los gobiernos de Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay y Perú alrededor del compromiso de compartir información, diagnósticos y practicas que ayuden a contrarestar la pandemia, la coordinación entre ellos se ha reducido a operaciones humanitarias de reingreso de nacionales de cada país en países vecinos.

“Vienen muchos escenarios de incertidumbre”, atina a predecir Ruiz, “el multilateralismo acaba de entrar en su más profunda crisis después de la Segunda Guerra Mundial. Resucitarlo requerirá acciones más allá de la buena voluntad”. Hace dos años, en Reino Unido, Trump bromeaba con una velada comparación entre él y Churchill. El sombrero, finalmente, no solo le ha quedado grande a él, en medio de una pandemia, también al mutilateralismo, del que el ex primer ministro británico fue un gran impulsor.