En fase terminal está la salud de los venezolanos
Expertos señalan 20 años de errores en gestión del sistema. Gobierno entrega medicinas a dedo.
Periodista egresada de la facultad de Comunicación Social - Periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana.
Hugo Chávez dio a los venezolanos el “derecho universal a la salud” con la Constitución que promulgó en 1999 y la arrebató de las manos del pueblo con el sistema sanitario que implementó en los 14 años de su gobierno y la gestión del actual mandatario de facto, el heredero de su socialismo del Siglo XXI, Nicolás Maduro.
Que el chavismo no supo gestionar el sistema era un voz a voz entre opositores, migrantes y pacientes que ya es reconocido por organismos internacionales. Un informe de Human Rights Watch (HRW) de abril de 2019 confirmó que el país vive una “emergencia humanitaria compleja”.
Aumentaron los niveles de mortalidad materna (65 %) e infantil (30 %) en apenas un año, hay brotes de enfermedades que podrían prevenirse con vacunación – como el sarampión y la difteria– y se incrementó la transmisión de enfermedades infecciosas como malaria y tuberculosis, indicó HRW. Además, reseñó altos niveles de inseguridad alimentaria y desnutrición infantil que se evidencian en una “alta proporción” de niños ingresados en hospitales con desnutrición.
Incluso el pasado lunes un niño de tres años falleció en el Hospital JM de los Ríos (institución pública) a la espera de un trasplante de médula.
Shannon Doocy, una de las investigadoras que realizó el informe, aseguró que “el colapso absoluto del sistema de salud, combinado con la escasez generalizada de alimentos, agudiza el calvario que viven los venezolanos y pone a más personas en riesgo”.
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La destrucción del sistema es el resultado de un cúmulo de errores en la gestión, casos de corrupción y una economía incompetente. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la inflación de 2019 será de 10.000.000% y asegura que la situación es la peor crisis económica de la historia de la región.
La salud es víctima de ese sistema financiero que no funciona, en un país donde el régimen fijó el salario mínimo para 2019 en 18.000 bolívares: casi 6 dólares que alcanzan para comprar un pollo. Con una economía en aprietos, ¿cómo sostener el sistema?
Para expertos consultados por EL COLOMBIANO, estos son los errores que llevaron a esta emergencia humanitaria compleja.
Cuba y los militares
Chávez prometió responder a la demanda con el programa Barrio Adentro, delegación de médicos cubanos que llegó desde 2003 para atender áreas desfavorecidas. Francisco Cabezas, director general de la asociación Convite, encargada de seguir la pista a la crisis de la salud, explica que se constituyó como uno de los servicios más importantes de atención en salud.
“Pero dos años después la misión comenzó a mostrar signos de retroceso, de falta de cumplimiento de metas”, explica. Hubo deserciones de los médicos y a la par había un “desmantelamiento institucional a la red del sistema de salud”. Barrio Adentro rendía cuentas a Chávez y el proyecto se conjugaba con la labor del Instituto Venezolano de Seguros Sociales y el Ministerio de Salud.
Prestaba atención a donde no llegaba el seguro o el ministerio, pero significó tres instituciones que marchaban por separado. Alejandro Velasco, profesor asociado de Newyork University, describe esta situación como un “conjunto de decisiones en políticas públicas que, en lugar de dedicar recursos a un sistema que ya existía, creó uno paralelo para mostrar logros de la revolución”.
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Chávez, en lugar de reforzar el sistema de hospitales y clínicas que ya existían, creó uno nuevo y distribuyó recursos entre ambos. En esa primera fase de la salud estuvo María Lourdes Urbaneja, una médica cirujana que entregó la cartera en 2003 a otro profesional de la salud, Roger Capella Mateo, quien renunció en 2007 por conflictos salariales con los enfermeros de Barrio Adentro.
Estos, aunque profesionales en la salud, tenían un aspecto en común: ser chavistas, una condición que se convirtió en el filtro de selección del mandatario para elegir a su equipo junto al militarismo. El Ministerio tuvo una administración corta de Erick Rodríguez Miérez y llegó Jesús María Mantilla Oliveros, un coronel del Ejército. Con Mantilla, “se sentaron las bases de la corrupción en salud”, explicó Cabezas. Al coronel Mantilla le siguieron otros dos ministros del Ejército y ajenos a la salud.
Petróleo en agonía
La economía de país depende del petróleo, específicamente, de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). Desde 2011 su precio cayó y esto afectó las finanzas públicas. Además, con la muerte de Chávez, hubo una fragmentación del liderazgo político y una pérdida de la capacidad de gestión del gobierno, así lo explica Héctor Schamis, profesor adjunto del Centro de Estudios Latinoamericanos de Georgetown University.
Y es que la caída del precio del crudo se conjugó con el fantasma del chavismo: la “corrupción sistémica”. Cuando el barril estaba a 140 dólares esta podía ocultarse, pero el crudo bajó hasta 60. “PDVSA quebró a punto de incompetencia y corrupción”, afirma Schamis.
Con un gobierno sin dinero, no hay recursos para inyectar a los servicios sociales. No es solo la salud, el servicio eléctrico, suministro de agua y la situación alimentaria también están en crisis.
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Aunque el informe de HRW señala que desde 2014 la situación se agravó, médicos e integrantes de organizaciones de Derechos Humanos consultados por EL COLOMBIANO indicaron que este colapso era previsible desde hace al menos quince años. Uno de ellos es Jo Delia, investigador de Provea e integrante de Codevida, quien señala un problema nuevo: la dependencia a las importaciones de medicamentos e insumos.
“Aumentaron las importaciones y el sistema comenzó a depender de insumos que venían de afuera. Llegamos al 90 % de deterioro, que hizo que el personal se retirara”. Con menos ingresos por un barril en depreciación que se sumó a la baja producción –porque dejó de estar en el top 3 de los mayores productores de crudo– el dinero que entraba no alcanzaba para cubrir las necesidades, especialmente porque una parte se lo robaban.
Los datos lo confirman: Venezuela es uno de los 20 países más corruptos del mundo según Transparencia Internacional.
Como si el petróleo no fuese suficiente para la agonía del sistema, la hiperinflación y la devaluación del bolívar empeoraron en los últimos años. “El bolívar ha estado colapsando y su poder es prácticamente nulo, lo que hace casi imposible importar medicinas y fármacos”, asegura Steve Hanke, profesor de economía aplicada de Johns Hopkins University. Entonces, a Maduro no le alcanza para dar calidad de vida a su pueblo.
Maduro soborna con salud
Jineth Amundaray tiene un hijo de 8 meses que sufre de hidrocefalia. A Fred, su “milagro de Dios”, el gobierno no le da lo que necesita: ella y su familia sobreviven con el apoyo de organizaciones que les brindan desde las medicinas hasta leche de fórmula para él.
A pesar de la escasez, los ciudadanos mantienen la esperanza de que el régimen responda por la salud pública.
EL COLOMBIANO habló con un hombre que padece lupus y perdió la vista después de que en 2015 el gobierno dejó de entregarle el tratamiento que necesitaba: “El neuroftalmólogo me explicó que el lupus ataca algún sistema del cuerpo. Afectó mis nervios ópticos y me destruyó la mielina”.
Para conseguir medicinas, este colombo venezolano de 59 años tuvo que registrarse en el Carné de la Patria porque el sistema público solo les da medicinas a las personas que están registradas.
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Desde finales de 2015, cada mes llama a la línea 0800 Salud Ya para solicitar la prendisona y el plaquinol que necesita, pero o no contestan o no hay disponibilidad y, si le dicen que pueden darle los fármacos, su esposa tiene que acudir a una Farmacia de la Patria a reclamar la medicina, un travesía que termina en un “no hay existencias”.
Un artículo de The New York Times publicado en marzo de este año reveló cómo Maduro usó a médicos cubanos y los servicios de salud para presionar a los votantes en las elecciones de mayo de 2018. El diario aseguró que el régimen presionaba con “simples recordatorios para votar por el gobierno hasta denegar tratamiento a los simpatizantes de la oposición que tienen enfermedades mortales”.
Maduro manipula a la población abusando de sus necesidades. Las personas consultadas por este diario que tienen el Carné de la Patria aseguraron que lo sacaron solo para poder acceder a medicinas y el mercado mensual que dan con este y que consta de tres libras de arroz, una botella de aceite, un kilo de azúcar, un paquete de leche, tres pastas de 900 gramos, un sobre de mayonesa y uno de salsa de tomate.
“En Venezuela la calidad de los servicios es mala porque la lógica del control político tuvo un detrimento en la capacidad técnica de la administración pública”, asegura Maximiliano Vejares, doctorando en Ciencia Política de Johns Hopkins University.
Danny Golindano, coordinador de la Red Nacional de Médicos, asegura que “Venezuela estructuró una medicina populista en la que el gobierno no invirtió”.
Todo esto evidencia una destrucción del sistema en el que los ciudadanos llevan la peor parte: vivir con hambre y sobrevivir con una salud en crisis