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Covid, Trump y comercio, claves en primeros 100 días

Estos son algunos de los aspectos que marcarán la agenda inicial de Joe Biden.

Tengo la maleta siempre hecha y mi brújula, que por lo general apunta al sur, me trajo al periodismo para aclarar mi voz. Busco la pluralidad y no le temo a la diferencia.

09 de noviembre de 2020

Terminado el dilatado conteo de votos en Estados claves como Pensilvania, Georgia, Arizona y Nevada, que se extendió hasta el sábado, Joe Biden por fin puede respirar tranquilo y empezar a preparar su mudanza a la Oficina Oval de la Casa Blanca desde el próximo 20 de enero, cuando empiece su período.

Sin embargo, el electo presidente de Estados Unidos no se enfrenta a una transición fácil y como era de esperarse, las prioridades de su agenda para los primeros 100 días de gobierno plantearían cambios sustanciales en las políticas hasta ahora adelantadas por su antecesor, Donald Trump, que continúa con su ofensiva jurídica para tratar de cambiar el resultado de las urnas, sin que hasta ahora haya logrado éxito alguno.

La pandemia de coronavirus y por ende la recuperación económica, la unidad del país que queda profundamente polarizado, el reacercamiento a espacios multilaterales como la Organización Mundial de la Salud, el regreso a compromisos como el Acuerdo de París, la continuidad de una política exterior dura hacia China y la migración, son los temas que, según expertos consultados por EL COLOMBIANO, ocuparán un lugar prioritario en el cronograma del demócrata, tan pronto se posesione como mandatario.

¿Obama 2.0?

Biden fungió como vicepresidente de Barack Obama entre 2009 y 2017, por lo que en un principio podría preverse un gobierno con líneas de acción muy similares. Pero analistas políticos difieren en hasta qué punto podrían ser mandatos similares. El consultor en Estrategia y profesor de la Universidad Militar Nueva Granada, Alejandro Godoy, considera que “es difícil creer que va a haber una continuidad solo porque él fue vicepresidente”.

“El contexto internacional es supremamente diferente al de 2009, pues si bien ya existía un competencia muy marcada en ese momento entre China y Estados Unidos era una relación con mucha más camaradería. Desde que llegó Trump, empezó a poner sus ojos en los indicadores y en la ventaja comercial que China sacaba sobre Estados Unidos. Ahora Biden puede intentar un nuevo acercamiento, pero eso no quiere decir que de la noche a la mañana la guerra comercial se vaya a acabar, pues todo ese camino recorrido de definición de aranceles no se puede desechar”, explicó el experto.

Y en ese aspecto concordó Mauricio Jaramillo Jassir, profesor asociado de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, quien pese a que considera que “como Biden participó en el Gobierno Obama, eso hace que vaya a retomar algunas cosas”, la cercanía con China no será una de ellas.

“En el tema de China va a haber una continuidad, para Estados Unidos va a ser muy difícil abandonar ese libreto porque tanto el país como el presidente inmediatamente serían acusados de debilidad”, sin embargo, “lo que sí se va a retomar, por ejemplo, es la participación en la Conferencia sobre Cambio Climático COP21 y el compromiso adquirido en el Acuerdo de París”, acotó.

Para Jaramillo, la razón es que “Biden intentará abandonar el unilateralismo”, algo que Godoy amplía como “el regreso de las relaciones en el sentido del libre comercio, no de poner a Estados Unidos primero que todo lo demás, como vemos con Trump, sino de buscar de nuevo a sus aliados naturales y trabajar en equipo”.

Sobre este punto, la lectura que hace el investigador en Sistemas Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, David Castrillón, es que el nuevo mandatario demócrata “tendrá actos que demuestren el compromiso de Estados Unidos con el orden internacional, lo que también podría significar que, desde una perspectiva económica, el país se una al Acuerdo Transpacífico”, un mecanismo de cooperación alcanzado en 2016 para reducir las barreras comerciales y que incluye temas como propiedad intelectual, arbitraje, derecho del trabajo y derecho ambiental. Del tratado hacen parte Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.

¿Latinoamérica en la mira?

Otra de las grandes expectativas con el triunfo del exvicepresidente es cuál será su postura frente a Latinoamérica, si se desmarcará de la política de “tolerancia cero” que profesó Trump sobre la migración y si la relación con sus vecinos del sur será prioritaria para Estados Unidos.

El experto de la Universidad del Rosario advierte que, a su criterio, “América Latina no es un tema importante ni prioritario para Estados Unidos”, pero que dicho esto, “sí hay algunos temas selectivos en los que Biden podría empezar a actuar”.

“Por el lado de Cuba, es previsible que Joe Biden intente retomar lo que se había hecho con Obama, es decir, suspender algunas de las sanciones a la isla, partiendo de la base de que esas medidas son anacrónicas. Si Estados Unidos tiene relaciones diplomáticas con países a los que ha sancionado, como Vietnam y China, nada le impide tenerlas con Cuba” explicó.

Y otra de sus consideraciones que, por ejemplo en términos de la relación con Venezuela, “hay una gran incógnita, hay que ver cómo va a reaccionar finalmente, pero no creo que Biden vaya a dialogar con Maduro por más que no estuviera de acuerdo con Trump en la idea de una intervención militar. Este es otro punto en el que se va a cuidar mucho de que no lo acusen de debilidad. Entonces es muy probable que haya una continuidad de las sanciones, de pronto derogar algunas, pero no va a haber una flexibilización automática”.

Y por último, añadió Jaramillo, está el caso de Colombia, para el que la conformación final del Congreso para este cuatrienio será definitiva, pues “habrá una mayor presión por el tema de derechos humanos. El partido demócrata ha sido muy crítico del actual secretario de Estado, Mike Pompeo, porque le ha faltado mayor exigencia al Gobierno colombiano en dicha materia”, mencionó Jaramillo.

Por su parte, Alejandro Godoy señala que en términos de la relación con el resto del continente, la migración será un tema primordial: “En Estados Unidos hay la suma nada despreciable de cerca de 11 millones de personas indocumentadas y eso es bastante llamativo porque Biden afirmó durante los debates que dentro de sus primeros 100 días de gobierno va a construir un plan en este ámbito para presentarlo al Congreso y que incluya a los dreamers, que son esos casi 700.000 jóvenes que entraron al país ilegalmente siendo menores de edad, acompañados o ayudados por sus padres”, que quedaron en vilo cuando Trump derogó el “Plan Daca”, que los protegía de la deportación.

Para el experto, otro de los temas que será clave es la relación con México y lo que ha venido ocurriendo en la frontera, pues el nuevo presidente “ha dicho que va a hacer todo lo posible por reencontrar con sus padres a los al menos 500 niños que fueron separados de ellos en los centros de detención migratoria”.

Pero Godoy avisora un punto de desencuentro entre el discurso de un Biden muy comprometido con el ambiente y el del presidente de México, Andrés Manuel López, “que le está apostando a fortalecer de nuevo la industria de petróleos del país. Esto es crucial si entendemos que el principal socio comercial de México es Estados Unidos”. Sin embargo, López Obrador no saludó la elección de Biden y prefirió esperar resultados oficiales, para no ser “impertinente”.

¿Y la pandemia?

Hasta ayer, Estados Unidos llegaba a 9,9 millones de casos de coronavirus y 237,567 muertes, según información de la Universidad Johns Hopkins. Biden asume la presidencia en un momento histórico que no solo tiene la salud pública en crisis, sino también la economía.

De hecho, Jaramillo acotó que “la recuperación pospandemia deberá ocupar la atención del mandatario” y en este punto, David Castrillón explicó que “el coronavirus continúa devastando no solo las vidas sino el bolsillo de los ciudadanos y uno de los primeros actos que yo esperaría ver de esta Administración sería la negociación con el Congreso de un paquete de estímulos para los más necesitados y reactivar comercio y sectores productivos”.

Añadió el experto que “se dice que, en parte, Biden ganó por el coronavirus y por la criticada gestión de Trump en este aspecto. Pero el manejo que el nuevo presidente pueda dar depende mucho también de un Senado que, hasta ahora, sigue controlado por el Partido Repúblicano” y eso nos lleva a otro tema: “Un esfuerzo por la unidad nacional, por tender puentes entre todas las partes de la sociedad norteamericana. Biden ha dicho que la campaña era una carrera por el corazón de EE.UU. y que él será un presidente que represente a todos”.

División y difícil transición

El actual presidente y hoy candidato perdedor, Donald Trump, ya lo había anunciado: la que viene no será una transición fácil hasta que el 20 de enero Biden se posesione.

Jairo Mejía, analista político en Washington para EFE Noticias, señaló que “es claro que Trump no aceptará los resultados y se apoyará en el Tribunal Supremo en una serie de litigios que ya empezó a interponer. La duda que resta es qué hará si se queda sin base legal para rebatir el resultado electoral”.

Su actitud ha generado divisiones en el Partido Republicano, donde ya un sector ha tomado distancia de las acusaciones de fraude electoral, como es el caso del gobernador de Maryland, Larry Hogan, quien declaró que las afirmaciones de Trump “son indefendibles”.

En este punto, asegura Jaramillo, el único camino que le queda a Biden “es insistir en que haya unidad nacional, un llamado a la calma, a la unión, al respeto por las instituciones”. Y “mantener la fe”, consigna que ha tenido desde el cierre de las urnas.