América Latina

The Movement, el club de la ultraderecha apunta a América Latina

Editor Digital en EL COLOMBIANO.

29 de abril de 2019

Alrededor del mundo, los partidos de ultraderecha están ganando cada vez más terreno. Movimientos populistas en España, Alemania, Dinamarca, Hungría, Suecia, Polonia, Italia y Francia, tienen en jaque a sectores liberales y partidos tradicionales.

En Italia llegaron al poder de la mano de Mateo Salvini, en Hungría con el líder de la extrema derecha Viktor Orbán, quien se presenta como el salvador de Europa contra los inmigrantes musulmanes y en España el partido VOX irrumpió en el Congreso. En Estados Unidos está el caso de Donald Trump y en Brasil, Jair Bolsonaro.

Su hijo, Eduardo Bolsonaro, el diputado más votado en la historia de su país, lidera en esta parte del hemisferio lo que se conoce como The Movement, un “club” para partidos de ultraderecha que reciben el apoyo y asesoría del polémico exestratega de la Casa Blanca y exbanquero de Goldman Sachs, Steve Bannon.

A Steve pocos lo conocen en América Latina, pero en Estados Unidos y Europa es un jugador en el tablero político. Un experto para crear narrativas luego de haber incursionado en Hollywood como productor y haber liderado Breitbart News, un portal conservador señalado por haber difundido noticias falsas y teorías conspirativas durante el proceso electoral en Estados Unidos.

“Trump me enseñó una gran lección: no hay medios malos... y cuanto más se obsesionen los medios de comunicación con nosotros, serán tu mejor aliado”, dice Bannon en el nuevo documental The Brink sobre el impacto mediático que ha tenido su llegada en buena parte de Europa.

El exasesor de Trump tiene además experiencia análisis de datos, pues fue uno de los creadores de la consultora Cambridge Analytica, en el ojo del huracán por el uso de datos privados de Facebook. La empresa utilizaba técnicas como el “microtargeting de comportamiento” para conocer la psicología de las personas al consumir.

Bannon cree que la política tiene la capacidad de modificar la cultura. Estaba buscando compañías para construir un arsenal para luchar en una guerra cultural”, declaró Christopher Wylie, uno de los informantes tras el escándalo de la consultora, durante su comparecencia ante el Senado de Estados Unidos.

Una guerra cultural donde The Movement juega un papel principal y es la de lograr una Internacional del alt-right, de los partidos de extrema derecha, nacionalistas y populistas. Según apunta, la antítesis de la fundación Open Society, del multimillonario americano de origen húngaro George Soros, que ha invertido más de 28.000 millones de euros para causas liberales. “Soros es malvado, pero brillante”, reconoce Bannon.

Su movimiento apoya a partidos y candidatos en toda Europa que se oponen a la “política globalista liberal”, la inmigración y que se preparan para competir en las elecciones del Parlamento Europeo en mayo. En América Latina, por su parte, quieren llegar tras esos comicios que serían su primer golpe de opinión.

Estoy muy orgulloso de unirme a Steve Bannon como líder del Movimiento en Brasil, que representa a las naciones latinoamericanas. Trabajaremos con él para expandir el nacionalismo de sentido común para todos los ciudadanos de América Latina”, dijo Eduardo Bolsonaro el pasado mes de febrero, cuando fue ungido y apareció en fotografías junto a Bannon.

Su movimiento busca partidos que quieren restablecer los valores tradicionales, la identidad nacional y el proteccionismo económico. Su crecimiento hace parte también del cambio hacia una política más conservadora que aprovechó la crisis financiera, el terrorismo, la ola migratoria y la pérdida de empleos alrededor del mundo y los convirtió en votos efectivos.

“Restauraremos la dignidad, la libertad y las oportunidades económicas para nuestra gran nación y sus vecinos. Caminaremos a través de nuestro programa de unir las fuerzas del nacionalismo. El trabajo de Bannon en Europa es vital y apoyamos su esfuerzo contra el peligroso Pacto Mundial sobre Migración. Podremos ser más fuertes si unimos nuestras fuerzas para promover la prosperidad y nuestra cultura occidental compartida”, añadió Bolsonaro.

Para Bannon es estratégico tener a Bolsonaro como su nuevo aliado, no solo por su apellido sino por el peso de Brasil en la región. “Es un honor para The Movement dar la bienvenida a Eduardo Bolsanaro como un socio distinguido, y a Brasil, un aliado clave en América Latina. Nos mantenemos unidos en nuestra búsqueda de una agenda nacionalista populista para la prosperidad y la soberanía de los ciudadanos de todo el mundo”, comentó el exestratega de Trump.

Aunque The Movement fue fundado y promovido por el exestratega de la Casa Blanca, es dirigido desde Bruselas por el abogado Mischaël Modrikamen, líder del Partido Popular de Bélgica. En una inmensa mansión tienen lo que ellos llaman la Sala de Guerra (The War Room), un equipo de trabajo encargado de la estrategia digital, redes sociales y analítica de datos, para los partidos conservadores, populistas o soberanistas, que se unen al “club”.

The Movement tiene intereses en todo el mundo. Si bien nuestro primer objetivo es reunir a los partidos populistas europeos para trabajar juntos hacia las elecciones parlamentarias de 2019, después de eso miraremos más allá de Europa hacia Brasil y América del Sur, los Estados Unidos, Israel, Japón, Pakistán, los estados balcánicos y otros”, aseguró Modrikamen a EL COLOMBIANO.

El líder belga afirma que vieron en la elección de Jair Bolsonaro y el PSL “el último capítulo de la historia de un cambiante status quo político”. Y señala que los otros capítulos en esa historia son: el Brexit, el triunfo del presidente Trump en Estados Unidos, el éxito de Matteo Salvini en Italia y el de VOX en Andalucía.

“Nos pusimos en contacto con el presidente Bolsonaro desde el principio y recibimos un interés muy positivo por parte de él. Pero estaba demasiado ocupado para ser nuestro líder en América Latina, por lo que delegó estos asuntos a su hijo, alguien que está muy cerca del presidente, el PSL y la campaña. Esto nos indica que el Movimiento tiene una lugar en sudamérica. Tener una figura tan importante en nuestro equipo también refleja el alcance y el impacto del Movimiento en todo el mundo”, agrega Modrikamen.

Su capítulo en Colombia

Eduardo Bolsonaro, líder de The Movement en Suramérica, viajó recientemente a Colombia para reunirse con varios líderes de derecha, militares retirados y reconocidos integrantes del Centro Democrático, como María Fernanda Cabal y Óscar Iván Zuluaga.

“Hablamos con Eduardo antes de que su padre fuera electo. Él me contacta a mí a través de unos amigos de Rumbo Libertad, que son unos venezolanos activistas de derecha, para invitarme al primer foro conservador que se iba a hacer en Brasil a través de una fundación”, contó a este diario la senadora, María Fernanda Cabal.

La Cumbre Conservadora de las Américas, de la que habla Cabal, se llevó a cabo el 8 de diciembre del año pasado, en la ciudad brasileña de Foz de Iguazu, en la frontera con Argentina y Paraguay. La reunión, organizada por la Fundación Índigo de Políticas Públicas, el think tank del Partido Social Liberal (PSL), se realizó en un hotel de las cataratas y congregó a representantes de la extrema derecha regional.

Por Colombia, estuvo la senadora Cabal y el general retirado Jorge Jerez Cuellar, excomandante de la Segunda División del Ejército, los cuales tuvieron cada uno su disertación. El otro que estuvo invitado y que no pudo asistir fue el expresidente y hoy senador Álvaro Uribe Vélez, quien se reunió con Eduardo, un día antes de que este hiciera la visita oficial al presidente Iván Duque.

Uribe se pronunció en el evento mediante un teleconferencia y felicitó a Brasil por elegir como presidente a Jair Bolsonaro”. “Le deseamos todo el éxito. Lo necesita Brasil pero también lo necesita esta América Latina y caribeña”, afirmó ante los invitados de la cumbre.

Este sería el primer foro de su tipo y el segundo podría realizarse en Colombia integrando a miembros del partido republicano de los Estados Unidos, según comentó Cabal. La senadora ve muy posible que estos líderes de derecha se unan a la causa, aunque ve poco probable que su partido el Centro Democrático termine aliado del club de Bannon.

Es un fenómeno natural de respuesta a los abusos del progresismo. Me parece que es el momento y que le pegaron al producto que era. Porque la gente se cansó del marxismo cultural, del trasbordo ideológico inadvertido, de disfrazar lo malo como bueno, del abuso del idioma y la respuesta de este cansancio es el triunfo de Vox en España, que creo va a ser bien significativo”, agregó Cabal.

Así es el club de la ultraderecha

Su director Mischaël Modrikamen, asegura que cada político que solicite ser miembro es sometido a una investigación rigurosa. “Una vez hecho esto y que el informe esté limpio, se invita oficialmente al partido en cuestión a unirse al Movimiento”, explicó a este diario.

Los partidos que definitivamente no aceptan, según el líder belga, son los partidos extremistas, racistas y antisemitas. “Ejemplos notables de partidos que no formarán parte de The Movement son los Golden Dawn en Grecia y Jobbik en Hungría”, sostiene Modrikamen.

Cuando se le pregunta por el caso colombiano y el posible interés en partidos como el Centro Democrático en Colombia o de líderes como el presidente Iván Duque o Álvaro Uribe, dice que “hasta el momento no se han hecho solicitudes o contactos oficiales, pero la puerta está abierta, por supuesto”, agrega.

Los servicios que brinda The Movement a sus integrantes varían según las necesidades de cada uno. “No tenemos un enfoque único “de talla”, sino más bien adaptado. Siempre nos aseguramos de que nuestros servicios respeten las leyes electorales nacionales. Lo que ofrecemos en este momento son el “prestigio” de ser parte del club, el asesoramiento y la organización de reuniones entre políticos”, a modo de think tank.

Estos servicios los brinda el movimiento de forma gratuita y no piden a sus miembros nada a cambio, explica Modrikamen. Y aunque para muchos The Movement es una forma de intervenir en la política interna de los distintos países, el belga recalca que no es esa su intención.

“Somos un club, un foro si quieres, no un partido político. No tenemos candidatos, ni listas electorales. Nuestro personal, miembros y actividades nunca irán en contra de ninguna ley electoral. Además, no tenemos la intención de dictar estrategias y procedimientos a nuestros miembros. Estamos allí para ayudarles cuando solicitan ayuda”, sostiene.

Del mismo modo, Modrikamen aclara que el movimiento no quiere ir contra nadie. “Somos plenamente conscientes que trabajar con gente como George Soros y su Open Society Foundation va a ser muy difícil, tal vez imposible. Esto se debe a que sus valores son opuestos a los nuestros: quieren un mundo más global, mientras nosotros queremos que el poder y la decisión se mantengan a nivel estatal y del ciudadano. Quieren menos fronteras (o incluso ninguna), mientras nosotros queremos mantenerlas”, explica.

Su equipo, aunque es pequeño, ha trabajado diariamente y en segundo plano durante varios meses para las parlamentarias de mayo. “El equipo es el enlace con los miembros, con los solicitantes, con los empleados potenciales y los medios de comunicación. Si las actividades de The Movement crecen, entonces el equipo crecerá. De lo contrario, tenemos la intención de establecer contacto con los miembros de toda Europa y el mundo, en lugar de tener una oficina enorme llena de personal”, concluye.

¿Tendrá futuro este movimiento en América Latina?

Para Jorge Giraldo Ramírez, decano de la Escuela de Humanidades de Eafit y autor del libro Populistas a la colombiana, estos movimientos nacionalistas tienen muy difícil una integración en proyectos regionales y menos mundiales.

“Bannon y Salvini han estado intentado crear una especie de bancada populista europea, pero el problema de eso es que los populismos son nacionalistas. Gran parte del discurso y las reivindicaciones pasan por eso y entonces cuando los intereses nacionales se ponen en juego hasta ahí llegan los acuerdos”, afirma el experto.

Algo que ha ocurrido precisamente en algunos países de Europa, un rechazo o una minimización del proyecto de Bannon. La última fue la líder de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, que dijo que el exestratega de Trump no jugaría un papel importante en el impulso nacionalista de “salvar la verdadera Europa”, ya que es “estadounidense, no europeo”.

“Su movimiento ofrecerá estudios, encuestas y análisis... pero la fuerza política detrás de las elecciones de la UE es solo de nosotros. Debido a que estamos apegados a nuestra libertad, unidos a nuestra soberanía y nosotros, los representantes de los diferentes pueblos de Europa, somos los que moldearemos las fuerzas políticas que apuntan específicamente a salvar a Europa”, dijo Le Pen, en una rueda de prensa junto a Salvini.

Otros críticos con The Movement fueron Gerard Batten, del Partido de Independencia del Reino Unido, Alexander Gauland, uno de los líderes de Alternativa para Alemania y Harald Vilimsky, del Partido de la Libertad de Austria, los cuales rechazaron cada uno a su modo la influencia estadounidense en los movimientos populistas de Europa.

Juan Carlos Rodríguez Raga, codirector del Observatorio de la Democracia de la Universidad de Los Andes, cree que si existe una posibilidad de coordinación entre esos movimientos. “Es una paradoja porque estos movimientos en Europa son nacionalistas y van en contra de esa globalización y liberalismo. Incluso Bannon es un exponente de eso. Pero creo que si se da algún tipo de coordinación será de forma muy pragmática. Si hay financiación no creo que nadie se anime a rechazarla”, reconoce.

Y aunque dice que es posible una unión a nivel europeo, se inclina a pensar que el apoyo norteamericano llegará por debajo de la mesa. En el caso de América Latina, Rodríguez por su parte, reconoce que la integración de esta clase de movimientos puede ser mucho más fácil.

“Aquí no se está moviendo una agenda nacionalista en el mismo sentido que Europa, no estamos cerrándonos al mundo. Esos movimientos aquí están pensando en valores universales de tipo religioso y temas como la seguridad, de tener una mano dura contra la delincuencia y el terrorismo. Y hay ciudadanía que puede tener oídos para esos mensajes y si eso se refuerza con agendas, campañas y financiación coordinadas, pueden tener éxito”, agrega.

Para Giraldo Ramírez los mensajes girarán en torno a demandas básicas, como se ha visto en Europa y en Estados Unidos con Trump, pero también sobre otros temas como la migración venezolana y los temas de género.

“El populismo es un invento latinoamericano, aquí no hay nada nuevo. Está la pobreza, los déficit que tenemos en vivienda, salud y educación. Pero empiezan a suscitarse nuevos temas como la inmigración venezolana, que ha mostrado brotes y que se puede convertir en un caballo de batalla para estos movimientos que quieran utilizarlos”, señaló.

El analista recordó además algunos episodios en Brasil y Ecuador de xenofobia con los venezolanos y en Chile con las comunidades de colombianos. Del mismo modo, recordó los movimientos contra el aborto en Argentina, Brasil, Colombia y otros asuntos como el matrimonio homosexual y la ideología de género que pueden hacer parte de esa agenda y discurso.

Jair Bolsonaro es investido por su antecesor, Michel Temer. Durante la posesión el nuevo mandatario prometió que Brasil “volverá a ser un país libre de amarras ideológicas”. FOTO AFP

Para Giraldo Ramírez, el crecimiento de estos movimientos populistas obedece a las limitaciones y fallas que han tenido las democracias liberales en occidente para satisfacer las demandas de la ciudadanía. “Los sectores mayoritarios que se afilian con estas demandas no encuentran respuesta de los partidos políticos tradicionales. Y entonces aparecen estas alternativas, en las cuales se refunden viejas ideas y viejos líderes, y ponen a estos regímenes políticos con los pelos de punta”, asegura.

Pues además el tablero político se nota cada vez más dividido en los procesos electorales en América Latina y el mundo. Según las profecías de Bannon, el mundo estará obligado cada vez más a elegir entre populismos de derecha o izquierda, porque según él, el centro irá desapareciendo.

“Eso es parte del discurso y de la agenda. Pero yo creo que sigue siendo mayoría la gente que prefiere las instituciones liberales, la separación de poderes, valores abstractos para el ciudadano común, la mayoría de partidos siguen profesando esos principios de democracia liberal. Posiblemente el centro sea menos bulloso y en una agenda polarizada quedan como los tibios, pero ese es un falso dilema planteado para agitar”, dice Rodríguez.

El pensamiento de Bannon busca romper con la comunidad internacional no solo con instituciones como Naciones Unidas, sino también la Unión Europea, el FMI y cualquier tipo de organismos que representen alguna restricción a la soberanía nacional, pues afirma que hacen parte de una conspiración de la izquierda que tiene además tomados los medios de comunicación y las cortes.

Es una teoría conspirativa que funciona muy bien en cierta gente, en la cual se acusa a George Soros y al Foro de Sao Pablo. Y si uno ve agitadores de derecha en Colombia tienen el mismo discurso de Soros, de la liberalización y la ideología de género. En eso se parecen sus mensajes, de decir que los liberales tienen tomada la justicia y los medios de comunicación”, agrega Rodríguez.

Por su parte, Ramírez dice que el reinado de las ideas liberales en occidente se debe a una consecuencia natural, no a una conspiración de la izquierda, sino al resultado de las crisis que ocurrieron en los años 80 y el fracaso del comunismo que coincidió con las caídas de las dictaduras militares en América Latina, Asia y África y con la apertura de países como China o Vietnam en los 90.

En ese momento quedaron jugando en el mundo las ideas liberales. Pero lo que estamos viendo hoy, al contrario de lo que dice Bannon, tras la caída de las torres gemelas y la crisis del 2008 es un retroceso y una confusión no solo en los partidos que encarnan el pensamiento liberal, sino también en el ideario liberal. La derecha tradicional también fue otro de los grandes perdedores de la emergencia de estos nuevos populismos. Incluso me atrevería a decir que son los principales perdedores”, concluye Ramírez.

Analistas de todo el mundo esperan los resultados de las elecciones parlamentarias para determinar el grado de fuerza de estos movimientos. Mientras tanto, en América Latina son más los escépticos. “Lo que está pasando es que desde el otro lado se caricaturiza y se menosprecia a las personas que piensan así en lugar de tratar de entenderlas”, dice Rodríguez. ¿Cambiarán el tablero político estos movimientos? Esa es la pregunta que los analistas se hacen hoy.