Saint Augustine, ciudad de fortalezas coloniales y monumentos de lujo
Por: Nelson Matta Colorado.
Luego de cuatro siglos de sobrevivir al tiempo, las batallas y el clima, el Castillo de San Marcos permanece majestuoso y desafiante en Saint Augustine, la ciudad colonial europea más antigua de Estados Unidos y la que más tiempo ha permanecido habitada.
Sus murallas brillan junto al sol que baña la ribera del río Matanzas, en el estado de Florida, para dejar con la boca abierta a los turistas que llegamos con deseos de conocer la historia y los monumentos más importantes de la civilización.
Visité este destino el pasado mes de diciembre y aún tengo fresca la imagen imponente de las construcciones que quedaron tras el paso del imperio español por el sur de Estados Unidos.
El Castillo de San Marcos es un monumento nacional, edificado entre 1672 y 1695. Se trata de una fortaleza con murallas de piedra coquina, creada para resistir el asedio de la Armada inglesa y de los piratas franceses.
Tiene forma de cuadrado, cuyas esquinas terminan en puntas de diamante, por lo que, visto desde arriba, parece una estrella. Adentro se conservan varias reliquias antiguas, como cañones y armas de combate cuerpo a cuerpo.
Adentro del castillo se conservan varias reliquias antiguas, como cañones y armas de combate cuerpo a cuerpo. Fotos: Nelson Matta Colorado.
Las autoridades se han esmerado también por reconstruir algunos de los aposentos y bodegas de alimentos, para darnos una idea de cómo era la vida en el sitio, en los tiempos en los que no había televisión ni internet, sino luz de velas y temor a una invasión extranjera.
Desde sus murallas hay una vista de 360° de Saint Augustine, la ciudad que los ibéricos fundaron para iniciar la colonización de Florida en 1565; y también se obtiene una panorámica del río Matanzas, el principal acceso para los barcos visitantes.
Siendo colombiano, es inevitable comparar su arquitectura con el Castillo de San Felipe de Barajas, edificado por los españoles en nuestra Cartagena algunos años atrás (1647 a 1657). Su propósito, así como sus materiales de construcción, son similares.
Otro de los monumentos importantes de la colonización es el Fuerte Matanzas, ubicado en la desembocadura del río con el océano Atlántico. Es una torre fortificada, construida en 1742, que servía como puesto de avanzada para vigilar la llegada de enemigos por el costado sur del castillo. A este lugar se llega navegando en un ferry, para escuchar las anécdotas de batallas que relatan los animados guías. Tanto en el fuerte como en el castillo, los turistas somos acompañados por expertos en la historia de estos lugares, que narran de manera apasionada los hechos más importantes.
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El legado de un magnate
El viaje en el tiempo en St. Augustine no se agota con el mundo colonial. La ciudad también ha sabido conservar tesoros de un pasado más próximo, de finales del siglo XIX, testimonio del ingenio y la fortuna de Henry Morrison Flager (1830-1913), un emprendedor neoyorkino que apadrinó decenas de obras que impulsaron el desarrollo de Florida.
Flager creó su riqueza siendo cofundador de la firma petrolera Standard Oil y durante un periodo de vacaciones se enamoró del “Estado del Sol”. Florida era entonces un pantanal de bellas playas y reliquias europeas, pero sin la infraestructura para atraer a los turistas.
Decidió invertir en ello y mandó a construir el lujoso hotel Ponce de León (1888), donde hoy funciona la universidad Flager College. Fue de los primeros edificios en tener energía eléctrica constante, gracias al aporte del famoso inventor Thomas Alva Edison.
La obra ha sido conservada de forma impecable, y asombran los rimbombantes detalles de su arquitectura, con esculturas, fuentes, murales, columnas talladas, pinturas y cúpulas grabadas. Era una estancia para millonarios que ahora todos podemos contemplar.
Al frente de esta edificación, el magnate patrocinó la edificación del Hotel Alcazar (1889), que actualmente es la sede del Museo Lightner, otro fantástico lugar para visitar, no solo por la arquitectura, sino por sus colecciones de arte y antigüedades, entre las que destacan un huevo fósil de dinosaurio y un león disecado que perteneció a Sir Winston Churchill, como símbolo de su victoria en la Segunda Guerra Mundial.
En sus días de gloria, el primer piso del Alcazar era inundado para convertirlo en una enorme piscina, en la cual flotaban la crema y nata de la sociedad.
Flager también patrocinó la construcción de redes ferroviarias y algunos le conceden el título de ser uno de los padres fundadores de las vecinas ciudades de Palm Beach y Miami, que, al igual que Saint Agustine, valen mucho la pena recorrer. En sus playas y calles, ronda el eco de imperios europeos y de los millonarios que forjaron su presente.
¿Cómo llegar a St. Augustine?
St. Augustine no tiene un aeropuerto comercial, así que la mejor opción es aterrizar en los aeropuertos vecinos y luego hacer un recorrido por tierra. Si llega al terminal aéreo de Jacksonville, el trayecto terrestre es de solo 50 minutos; si lo hace al de Tampa, será de tres horas. Desde Colombia hay vuelos directos a Orlando, desde donde puede llegar a St. Augustine en una hora y 45 minutos; y a Miami, a cuatro horas y 40 minutos por carrera.
*Contenido en colaboración con Visit Florida.