Histórico

PENTOTAL SÓDICO Y LOS MICRÓFONOS EN “OFF”

07 de abril de 2013

"Todo hombre es sincero a solas; en cuanto aparece una segunda persona empieza la hipocresía": Ralph Emerson.

Desde siglos han soñado los humanos con poseer brebajes mágicos que logren sacar a la luz los verdaderos deseos, intereses y percepciones de los demás. La lista de menjurjes, velas coloridas, hechizos y majaderías indecibles es interminable.

Pero resulta que las mejores fórmulas para saber lo que los demás piensan verdaderamente surgen de situaciones accidentales mezcladas con sentimientos, reales o no, de tranquilidad en la que la guardia está baja y en las que, artificial o naturalmente, se cree que nada está en juego. Por eso dicen que son los borrachos y los niños los que siempre dicen la verdad. Pero para ser "sincero" yo solo creo en la verdad del borracho, a menos que el niño también lo esté.

En 1910, el Dr. House, el ginecólogo Robert House, para que no lo confundan con el ameno personaje televisivo, observó cómo algunas de sus pacientes parturientas soltaban su lengua cuando se hallaban bajo el efecto de algunos anestésicos. Gracias a este descubrimiento accidental, se convertiría el tiopentato de sodio, o pentotal sódico, en una opción para obtener de otros lo que en sano juicio no sale de sus bocas. El pentotal sódico disminuye la presión arterial y el flujo sanguíneo cerebral, cuando hay algo que irrigar, y tranquiliza tanto que hasta se usa como uno de los componentes de las inyecciones letales que se aplican a los condenados a muerte.

Pero qué falta de visión han tenido los científicos en la búsqueda de un suero de la verdad al no haberse percatado que los mismos efectos del pentotal sódico, y hasta mejores resultados se producen en algunos políticos cuando tienen un micrófono o transmisor en sus manos que creen que se encuentra apagado.

Esa sensación de seguridad que brinda un supuesto micrófono o teléfono desconectado saca lo "mejor de ellos". Sus sentimientos más puros, sus verdaderas creencias, intenciones y percepciones brotan naturalmente. Sale de ellos lo que son.

La lista de ejemplos es muy grande, pero recordemos el caso de Obama cuando en "privado" le confesaba a Medvedev que él cedería a la exigencia de Rusia de cancelar la instalación de misiles y radares en el vecindario ruso para contrarrestar la amenaza iraní, luego que se asegurara de ser reelegido, pues electoralmente eso le quitaría votos.

O la ocasión en la que el mismo Obama, en compañía de Sarkozy, convencidos de que no había micrófonos abiertos, rajaban del "insoportable y mentiroso" primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. El mismo a quien abrazó y le juró amor eterno hace unas semanas en su primera visita a Israel. Y qué tal la de Pepe Mujica, que niño no es, pero abstemio dicen que tampoco, cuando la semana anterior dijo, pensando que estaba en privado, que la viuda del tuerto Kirchner era una vieja terca.

Por eso cada vez que vean al presidente de Colombia micrófono en mano, sepan que va a hacer todo lo contrario a lo que dice. Como que odiaba a Chávez, que no estaba negociando con las Farc en secreto o que iba a continuar la política de seguridad democrática.