Mujeres demandan urbes más sensibles
El llamado es por espacios habilitados e incluyentes para que ellas puedan desarrollar todo su potencial.
Calles oscuras, terrenos baldíos, paraderos mal ubicados, baños públicos poco higiénicos, ¿por qué habría de importar garantizar esto para la seguridad de las mujeres? En realidad, importa para todos los habitantes. Pero en especial para ellas.
De acuerdo con Ana Falú, Consultora Internacional del grupo asesor de género de ONU-Hábitat, en el caso de los hombres, la violencia en el espacio público, está relacionada con el fenómeno de la criminalidad. Pero, "en relación con las mujeres, la violencia es aleatoria, le puede tocar a una señora pobre, o a una mayor; en la calle o en la casa, y solo por el hecho de ser mujer".
Eso revela lo que ya se sabe. Hay una "deuda social" y se requiere de la voluntad de todos para crear una transformación que trascienda a la mujer como simple "objeto sexual o botín de guerra".
A las sociedades esto les debe importar, dice Ana, porque toda mujer confinada en el hogar, que no es educada o que no revela todo su potencial, "es un recurso que perdemos para el desarrollo".
Para Marisol Dalmazzo, coordinadora de la Red Mujer y Hábitat de Colombia, la violencia contra la mujer "se ha visibilizado". Alude a las denuncias de acoso en el transporte público y en las calles. "Cifras determinan que las mujeres somos más víctimas de robo de lunes a jueves".
Recuerda las palabras de Ban Ki Moon, director de la ONU, que ha dicho que el día en que una mujer pueda salir a la calle desnuda sin que sea agredida, esa será una ciudad plenamente segura.
Para ello, cree que hay cambiar los conceptos culturales, porque "a medida que las mujeres nos incorporamos a lo público vamos ganando espacio pero seguimos siendo víctimas de esa necesidad de control, como diciéndonos: vuelvan a su casa".
Para ello, hay que empoderar a las comunidades para que las soluciones salgan desde sus habitantes. Como se mostró en una caminata exploratoria que tuvo lugar en la zona de Moravia y que convocó a representantes de ONU- Hábitat, líderes comunitarias y representantes del gobierno local, el pasado sábado, para conocer los puntos débiles.
No basta con identificarlos en el mapa, hay que mejorarlos para transformar la vida de las mujeres y, con ello, de todos