Histórico

Monseñor Rueda, un hombre alegre

01 de noviembre de 2011

De talante calmado y de gran sabiduría. Así recuerda el padre Rafael Betancur a monseñor Héctor Rueda Hernández, arzobispo de Medellín desde diciembre de 1991 hasta mediados de 1997, quien falleció ayer en Bucaramanga, ciudad que lo vio crecer como sacerdote.

Nació en Mogotes (Santander) el 9 de noviembre de 1920 y se ordenó sacerdote el 15 de octubre de 1946. Estudió Derecho Canónico en el Instituto Pontificio Lateranense, de Roma.

Antes de llegar a Medellín fue ordenado obispo de Bucaramanga en 1960, donde organizó y constituyó el seminario. Fue, también, el primer arzobispo de esta ciudad, en 1974. Además, fungió como presidente de la Conferencia Episcopal, entre julio de 1984 y julio de 1987.

Su arzobispado, recuerda el padre Betancur, "fue de mucha paz y tranquilidad". Monseñor Rueda Hernández siempre estuvo abierto al diálogo. "En las mañanas recibía al clero y a la gente y en las tardes visitaba las iglesias y las comunidades religiosas". Fue esa permanente disposición a oír a los demás lo que le otorgó ese recordado aire paternal que evocan quienes lo conocieron.

Sus exequias se realizarán hoy, en la Catedral de Bucaramanga.