Histórico

Marín Vieco nunca se fue de casa

LA CASA MUSEO Salsipuedes es un lugar para recordar al escultor Jorge Marín Vieco. Un espacio donde las obras del maestro se conjugan con la naturaleza. Y es una manera de volver a la historia, que tiene mucho que ver con la cultura de Medellín.

22 de marzo de 2011

Verde es lo que se ve por todos lados, mientras la casa, Beethoven, Fernando González y otras esculturas más le hacen juego.

Están ahí metidas, como parte del paisaje, como si hubieran crecido naturalmente.

En la casa museo Salsipuedes la conexión con el arte y la naturaleza es inmediata. A veces, alguien anda tocando el piano o el violín. A veces, el silencio es el que se conjuga con las cerca de 150 obras del maestro Jorge Marín Vieco.

Él fue el propietario original. Allí construyó los monumentos públicos que hizo. En el parqueadero, por ejemplo, El hombre en busca de la paz , el mismo que está en el cementerio Campos de Paz, saluda a quienes llegan al lugar.

La historia se la cuentan completa. "Allí nació el porro Salsipuedes , porque Lucho Bermúdez vivió con Matilde Díaz, entre los años 40 y 50, y casi que no logra irse, de lo amañado que estaba", cuenta Jorge Alberto Marín, el hijo del escultor, quien ahora es el dueño del sitio.

El recorrido incluye las esculturas de Marín Vieco que tienen que ver con temas sociales e indigenistas. Hay tamborileros, arrieros. Está el baharequero y muchos cristos. "Temas muy propios de la antioqueñidad, muy nuestros. Van a encontrar todas las maquetas y proceso creativo del maestro", complementa Jorge Alberto, mientras su esposa, Jenine Fryling, señala que "este museo es histórico por sus esculturas, no todas de Marín Vieco, algunas son de los artistas que pasaron por aquí. Esta casa fue albergue para muchos".

Cuando Marín Vieco murió había sólo una obra en bronce y ya hay más de 100, gracias a su hijo. Ha sido un trabajo de disciplina, de conseguir fondos para fundir los moldes que dejó el artista y restaurarlos. Aunque Jorge dice que el personaje es su padre y él sólo ha seguido el legado.

Un rincón en medio de los edificios que crecen en Robledo, cerca al barrio La Pola. Un espacio en el que alguna vez, Jorge Marín Vieco junto a otros tres jorges, pensaron la propuesta para que se hiciera un Ministerio de Cultura. Y una casa en la que pese a los años, la muerte del maestro, problemas que hicieron cerrarla por un tiempo y desencantar a Jorge, todavía se respira y se camina arte.