Madera y flores antioqueñas le apuestan a la responsabilidad
En sus cultivos, El Guásimo y Falcon Farms se enfocan en el compromiso con el medio ambiente y la sociedad.
Una empresa que tala árboles puede ser responsable con el medio ambiente y la sociedad?
MS Timberland-Reforestadora El Guásimo dice que sí, y se apoya en la certificación FSC (Consejo de Administración Forestal, por sus siglas en inglés), el sello de buenas prácticas forestales más importante del mundo, otorgado por Rainforest Alliance (RA), una de las 27 auditoras de este tema en el planeta.
La búsqueda de la certificación no solo es en la madera, donde un ejemplo es esta empresa que tiene 25 fincas en Tolima, Caldas y Antioquia, donde está la principal, con terrenos en Yarumal y Angostura.
También, en las flores. Falcon Farms, la estadounidense con capital colombiano que tiene fincas en Ecuador, en la Sabana de Bogotá y en Antioquia, recibió el sello RA, puesto por Naturacert, la entidad autorizada por la ONG internacional para certificar agricultura en el país. En La Ceja está Ana María, la más grande productora de Falcon, con 10 tipos de flores y 137 variedades.
Ambas certificaciones se centran en la responsabilidad ambiental, social y económica.
Por la sostenibilidad
De las fincas del núcleo Antioquia, El Guásimo, propiedad de MS Timberland (de capital sueco y ecuatoriano), extrajo 95.000 toneladas de madera en 2012, va por 130.000 en 2013 y 150.000 en 2014. Todas de pinos pátula y maximinoi. Cada una la venden a 120.000 pesos.
Sus oficinas quedan en Yarumal y sus área de aprovechamiento, en el municipio vecino de Angostura. Allí trabajan 350 empleados de varios contratistas, dirigidos por Silvotecnia, firma encargada de la operación de la producción.
Carolina Rocha, jefe de Sostenibilidad de Silvotecnia, contó que El Guásimo empezó el proceso de certificación FSC en enero de 2011 y la obtuvo en 2012, luego de un arduo recorrido en el que tuvieron que mejorar el manejo de químicos y residuos, pero lo más exigente, dijo, fue la protección de los denominados atributos de alto valor.
El boliviano Freddy Peña, gerente de RA en Suramérica, señaló que la norma FSC exige que en las plantaciones se identifiquen estos recursos, que son, por ejemplo, restos arqueológicos, fauna, fuentes hídricas, bocatomas de acueductos veredales y, por supuesto, los bosques nativos que, en esta zona del Norte, a 2.350 m.s.n.m., son de roble, principalmente.
Según los representantes de la empresa y de la certificadora, una de las grandes claves y compromisos para portar el sello es que los bosques nativos, que son más del 30 % de las 10.576 hectáreas de El Guásimo en Colombia, no se tocan.
Los que se talan, subrayaron, son los pinos, que son especies introducidas y tardan 20 años desde la siembra hasta la cosecha. Se siembran en lotes que antes eran potreros y los monitorean con GPS, para tener la certeza de ubicación y edades de los ejemplares, de modo que se corten los de 20 años y queden intactos los bosques nativos, sus ecosistemas y las fuentes hídricas, que deben conservar entre 5 y 30 metros de distancia de las plantaciones forestales.
También indicaron que las comunidades de la región participan en la identificación de los atributos de alto valor.
Valentina Suárez, gerente de MS Timberland-Reforestadora El Guásimo, dijo que el trabajo social lo adelantan con la Fundación Sonrisas y Valores. "Les ayudamos a identificar puntos por mejorar y hacemos el puente con el Gobierno en sus necesidades", apuntó y destacó que el certificado es una herramienta de gestión que vela por el bienestar de los empleados.
William Chavarría, de 28 años, es de Toledo y trabaja para Silvotecnia desde 2006. Afirmó que en este núcleo labora de lunes a sábado y le dedica los domingos a la familia.
RA visita la empresa al menos una vez al año para verificar cumplimiento de normas. Si encuentra irregularidades, le puede retirar la certificación.
Freddy Peña enfatizó en que, con este título, se habla de responsabilidad ambiental y social, pues la sostenibilidad se alcanza en el futuro.
Flores de exportación
Con 1.000 empleados, la finca Ana María, de Falcon Farms, es uno de los principales generadores de empleo de La Ceja. Y buena parte de los trabajadores son mujeres cabezas de familia.
Juan Carlos Osorno, gerente de la finca, dijo que allí se producen 70 millones de tallos al año, y 350 millones, en las catorce del grupo empresarial: siete en Colombia y siete en Ecuador.
Toda la producción se exporta a Estados Unidos. Víctor Peláez, director de la Bouquetera (la sección donde se elaboran los ramos con sus acabados estéticos), señaló que un tallo de bouquet (tiene más manufactura) lo pagan, en promedio, a 22 centavos de dólar, y 8 centavos, el de flor sólida (de menos manufactura), que es la que no está combinada con otras variedades o tipos.
Natalia Montoya, analista de Sistemas de Gestión de la empresa, contó que el proceso de certificación de Ana María duró siete meses y se dio entre 2010 y 2011. De las siete fincas de Colombia, anotó, hay cinco certificadas. Las otras dos, próximamente empezarán el camino para alcanzar esta fase.
Sandra Restrepo, directora ejecutiva de Naturacert (organización que es parte de la Red de Agricultura Sostenible), entidad que certificó esta firma con el sello RA, indicó que la norma tiene 15 criterios críticos y, si una empresa no cumple uno de ellos, no recibe el certificado. Son ejemplos la relación con la comunidad, la limpieza del agua y la prohibición de emplear niños.
Allí, el cuidado ambiental tiene en cuenta las dos quebradas que pasan por la finca (Manzanares y Uchuval) y en seis reservorios almacenan aguas lluvias para surtir los cultivos. En estos se mantienen aves y otro tipo de fauna.
Luis Adolfo Yaznó, jefe de Área de Ana María, explicó que, desde que la plántula está en el laboratorio hasta la cosecha de la flor, pasa un año.
Jaime Castañeda trabaja en el área de Corte desde 2010 y resaltó de la empresa la estabilidad laboral. "Nos capacitan sobre la certificación", apuntó.
El certificado de Ana María está vigente hasta noviembre de 2013. Ahí, Naturacert revisará que se sigan cumpliendo todas las normas y, si es así, lo extenderá por otros tres años.