Murió el maestro Lorenzo Morales
La cultura del vallenato colombiana perdió a una de sus máximas figuras.
En la ciudad de Valledupar, Cesar, murió uno de los más reconocidos juglares vallenatos, Lorenzo Morales, quien se encontraba hospitalizado con graves síntomas de anemia crónica, neumonía y retención de líquidos.
Moralito, como era conocido, tenía 97 años de edad.
En la versión número 44 del Festival de la Leyenda Vallenata, que homenajeó al maestro Morales, Juan de Dios Torres se hizo acreedor al segundo lugar con la canción inédita que le compuso al Maestro, el último juglar, que contiene en una de sus frases: “de los músicos más viejos es el último juglar, Moralito el Guacochero, el siglo nos va a pasar”.
Fue célebre por sus piquerias y su magistral ejecución del acordeón.
El paseo vallenato La Gota Fría, una composición de Emiliano Zuleta, es parte de la inmortalización que queda de su vida y de las historias de este hombre, que desde pequeño supo que la música era su gran pasión, aunque se desempeñó en trabajos de mano de obra como la carpintería y el techado de casas.
Su hija Alix Cecilia Morales, una de sus 37 hijos, contó que su padre le pidió a sus familiares que no le guardaran luto y que "que le tocáramos palmas, nos vistiéramos de rojo y le lleváramos flores del mismo color".
En su cuenta de Twitter, el presidente de la República, Juan Manuel Santos, destacó su gran legado: "los colombianos lamentamos fallecimiento de Lorenzo Morales, un hombre que siempre nos alegró el corazón. Nuestras condolencias a su familia".
Toda una vida
Nacido en Guacoche, un municipio cercano a Valledupar, antiguo palenque de cimarrones, con 85 años de experiencia interpretando el acordeón, instrumento que aprendió a manejar de manera magistral, a tal punto que podía librar verdaderos duelos musicales, de tu a tu, con Abel Antonio Villa.
Moralito fue protagonista y testigo de la historia de la música vallenata, desde que la música de acordeón era anónima, con canciones sin nombre, cuando el acordeón no era una herramienta de trabajo, sino un generador de placer y arma eficaz para conquistar los corazones de las mujeres de la región.
Su verdadero oficio, con el cual podía alimentarse, era armar y techas casas de bahareque, así como su talento en la carpintería. Pero en un oficio o en otro, el acordeón siempre estaba a su lado, al igual que la inspiración para crear miles de versos, muchos de ellos perdidos en la memoria porque nunca dejaron de ser tradición oral.
Pero al igual que su apellido aparece en La Gota Fría, Rafael Escalona también lo nombra en una de sus canciones, Buscando a Morales, cuando Lorenzo se había convertido en un músico nómada y sabía donde amanecía, pero no donde iba a parar la siguiente noche.