Jordan, el enamorado de la pelota caliente
El primer paisa con posibilidad de jugar en las Grandes Ligas del béisbol vive en el barrio Santa Lucía de Medellín. No es costeño, no tiene familiares beisbolistas y, mucho menos, vive cerca de la playa.
Contrario a lo que siempre sucede, la vinculación de un pelotero colombiano al béisbol estadounidense no se dio, en este caso, por el lado de la costa norte. Ahora es un cachaco que, sin incluir muletillas como "¡eche no joda!", tiene la oportunidad de triunfar en la Gran Carpa.
Era una cuestión que lo trasnochaba. Todo pasó del sueño a la realidad para Jordan Gálvez Ortiz, un paisa de 17 años que ahora hace parte de las divisiones menores de los Piratas de Pittsburgh, uno de los 30 equipos que participan en las Grandes Ligas.
Poco le interesó el fútbol. Mientras empuñaba el bate y miraba fijamente la pelota, recordó cómo este deporte irrumpió en su vida gracias a Carlos Ojeda. En 2001, en las calles de su barrio, conoció a este entrenador que lo forjó en el deporte de la pelota caliente.
Jordan dijo que "el profe llegó a vivir en el barrio y nos invitó a 20 muchachos para que jugáramos béisbol. A mí me llamó mucho la atención por no ser tan común. Al fin todos se fueron saliendo y sólo quedé yo".
De aquel comienzo fortuito se desprenden ocho años de lucha intensa que ahora rinden sus frutos. En su paso por las selecciones Antioquia y Colombia brilló gracias a sus virtudes. "La velocidad y el bateo fuerte son los potenciales de Jordan, junto con la disciplina y la seriedad", comenta Ojeda.
Jonrón con bases familiares
Jordan creció en una familia de clase media en Santa Lucía, occidente de Medellín. Es el mayor de dos hermanos. Sus padres, Alejandra Ortiz y Wilson Gálvez, han sido su apoyo moral.
"La parte física la pone él. En la mental lo hemos aconsejado mucho nosotros", explicó su padre, al contar cómo en varias ocasiones Jordan quiso retirarse por la falta de oportunidades.
Hoy, los amigos de barrio gozan con la vinculación del joven pelotero a los Piratas, como Michel Vélez, quien creció con él, ha sentido cada triunfo como propio y lo acompaña regularmente a sus juegos en Medellín.
"Es el orgullo de los amigos, nos tratamos como hermanos, hay un gran sentimiento de amistad que se ha cultivado con los años", expresa Vélez.
El respeto, la responsabilidad y la alegría han contribuido a que este beisbolista de 1.79 metros de estatura y 72 kilos peso, forje su futuro y, a la vez, abra las puertas a nuevos talentos antioqueños.
Los "scouts" (observadores de talentos) de la pelota calienta andan atentos con los deportistas paisas. No es imposible abrir nuevos horizontes en la Grandes Ligas. "Tenemos varios peloteros en proceso. Dentro de muy poco se harán nuevas vinculaciones como las de Jordan", asegura Orlando Covo, cazatalentos de los Piratas.
El próximo año, Jordan emprende el sueño deportivo. No será fácil, pero con su potencial anotará el jonrón de su vida que lo coronará como un Pirata, nacido en Antioquia, de talla mundial.