Fotomultas: estamos pintados
Las fotomultas son un procedimiento técnico para sancionar las infracciones de tránsito que pueden controlarse por medios electrónicos: exceso de velocidad, cruzar semáforos en rojo. Ignoro si se aplica a mal parqueo o a pararse en las cebras. Si se puede deberían dedicarse las cámaras también a estas infracciones.
El mecanismo me parece necesario. Medellín ha tenido las tasas de accidentalidad en tránsito más altas del país, a pesar de la baja tasa de vehículos por habitante y de las quejas por la supuesta baja velocidad de circulación en la ciudad. (El experto Iván Sarmiento, de la Universidad Nacional, asegura que estamos en los promedios mundiales, de lo que se deduce que el "problema" de la movilidad es un típico gesto mimado de la clase media).
La accidentalidad de tránsito en Antioquia y Medellín es la más alta del país. En lo que me interesa -que son las personas- Antioquia tuvo 5.109 personas con lesiones no fatales en el 2010, 400 más que el Valle del Cauca y 2 mil más que Bogotá (que tiene más población y más vehículos). En el mismo año murieron 798 personas en accidentes de tránsito, un poco más que en el Valle y 250 más que en Bogotá (Forensis, 2011, p. 269). Los antioqueños somos los reyes en los ranquin de la criminalidad culposa al volante. Sólo el municipio de Medellín -sin contar el área metropolitana- puso más muertos (295) que el departamento de Santander y el doble de heridos (2.528) que el departamento del Atlántico.
Se trata de un verdadero problema de salud pública. Resta por calcular cuánto le cuesta a la sociedad, a particulares y sector público, esta calamidad. Sin contar las pérdidas de capital humano. Una parte de estos costos los asumimos todos los ciudadanos. Así que los medios de control a los conductores son legítimos. Diría, además, que son un signo de civilización.
Sin embargo, alguien puede decir que no, que la norma es inapropiada o injusta. Pero, ¿cuál es la actitud ante la ley? ¿Respetamos sólo aquella con la que estamos de acuerdo? A algunos conductores les parece aberrante. Unos vándalos se dedican a destruir las cámaras (también podrían destruir los semáforos y borrar las cebras para que haya más libertad de movilización). Enseguida un candidato a la alcaldía en un acto de demagogia convierte en programa político quitar las fotomultas y dedicar las cámaras a captar rateros. Perdón, ¿quién es más peligroso para la sociedad, el ratero de bolsos y celulares o el chico play que se cree Juan Pablo Montoya? Para mí está claro que es este último. Al fin y al cabo el derecho a la vida es el más fundamental.
¿Debe pagar el conductor imprudente, el afanado, el que pisa la cebra, el que se vuela el rojo? Debe pagar. Si no hizo el curso de conducción, si le dieron el pase por teléfono, si se le olvidaron las estrellas negras, si no se acuerda de aquello de que "hay animales que no necesitan casco", si los demás le importan un pepino, debe pagar.