Elecciones, una mirada desde Washington
La carrera para suceder a Álvaro Uribe está haciendo noticia en Washington.
Por lo menos entre un limitado pero bastante interesado grupo de líderes y analistas políticos hay una curiosidad creciente en cuanto a unas elecciones presidenciales que se están convirtiendo en algo fascinante. Colombia, el país de las sorpresas y las paradojas, una vez más llama la atención.
Desde 2002, claro, Uribe ha sido el principal punto de referencia en cuanto a Colombia en Washington. Las opiniones frente a él son divididas. A Uribe se le reconoce el haber devuelto al país del borde del abismo y permitió que el Gobierno reafirmara su autoridad. Es un logro considerable. Pero muchos también creen que es un autoritario cuyo apetito por el poder fue frenado sólo por una decisión de la Corte Constitucional.
Tal vez el mensaje más importante para hacerle llegar desde Washington es que, sin importar quién sea elegido como el próximo Presidente de Colombia, y cada vez parece más claro que la opción estará entre Juan Manuel Santos o Antanas Mockus, habrá amplia continuidad en políticas claves de seguridad y economía.
Aunque Santos no es tan bien conocido en Washington como Uribe, definitivamente lo es más que Mockus, a quien prácticamente desconocen. Santos tiene un buen récord en áreas críticas de gobierno, habiendo servido como Ministro de Comercio, Finanzas y Defensa.
Para Santos, el estar ligado tan de cerca a Uribe tiene algunas ventajas así como riesgos en Washington. Su experiencia en manejar a las Farc es ampliamente reconocida. Su representación superior en el Congreso colombiano también fortalece el caso de Santos en cuanto a que está en mejor posición que Mockus para sostener gobernabilidad y "que las cosas se hagan".
Al mismo tiempo, las críticas en contra de Uribe podrían afectar a Santos.
Él podría sufrir como consecuencia de una sensación de "fatiga de Uribe" que se observa en algunos sectores de Washington. Si es elegido, su reto será recoger los frutos y minimizar los costos de su asociación con Uribe. Algunos demócratas clave en el Congreso de E.U. están especialmente preocupados por las controversias que rodean a la administración de Uribe, sobre todo el escándalo de los "falsos positivos".
A pesar de sus intentos por tratar de corregir los problemas, algunos en Washington mirarán a Santos con sospecha en cuanto a estos asuntos.
Mockus, en contraste, será visto como un nuevo comienzo y un rompimiento verdadero con Uribe (aunque el hecho de que no ha sido anti-Uribe será alentador para muchos en Washington).
Los gobiernos exitosos en Bogotá y Medellín han recibido mucha atención en los medios estadounidenses, cosa que favorecerá la imagen de la fórmula Mockus-Fajardo. El comportamiento a veces excéntrico de Mockus será considerado junto con la disciplina fiscal que practicó como alcalde de Bogotá. Aunque su falta de experiencia a nivel nacional podría ser causa de preocupación, su promesa de ser duro con las Farc y firme y prudente con Hugo Chávez será reconfortante.
El panorama para la agenda de Colombia en Washington, el Tratado de Libre Comercio pendiente y el paquete de ayuda antidroga, dependerá más de los cambios en la economía y política de Estados Unidos que de los resultados de esta contienda presidencial.
Pero esa agenda se verá fortalecida por la creciente percepción de que las elecciones de Colombia están siendo protagonizadas por dos candidatos serios que prometen distintas medidas, tanto de cambio como de continuidad, que inspiran confianza.