El sustantivo abstracto
"La belleza, lo que es, no lo sabemos, quizá no lo sepamos nunca, pero la belleza es algo que palpita en todo cuanto existe", escribió José Echegaray, premio Nobel de Literatura 1904. Tal vez sin darse cuenta, tenía razón, porque pasaba la belleza de sustantivo abstracto a sustantivo concreto, al ver, como buen escritor, bellas todas las cosas. La belleza no es cosa, sino dimensión de personas y cosas, cuya captación depende del ser humano.
Abstracto viene de abstraer que es separar la esencia de las cosas de sus atributos concretos, como color, sonido, olor, sabor, forma. La esencia es inespacial e intemporal, como piedra, árbol, pájaro. Se vuelve concreta cuando digo: esta piedra, este árbol, este pájaro.
Amor, verdad, confianza, alegría son sustantivos abstractos que volvemos concretos al aplicárselos a la persona. Dios es la persona de las personas. En Él todo sustantivo es concreto. Es maravilloso poder decir que Dios es amor, confianza, alegría, fortaleza. Cuando los uso, me refiero ante todo a Él.
La oración no existe. Quien lee, piensa que soy insensato. Le pido que me muestre la oración para conocerla. Entonces descubre, para pasmo suyo, que existe el que ora, el orante, y éste, sustantivo concreto, es él, y entonces comienza a interesarse en que su relación con Dios sea profunda, sutil, amorosa, tierna, delicada. Se dice: la oración soy yo.
Edith Stein se reconoció siempre como apasionada buscadora de la verdad. Un día leyó deslumbrada en la autobiografía de santa Teresa que Dios es la verdad. Ese día todo se iluminó para ella. Descubrió, en el colmo de la felicidad, que la verdad que buscaba con pasión era Dios. Y se dedicó a ella en cuerpo y alma, como quedó en sus libros para alegría y consuelo de sus lectores.
Por mentalidad racionalista, me engaño al creer que los sustantivos abstractos, como amor, verdad, confianza, alegría, fortaleza, son cosas, cuando en realidad existen sólo en mi mente con fundamento en la realidad, y por eso, las encuentro sólo si las convierto en sustantivos concretos. Yo soy amor, verdad, confianza, alegría, fortaleza, lo mismo que la persona que tengo a mi lado, y Dios, que es todo eso por excelencia.
El sustantivo abstracto es un proceso mental. Cuando hablo de amor, verdad, confianza, alegría, fortaleza, paso de la mente al corazón, y encuentro al hombre, a Dios. Mundo maravilloso de la persona, que tengo por descubrir.