El sueño de andar en bicicleta
El Valle de Aburrá requiere de un plan integral de movilidad que incluya y promueva diferentes alternativas para desestimular el uso del carro particular. La bici puede ser una opción viable.
Un sueño asociado a la recreación y el deporte, pero además como alternativa de transporte en consonancia con el espíritu inspirador de varias ciudades del mundo que promueven prácticas de vida saludable entre sus habitantes y más amigables con el ambiente.
En el plan que está en su primera fase de diagnóstico, seguro habrá consideraciones que se tienen que evaluar en forma juiciosa, que entendemos es lo que quiere hacer el Área Metropolitana, en cuanto a las posibilidades que ofrece la ciudad por su clima y también los ajustes necesarios en materia de políticas de tránsito y de inversiones en infraestructura para adecuar las vías para estos fines, extender ciclo rutas integradas verdaderamente y crear áreas de tránsito lento en los barrios.
En primer lugar se tienen que tener en cuenta las características de nuestra topografía, que por la conformación del valle tiene su eje principal de movilidad en su área central longitudinal, a lo largo del río, y hacia allí confluyen unas vías con diversos grados de pendientes, desde el Occidente y el Oriente. Las laderas no son un obstáculo en ese propósito, pero es preciso hacer adecuaciones en materia de infraestructura vial y estudiar alternativas tecnológicas como son los sistemas de poleas y de intermodalidad en el transporte, implementados ya en algunos países.
Otro asunto pendiente para hacer viable el sueño de ir al trabajo o al estudio en bicicleta tiene que ver con la necesaria creación de una cultura del respeto a la vida en las vías.
La muerte de 16 ciclistas en accidentes de tránsito en lo que va corrido del año en el Valle de Aburrá, frente a los 12 casos en el año anterior, habla de la necesidad de tener campañas educativas y al mismo tiempo normas más drásticas que les den a las vías la seguridad que demandan peatones, ciclistas y motociclistas, sin que ninguno de ellos esté exento de responsabilidades.
Y el tercer aspecto, tan crucial como los anteriores, tiene que ver con el gran número de vehículos que deben hoy compartir las vías urbanas, estando en la cima de la pirámide el peatón (buses departamentales y municipales, micros y rutas integradoras, colectivos e informales, carros particulares, motos y bicicletas). Y para el ciudadano debe ser tan válido ir en carro como tomar la opción de la bicicleta, por razones económicas, de salud o de actitud ante la vida.
De ahí que este plan que busca masificar el uso de la bicicleta como medio de transporte debe formar parte de un plan integral de movilidad, liderado por el Área Metropolitana, al que se acojan los 10 municipios del Valle de Aburrá (incluyendo Envigado, que muchos beneficios recibe de la misma, sin hacer parte formal de ella). Y que en concordancia con los planes de ordenamiento territorial de cada municipio permita definir estrategias conjuntas para priorizar el uso del transporte público masivo y estimular otras alternativas de movilidad distintas al carro particular, entre las cuales la bicicleta es una opción válida.
La movilidad eficiente y competitiva está en riesgo en este valle superpoblado y a punto de quedar hipercongestionado sino avanzamos en la adopción de estrategias en torno a la forma de compartir las vías, de forma incluyente y pacífica, y encontrar formas de estimular el uso de los sistemas de transporte público masivo, en concordancia con otra alternativas viales distintas al carro particular ante las cada vez más insufribles congestiones.
Hay que aceptar que solo trabajando en soluciones conjuntas y coordinadas podremos ponernos de acuerdo en temas tan fundamentales como este.
SÍ SE PUEDE MONTAR EN BICICLETA EN LA CIUDAD Y CADA DÍA LO HACEN MÁS PERSONAS
Por MAURICIO MESA
Del equipo coordinador del Movimiento Siclas
Este es un ejercicio juicioso porque están involucrados, además del Área, la ONU-Hábitat y yo recomendaría la unión de todos los municipios que conforman el Valle de Aburrá, entre los cuales no hay fronteras.
En la parte educativa no se ve una estrategia coherente y fuerte y existe la necesidad de reglamentar las licencias de conducción. Y hemos insistido mucho en la pacificación del tránsito. Este puede ser el detonador para que se determinen políticas públicas sobre el transporte en los municipios.
Hay que separar la regulación de las motos, de las bicicletas, pues el Código de Tránsito no hace ninguna diferencia y están en el mismo nivel.
Estoy totalmente convencido de que el uso de la bicicleta es una alternativa válida como medio de transporte y debe ser una prioridad para el Área Metropolitana el diseño y la validación legal de los soportes para el transporte público y podría ser posible montar bicicletas en el metro o metrocable.
En viajes cortos de 8 o 10 kilómetros el uso de la bicicleta es favorable por cuestiones económicas y de salud. Y hay gente que baja de las lomas al trabajo y vuelve y sube.
Sí se puede montar en bicicleta en la ciudad. Y no hay que ser muy experto ni loco. Es posible y vemos que cada día lo hacen más personas que exigen el respeto en las vías.