Histórico

El Eln: más solo que nunca

26 de agosto de 2008

Quiero referirme al interesante análisis de Paula López sobre el Eln en la edición dominical de EL COLOMBIANO. No existe guerrilla en el mundo a la cual se le haya dedicado más tiempo y más dinero que al Eln para efectos probables de paz.

Desde que Francisco Galán y Felipe Torres quedaron detenidos a mediados de los noventa, comenzó la romería a una de las cárceles bogotanas y luego a la de alta seguridad de Itagüí. Autorizados por el Coce, ambos "comandantes" fueron voceros e iniciaron una serie de contactos y eventos que demostraban la condescendencia del gobierno nacional para propiciar algún tipo de proceso que condujera a su inserción en la democracia. El discurso eleno se centró en la participación de la sociedad civil. Y con este caballo de Troya se realizaron encuentros en Río Verde, plena selva, con la presencia de embajadores y comisiones de paz. Más encuentros en La Habana, Maguncia, San José de Costa Rica, Caracas, etc., con la financiación del gobierno y "los países amigos del proceso" que hoy se sienten birlados y burlados.

El último capítulo de la Casa de Paz es un esfuerzo de Francisco Galán para salvar algo del naufragio, pero ha resultado una tabla de salvación relativa para él, que ha quedado solo con la banderita blanca, mientras sus compañeros del Coce escurren el bulto y los cuasi frentes guerrilleros del sur dan la pelea, no en nombre de Nupalom (Ni un paso atrás, liberación o muerte), sino en una mezcla de narcotráfico y seudo política.

Es la hora de las desmovilizaciones individuales (como la de Galán, en la práctica) y colectivas. La consigna de la negociación política del conflicto ha quedado en el mundo de la quimera, porque para negociar se requieren dos partes convencidas de la paz, de hacer concesiones oportunas y de no presentar propuestas maximalistas. El tiempo ha corrido en beneficio del Estado que esperó años a que el Eln (y las Farc) mostraran su compromiso de paz con hechos ciertos y verificables. No hubo otro camino que la seguridad democrática. Y el tiempo ha corrido en contra de las dilaciones marrulleras, en contra de la ilusión internacionalista de que un vecino rico y agresivo sería su socio, su renovador ideológico y su conductor militar que suplantaría la marcha desde la sierra de Perijá, por la marcha "libertadora" de los Andes y desde el volcán del Chimborazo.

El Eln está hoy más solo que nunca, como dice un tango. Carece de países amigos, de sociedad civil, de garantes y de vocación de poder. Lo peor: carece de realismo político para aceptar una declaración de paz, con el honor de los guerreros.