El crimen de Luis Carlos Galán
Un ex militar de inteligencia que vive refugiado en Estados Unidos me asegura que al candidato presidencial Luis Carlos Galán lo mataron los capos de lo que entonces eran los carteles del narcotráfico del Norte del Valle y de Cali. Es tan directa su autoría, según la misma fuente, que entre los sicarios que dispararon contra Galán en la Plaza de Soacha, el 18 de agosto de 1989, estaba Juan Carlos Ramírez Abadía, alias Chupeta.
En esa época, alias Chupeta (extraditado de Brasil a Estados Unidos el viernes 22 de agosto de 2008) comenzaba su escalada en el mundo del narcotráfico, a la sombra de dos personajes como Jairo Iván Urdinola Grajales y José Orlando Henao Montoya, alias El Overol. El "ala caleña" la comandaban, por supuesto, los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela.
Los sicarios que abrieron fuego contra Galán, agrega el ex militar, lograron penetrar los anillos de seguridad contiguos a la tarima donde oraba el candidato liberal debido a que contaban con escarapelas del DAS que les habrían suministrado algunos contactos de alto nivel infiltrados (y pagados por los dos carteles del Valle) en unidades militares y otros organismos de seguridad del Estado.
No doy por cierta esta versión, pero tampoco la descarto frente a la "verdad instalada" por algunos investigadores judiciales que, instrumentalizando muy hábilmente los medios de comunicación, convencieron al país de que el único y directo responsable de la muerte de Galán fue Pablo Emilio Escobar Gaviria, un narcotraficante no menos sangriento ni dañino de la historia nacional más reciente.
Según la fuente, las declaraciones de Escobar contra Galán y su abierta animadversión fueron capitalizadas por los narcos del Valle y por los enemigos políticos de Galán, en el contexto de una guerra de carteles que le dejó al país terrorismo y muertos.
En la trasescena del magnicidio, advierte el ex militar, quien coincide en ello con el testimonio de Virginia Vallejo, estuvo presente el político y caudillo liberal Alberto Santofimio Botero.
Repito, no doy por cierta la versión del ex militar que me contactó hace más de un año y que escribe un libro con sus testimonios vitales sobre el tema. Es extraño que la Fiscalía General de la Nación diga que la investigación está a punto de precluir ante la ausencia de pruebas y testigos.
Este ex militar me remitió copias de cartas y comunicaciones electrónicas a una fiscal, con el ánimo de ayudar e incluso declarar ante fiscales que sean enviados a Estados Unidos, pero no ha recibido nunca respuestas efectivas.
Y me atrevo a poner en la escena pública pistas en otra dirección sobre el asesinato de Galán, porque alguna vez un fogueado jefe paramilitar que hoy está preso me lo advirtió: "este país algún día va a saber que lo del avión de Avianca y varios magnicidios no fueron de Pablo Escobar sino una mezcla tenaz de esos narcos del Valle, los Pepes y otros personajes oscuros".