Detectan primer animal con fotosíntesis
Uno de los insectos más problemáticos para los cultivadores, el pulgón, se convirtió en el primer animal conocido en poseer una forma de fotosíntesis, proceso que se creía reservado a las plantas.
Una característica más que se suma a la lista de extrañas condiciones de estos pequeños insectos de tan solo unos milímetros: nacen preñados y algunos machos carecen de boca, por lo que mueren poco después de aparearse.
Un estudio publicado esta semana en Nature reveló que capturan luz solar y usan la energía apra procesos metabólicos.
Estos animales poseen la capacidad de sintetizar unos pigmentos, los carotenoides. Aunque muchos animales dependen de estos para una variedad de funciones, como mantener saludable el sistema inmunitario y producir ciertas vitaminas, todos los deben obtener de la dieta. No el áfido.
Alain Robichon, entomólogo del Sophia Agrobiotech Institute en Sophia Antilopolis (Francia), y colegas, sugieren que en los áfidos los pigmentos pueden absorber energía del Sol y transferirla a la maquinaria celular involucrada en la producción energética.
Esta capacidad es común en las plantas y algas, así como en ciertos hongos y bacterias, que también sintetizan los carotenoides. En todos ellos los pigmentos son parte de la maquinaria fotosintética
Los carotenoides son responsables de la pigmentación de los áfidos. El color del cuerpo determina la clase de depredadores que pueden verlos. En el laboratorio de Robichon, la coloración estuvo afectada por condiciones ambientales: el frío fomentaba los verdes, las condiciones óptimas los naranjas y los blancos surgían cuando las poblaciones eran grandes y enfrentaban escasez de recursos.
Cuando los científicos midieron los niveles de la molécula ATP que contiene la energía celular común a los seres vivos, los resultados sorprendieron a los investigadores: los verdes, que poseen altos niveles de carotenoides, hacían más ATP que los blancos, que casi carecen de los pigmentos. Es más: la producción de ATP creció en los de color naranja, que tienen una cantidad intermedia de carotenoides, cuando eran colocados en la luz y se reducía al ponerlos en la oscuridad.
Parece un caso clásico de fotosíntesis, aunque Maria Capovilla, otra de las investigadoras, cree que se requiere más investigación para ser concluyentes sobre la fotosíntesis, aunque los hallazgos lo sugieren con claridad.
Hay un dato adicional de peso: la forma como las moléculas de caroteno se hallan dispuestas. Los pigmentos forman una capa de 0-40 micrómetros bajo la cutícula del insecto, una posición perfecta para capturar la luz solar.
¿Para que tendrían fotosíntesis? No se sabe, pues su dieta es rica en azúcares. Quizás, especula Capovilla, podría servirles en momentos de estrés ambiental, como cuando se mudan a una nueva planta.reguntas sin respuesta aún.