Daniel Ortega: un mal precedente
Cualquier parecido de la política de Nicaragua con la realidad venezolana no es mera coincidencia.
La inminente reelección presidencial de Daniel Ortega en el país centroamericano es fiel copia de los mecanismos ya usados por Hugo Chávez para perpetuarse en el poder en Venezuela.
Primero: torcer a su favor el espíritu de la Constitución y presentarse a un segundo mandato consecutivo, pese a la prohibición de la Carta Política, y después asegurarse el control de la Corte Suprema para que fallara en contra una demanda de nulidad presentada por la oposición.
Y por último, poner al Estado al servicio del populismo y la presión contra los opositores. Ese es el modelo que hoy salen a legitimar los nicaragüenses durante las elecciones presidenciales, en las que las encuestas dan como inmenso favorito a Ortega, incluso sin necesidad de ir a una segunda vuelta.
Los otros dos candidatos son el empresario de radio, Fabio Gadea, y el expresidente Arnoldo Alemán, ambos representantes de movimientos políticos de derecha, que en vez de unirse para enfrentar a Ortega, en los últimos días se vieron enfrascados en mutuas acusaciones que terminarán por favorecer aún más al presidente en ejercicio.
Con casi 50% de apoyo electoral y una ventaja de 18 puntos sobre Gadea, su más cercano rival en la encuesta más reciente, Ortega podría terminar, según los opositores, con un mandato que no sólo legitimaría su reelección, sino que le permitiría hacer cambios constitucionales que garanticen su permanencia perpetua en el cargo.
No en vano, el mayor financiador de su campaña es Hugo Chávez. ¡Qué peligro!