Cuba tiene sus encantos
EL TURISMO MUESTRA las bondades que posee la mayor isla de las Antillas. La belleza de las playas compite con la historia.
El mar multicolor de blancas playas, la humildad de sus habitantes, el rigor de su historia, las maravillas naturales y el excelente servicio de sus hoteles hacen que Cuba tenga encantos para los turistas.
Embriagados por el aroma de los puros y orgullosos por contar con uno de los rones más apetecidos en el mundo, los cubanos continúan abriendo sus puertas para que el exterior sepa que en esta isla de 110.860 kilómetros cuadrados y casi 12 millones de habitantes hay algo más que socialismo.
"Cuba se extraña así vivas en Italia, así vivas en Miami", es el coro de una de las canciones con la que un grupo sonero cautiva el oído y hace más amena la estadía de los extranjeros en las hermosas playas de Varadero.
La tranquilidad que se vive en esta península que cuenta con el único peaje del país y tiene algunos asomos de capitalismo con el nacimiento de centros comerciales y el tránsito de vehículos de gama alta y marcas reconocidas, es la indicada para descansar.
Si primero quiere conocer la historia no es sino que escuche los apartes de una canción que dice "tu sufriendo en Miami y yo gozando en La Habana" para que empiece el recorrido de una capital que se apoya en el pundonor y heroísmo de José Martí, Ernesto Che Guevara, Camilo Cienfuegos y Fidel Castro para construir una nación en la que todos tienen derecho a la educación y la vivienda.
La Habana acoge con la extensión de su malecón, el colorido de los trajes de sus mujeres, el espectáculo del Club Tropicana y la proliferación de canchas de béisbol. También lo transporta al pasado en carros modelo 50 y 60, marcas Dodge, Mercury y Plymouth que ruedan con Acpm.
"Acá también tenemos desarrollo como el túnel de 700 metros debajo del mar construido por los franceses hace 60 años para comunicar La Habana con las playas del Este, las cuales cautivan con su pureza", contaba orgullosa Leyla Hurtado, una de las guías que vive agradecida con el régimen castrista, porque permitió que el turismo se convirtiera en el segundo renglón de la economía del país.
La belleza está en las playas
Ella no está chicaneando, ya que cuando uno llega a Santamaría y Guanabo (el recorrido se hace pagando 40 centavos de peso en una guagua -bus-, un botero de ocho convertibles o un taxi moderno de 25 euros) se encuentra con un mar cristalino que invita a soñar y poner la mente a volar.
La vía costera conduce hacia el descanso, la tranquilidad y te muestra el desarrollo petrolero que se viene presentando gracias a la asesoría de firmas de Venezuela, China, Francia y Canadá.
Sin olvidar la ternura de los delfines y las focas del acuario nacional y sí que menos de la magnitud de la Plaza de la Revolución, se llega a Matanzas y de una viene a la mente la palabra ¡azúcar! de la inolvidable guarachera Celia Cruz.
De ella hablan poco, pero admiten que fue una de las que más lustre le dio al folclor cubano en compañía de Daniel Santos y los exitosos músicos de la Sonora Matancera.
Después de acomodarse en Varadero, asegura Alfredo, otro guía, nadie debe regresarse sin ver la cueva cristalina de Bellamar, el sitio turístico más antiguo de esta nación (fue descubierto en el siglo XIX). A cien metros de profundidad el turista empieza a apreciar formaciones divinas en estalactitas y estalagmitas que lo harán convencerse de que bajo la tierra también hay un paraíso por descubrir.