Histórico

Colombia, país con más desplazados

01 de enero de 1900

  • Sgún la Cruz Roja, el país ocupa el primer lugar mundial en este flagelo.
Medellín
Colombia es el país del mundo con el mayor desplazamiento de civiles, según la Jefa de la delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Colombia, Barbara Hintermann.

Basada en cifras del Gobierno y organizaciones civiles, Hintermann declaró que "entre dos y tres millones y medio de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares debido a amenazas, hostilidades armadas y reclutamiento forzado".

La funcionaria señaló que las personas desplazadas, en su gran mayoría, son campesinos que se ven obligados a buscar refugio en los suburbios de las grandes ciudades. Y agrega que ante la dificultad que tienen para encontrar trabajo de manera inmediata, no pueden satisfacer sus necesidades básicas ni las de sus hijos, además de vivir en extrema pobreza.

No obstante a los esfuerzos desarrollados por el Gobierno para atender a la población desplazada, en el corto y mediano plazo, Hintermann indicó que aún quedaba mucho por hacer y que las poblaciones afrocolombiana e indígena son las más afectadas por los desplazamientos internos.

De igual manera, la Jefa de delegación aseguró que más de la mitad de las personas internamente desplazadas son menores de dieciocho años y advirtió de la incapacidad de las regiones receptoras para recibir a los desplazados.

La representante del organismo internacional destacó que en 2007 la organización atendió a casi 70.000 desplazados.

Al año, 200.000
El pronunciamiento del CICR coincide en algunas conclusiones del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur), que indican que en los últimos tres años se desplazaron 619.000 personas en el país.

Sin embargo, con estas cifras, Acnur clasifica a Colombia como el segundo país más afectado por desplazamiento después de Sudán. En su informe para los años 2004-2007 señala que el fenómeno se redujo en el país en este periodo, gracias a las políticas del Gobierno, aunque cuestiona que el problema persiste, no se castiga y no tiene el rechazo social que merece. JCM