Moda

Las joyas personalizadas que se hacen en Medellín y que valen millones

Bracarli se ha especializado en hacer joyas de lujo y al deseo de sus clientes entre quienes se encuentan, Blessd, Ryan Castro, Westcol, Yeferson Cossio y Lokillo.

01 de mayo de 2024

Con 200 millones de pesos se pueden comparar muchas cosas –un gran carro, un pequeño apartamento– pero Javier Arias, uno de los más reconocidos y habilidosos practicantes de stunt en el país –el deporte que consiste en hacer acrobacias en moto–, decidió comprarse una joya.

Así lo reveló el creador de contenido dimeloking en su perfil de Instragram: “Javier Arias, el stunt más grande Colombia se monta en una cadena de 200 millones. Más de 6.000 diamantes y 450g de Oro”, dice el post, que está acompañado de dos fotos y un vídeo donde se puede ver a Arias luciendo la cadena con un dije de forma triangular que lleva sus iniciales y la palabra stunt.

Una joya de ese calibre es la especialidad de Bracarli, la marca que está revolucionando la joyería en Medellín.

Bracarli es una empresa familiar. Su nombre es la combinación de las iniciales de los dos hijos mayores y la esposa de Darío Morales, Brayan, Carolina y Liliana. Pero la historia empieza mucho antes.

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Darío nació en Andes y vivió allí sus primeros años de vida. De esa época recuerda sobre todo a su mamá, que iba al río a lavar la ropa y buscar oro.

A los 11 años llegó a Medellín con su familia y desde entonces empezó a trabajar con su mamá, la acompañaba a vender buñuelos, empanadas, mandarinas, lo que fuera. Luego entro a trabajar a una panadería, después en construcción, y en esas estaba cuando su mamá le dijo que fuera a trabajar a la joyería donde ella trabajaba haciendo el aseo.

—Mi mamá me insistía que fuera a trabajar allá y fui los primeros ocho días, pero me aburrí, yo estaba enseñado a otro tipo de trabajo. Me pusieron 150 anillos para pulir y brillar, hice el trabajo pero no volví. Sin embargo al señor le pareció muy bueno el trabajo que hice y me llamó muchas veces para que volviera, dice Darío.

Tenía 16 años, y desde entonces no ha dejado de hacer joyería.

Trabajaba de lunes a domingo, de 8:00 de la mañana a 8:00 de la noche. La vida le alcanzaba para poco más, pero esa dedicación lo fue puliendo, y empezó a ganar fama entre los joyeros de Medellín. De esa joyería pasó a otra en el edificio la Ceiba, donde hoy tiene su sede principal Bracarli, después montó una en sociedad, y luego, con ayuda de su mamá montó una propia.

—Cuando yo empecé a trabajar con él haciendo mandados, bajaba a San Andresito, donde los clientes y todo el mundo me hablaba muy bien de él, dice Brayan.

Brayan empezó a trabajar con su papá a la misma edad que su papá empezó a trabajar en joyería, a los 16. Primero como mensajero, luego haciendo joyería, poco a poco, aprendiendo y finalmente en las redes sociales. En principio fue un trabajo temporal, porque Brayan quería hacer música, y luego se matriculó en ingeniería industrial, pero terminó de nuevo en la joyería.

Poco a poco Brayan ha ido aprendiendo de lo que tanto sabe su papá, y al mismo tiempo le ha ido enseñando lo que no sabía. Su trabajo ha sido convertir el taller en marca y el metal en arte, como dice el slogan de Bracarli, y para eso se ha ayudado de las redes sociales, buscando llegar directamente al consumidor final.

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—Yo hacía de todo. Atendía la vitrina, hacía mandados, fundía, brillaba, soldaba, organizaba las facturas en excel y le tomaba fotos a las joyas y las montaba en internet. En esa época hubo una moda de pulseritas de bolas y eso fue lo que potenció la página, porque empezamos a vender mucho de eso y así nos empezamos a mover. Yo siento que yo vine a promocionar el trabajo de él, y era tan bueno que nos empezaron a buscar, dice Brayan.

El trabajo de Brayan y Darío en la joyería ha coincidido con la ebullición de los ‘influencers’, jóvenes que viven de las redes sociales, algunos de los cuales se hacen inmensamente ricos tremendamente rápido, y por eso pueden permitirse el derroche y los lujos, como esas joyas que en Bracarli saben hacer tan bien.

Pero no sólo eso, dice Darío que el turismo y la pandemia también han sido factores fundamentales para el aumento del consumo en general, y eso se ha traducido en un auge de la joyería personalizada, que ha supuesto un cambio en las tendencias.

–La joyería antes era muy clásica, las piedras se usaban pero no tanto, luego vino como una tendencia de joyas rústicas, pero por el lado de Bracarli eso cambió con El Mindo, el nos pidió un fantasmita lleno de piedras y nos dijo que le siguiéramos metiendo a eso, dice Brayan.

—¿A partir de ahí empezó a cambiar todo?

—Sí, en esa época ya hacíamos cosas así con piedras, pero eran más como vírgenes, cosas religiosas, iniciales, lo de siempre. Nadie se atrevía a hacer un emoticón, no sé... Pero la pauta con El Mindo y esa joya en específico hicieron que la gente empezara a pedir otras cosas, como siguiendo esa tendencia de joyería que viene del hip hop de Estados Unidos.

Y haciendo ese tipo de diseños es que Bracarli se ha convertido en una de las joyerías más reconocidas de Medellín. Sus joyas las usan algunos de los personajes más populares de la ciudad y el país, referentes de lo que la gente quisiera ser o parecer, desde Ryan Castro, Westcol, Blessd, Yeferson, hasta los Perros Criollos y Alcolirykoz.

El catálogo de Bracarli es extenso. Hay vírgenes y santos, armas, botellas de licor, animales, iniciales, réplicas de tenis, cruces, números, mapas, calaveras, súper héroes, pisa papales y hasta chupos para bebes. Todo lo imaginable. Hay de todo, para todos, pero sobre todo hay mucho trabajo.

—Todo el mundo quiere tener su joya, de hecho, hay mucha gente de diferentes clases sociales. Estamos viviendo como la fiebre del oro que hubo en ese tiempo de los 80, dice Darío.

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Bracarli a la conquista del mundo

Brayan quiere hacer de Bracarli una marca de lujo tan grande y reconocida como Bulgari o Jacob & Co. Para eso no solo ha tecnificado el taller y optimizado la producción, sino que ha empezado a crear nuevas líneas de negocio. Ahora, además de hacer y comercializar joyas, Bracarli tiene una línea de relojes.

Así como va Brayan empezó Jacob Arabo, fundador de Jacob & Co, hace más de 30 años en la calles de Nueva York haciendo joyas, pero soñando con hacer relojes exclusivos, súper sofisticados y lujosos. Ahora sus relojes son tan famosos que los llevan personajes como Neymar, J Balvin, Maluma, Cristiano Ronaldo, Drake y más.