Los tenis en todas partes, hasta para coleccionar
Se están usando hasta para eventos de gala. Su masificación, sin embargo, aumenta sus precios. Así funciona.
Periodista cultural del área de Tendencias de EL COLOMBIANO.
Mañana sale la nueva colaboración de Bad Bunny con Adidas, son unos tenis azul cielo inspirados en la nueva etapa creativa de Benito Martínez desde el lanzamiento de su último disco, Un verano sin ti. Comprarlos no solo requiere tener el dinero (cuestan $799.990), también hay que estar pendientes en el sitio web porque probablemente se agoten: son una edición limitada y cada vez hay más coleccionistas interesados.
Mr. Towers los recibió antes para promocionarlos en su perfil de Instagram (@mrtowers2988), él lleva diez años como coleccionista y construyó con su afición una audiencia que lo convirtió en influenciador. Ahora no solo habla de tenis, pero ellos fueron la entrada al mundo de la moda que, culturalmente en Colombia, tiene tan poco campo de juego para los hombres. “Nos vestimos muy iguales, no hay nada que nos diferencie, pero los zapatos pueden tener ese valor diferenciador”.
De esa misma opinión es David Estrada, creador de Sneaker (Re)Maker, un emprendimiento que se dedica a personalizar tenis, dándoles una nueva vida.
Más factores de moda
Los tenis han hecho varias transiciones de la ropa deportiva a la de calle. Por ejemplo, marcas como Tommy Hilfiger, Ralph Lauren y Lacoste siempre han tenido modelos clásicos para acompañar los atuendos de la marca, enfocados en deportes como el tenis y el polo, y en temporadas especiales, como el verano.
Pero el golpe de popularidad lo dio el baloncesto y el género urbano, a finales del siglo XX. La cultura del hip hop en Estados Unidos se expandió por el mundo e hizo que las zapatillas, antes exclusivas de los basquetbolistas, se sumaran al armario cotidiano. Una vez ahí y en los pies de Michel Jordan se convirtieron en objetos de deseo.
Los Jordan, una colaboración de la marca Nike con el mejor basquetbolista del mundo, fueron los primeros lanzamientos especiales en ediciones limitadas, un éxito en ventas que comenzó el fenómeno del coleccionismo.
Hoy no solo las figuras del deporte tienen tenis firmados con las grandes compañías, también están los cantantes como Beyoncé, Bad Bunny y J Balvin, que ya está cocinando su próximo lanzamiento con Nike, los diseñadores como Stella McCartney y Mary Katrantzou, y las grandes casas de lujo.
En los últimos años Louis Vuitton, Prada, Gucci y Dior han hecho sus líneas con las grandes marcas deportivas. Tenis casi hechos a mano con el saber de las casas de alta costura. Para Mr. Towers una de las muestras de la madurez del coleccionismo en el país es que la colaboración de Dior estuvo disponible para la venta directa en Colombia. Un par de zapatos que costaban alrededor de $25.000.000.
Este crecimiento no solo se le debe a los hombres y su adquirido gusto por la moda ni al coleccionismo. Una parte importante del crecimiento del mercado es el ingreso del público femenino, que por tendencia se acercaron a los tenis con ropa casual, también a finales del siglo XX.
Las mujeres se empezaron a bajar de los tacones y nunca miraron atrás, contrario a lo que alguna vez predijeron los expertos en moda que harían. Solo esta semana en Colombia la ministra de Minas, Irene Vélez, apareció en una reunión con la ministra de Turismo de España, María Reyes Maroto, usando unos blancos. Aunque hubo debate en redes sociales, lo cierto es que los tenis son tendencia y se han usado hasta para ir a los Oscar.
La comodidad ha sido más fuerte que los ciclos de tendencias y, en cambio, fueron las grandes firmas a las que les tocó pasar de producir tacones a ponerse los zapatos deportivos, incluso para ocasiones especiales. Esto no fue una pérdida, sino todo un nuevo y creciente mercado.
Por ejemplo, la mayoría de los clientes de Estrada en la actualidad son mujeres, que buscan darles un toque más personal a sus zapatos de marca y diferenciarse, la última tendencia de la moda.
Objetos de valor
Durante la Segunda Guerra Mundial, los Nazi se dedicaron a saquear colecciones de arte privadas e institucionales en territorios ocupados como una forma de conseguir riqueza. Las obras de arte son piezas relativamente fáciles de guardar que solo se valorizan con el tiempo.
Hoy, apenas estalló el conflicto entre Rusia y Ucrania, los oligarcas rusos salieron a comprar joyas Bulgari y bolsos Chanel antes de que el rublo empezara a derrumbarse, y que las sanciones les cerraran las puertas de las tiendas de lujo. Ahora son las piezas de moda las que son relativamente fáciles de transportar y se valorizarán con el tiempo. Lo mismo pasa con los tenis, solo que la inversión puede ser más asequible, en teoría.
Sí lo son en el sentido de que las marcas deportivas no tienen el sistema de las casas de lujo que incluyen listas de espera y una especie de puntaje de comprador. “Por ejemplo, en Hermès tienes que estar en una lista, donde solo permaneces si haces una compra al mes y una vez seas cliente frecuente, te dan el derecho a comprar una cartera Birkin o Kelly, pero en el modelo que ellos consideren, debe pasar mucho para que te dejen escoger”, explica Mr. Towers. No solo tienes que tener los 40.000 dólares, que puede costar la pieza.
Ahora, hay zapatillas que ya pueden alcanzar cifras muy altas en el mercado, ya sea por el método que emplean las casas de lujo de sumar en sus precios prestigio, materiales, artesanía y ediciones limitadas, o porque son clásicos que se mantuvieron en perfectas condiciones o pasaron por un proceso de personalización que los convirtió en objetos de lujo, pero con un poco de planeación y esfuerzo, se pueden conseguir.
Esta última tendencia de personalización está en auge en Estados Unidos, gracias a personajes como The Shoe Surgeon (Dominic Ciambrone), que comenzó trabajando como independiente en la personalización de zapatillas con pieles exóticas y otros materiales especiales, y ya tiene un estudio de creativos en Los Ángeles que ofrece soluciones de personalización que van desde el diseño hasta el desarrollo y el mercadeo.
La filosofía del estudio incluye una concepción especial del tiempo, para estos días de eficiencia, y es que se toman lo necesario para trabajar sus productos y, además, están hechos para durar, contrario a la rapidez que tanto le gusta a la industria de la moda.
Aunque la práctica ha tenido gran acogida en Estados Unidos, algunos creen que es una burbuja próxima a estallar. Además, no ha dejado de ser problemática, especialmente para marcas como Nike, que está organizando una estrategia legal para frenarla, pues otros se llevan las ganancias por vender zapatos suyos, manteniendo la marca.
La falta de control sobre lo que se hace con las piezas que se modifican y comercializan ha traído otro tipo de problemas. El rapero Lil Nas X sacó 666 pares de Nike Air Max 97 personalizados por MSCF Product Studio con una gota de sangre humana, que bautizó “Satan Shoes” (los zapatos de Satanás), para la promoción de su disco Montero.
La marca no aprobó la colaboración, pero no pudo evitar que se le terminara relacionando con Satanás, para los más desprevenidos. Cada par de estos zapatos costaba, cuando salieron a la venta en marzo de 2021, $1.018 dólares (más de $4.000.000). Hoy, después de que Nike los demandara por el uso de su marca registrada y los retiraran del mercado, pasan por los $10.000 dólares (más de $40.000.000) en E Bay.
La cara sostenible
Estrada, que comenzó su negocio de personalización en la pandemia, lo ve más dirigido a la sostenibilidad, pues en lo que se especializa es en recuperar zapatos que ya están desgastados por el uso y rearmarlos con otros materiales que les extienda la vida, pero conserven su forma original.
Así ha podido expandir su disfrute de la moda, incorporando estampados animales, florales, texturas y colores, que a veces el mercado local no tiene y no son tan fáciles de conseguir. Las piezas de David están hechas para durar, pues el usuario las puede personalizar tanto como le dure la suela.
Él sí ha tenido la oportunidad de personalizar zapatos con materiales de lujo, cuando un amigo le llevó un bolso viejo que tenía su mamá en el armario y lo cortaron para incorporar el material al diseño deportivo, pero es una rareza. En eso concuerda Mr. Towers, que considera este tipo de personalización, tan de moda en Estados Unidos, como un gasto extremo para el mercado colombiano, porque se debe comprar una pieza de lujo para destruir. Una extravagancia en dólares.
En cambio, David propone diseñar en colaboración con sus clientes, pues muchas veces no saben qué quieren. Les pide referentes, colores y les pasa propuestas que luego se hacen realidad en su taller.
Esta no es la única idea alrededor del mundo de los tenis, también hay productos especializados de limpieza y almacenamiento.
Una prenda de vestir que se convirtió en hobby