Duque, de anónimo a presidencial
Le sacó 2.492.891 votos a Ramírez y 3.644.505 votos a Ordóñez. Claro ganador.
Periodista de la Universidad del Quindío. De Calarcá.
Iván Duque, 41 años. Fue el que dijo Uribe y el que dijeron 4.028.535 colombianos este domingo (boletín 77) para elegirlo como candidato a la Presidencia. En el camino quedaron Marta Lucía Ramírez (1.535.644) y Alejandro Ordóñez (384.030).
Estaba cantado. Ahora, la contienda será por la joya de la corona: la Presidencia.
Duque pasó de ser un desconocido en el escenario político hace cuatro años, a figurar y aspirar por la Presidencia, bajo la batuta del líder natural de su partido, el expresidente y ahora repitente senador Álvaro Uribe Vélez.
Tras conocer los resultados, anunció que Ramírez será su fórmula vicepresidencial y envió un mensaje para fortalecer lo que ha dicho en campaña: “No queremos que a nuestro país lleguen las tentaciones del autoritarismo populista que arruinó a Venezuela”.
Cercano
Duque es abogado de la U. Sergio Arboleda, cuenta con maestrías en Finanzas y Administración Pública y Derecho Internacional de “American University” y “George Town University”, y especialista en negociación, de Harvard.
A Duque le gusta invitar a su colaboradores a almorzar, es una costumbre, en un encuentro informal, con el que busca conocer de cerca lo que piensan o lo que consideran que se puede afinar.
Es perfeccionista y piensa que “todo se puede mejorar”. Así lo señala su amigo y con quien laboró un año en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Felipe Buitrago.
Nació en la capital del país, pero su herencia antioqueña, por su padre Iván Duque Escobar y su madre, Juliana Márquez, son una constante.
Buitrago, por ejemplo, comenta que al candidato le gusta comer “trancao” y que disfruta de un buen filete de carne o de pescado. Este gusto lo atribuye, de nuevo, a la “herencia” o “dígame cómo es una bandeja paisa light”.
Añade: “Le apuesto a que si usted le pregunta que en qué debe mejorar, él responderá que en todo, porque quiere aprender cada día”. Lo mismo dice Luis Guillermo Echeverry, su gerente de campaña y quien lo conoce hace 17 años.
Echeverry destaca que quizás el único defecto que tiene o “en lo que sí debería mejorar”, es que es perfeccionista; sin embargo, admite que ese afán porque las cosas funcionen como “un reloj” le ha permitido crecer intelectual y políticamente en las huestes del partido, donde “es respetado por el expresidente Uribe”.
Ambos aseguran que Duque es un “matado” por el trabajo, pero lo que más disfruta es estar con su esposa, María Juliana Ruiz, y sus hijos Luciana, Eloísa y Matías, con quien goza jugando un partido de Fifa en Play Station.
De argumentos
No es grosero ni malgeniado, pero sus “argumentos son fuertes, sin necesidad de subir el tono de voz”. Tampoco lo han visto perder el control y “se ha caracterizado por ser suave con las personas”, según Echeverry. Otro factor que le abonan es el respeto que le tiene Uribe, quien a pesar de su juventud, lo consulta para diferentes temas y para “defender la democracia”.
Aquí, quien argumenta lo contrario, es el senador del Polo, Jorge Robledo. Lo reconoce como un senador “activo, pero desenfocado”, porque busca mantener los mismos postulados políticos de Uribe.
“Está fundamentalmente equivocado, porque defiende las mismas políticas económicas desde 1990”.
Otro que se convirtió en un contradictor y está en las mismas toldas, es el exministro de Justicia Fernando Londoño, quien en agosto pasado lo criticó en su programa “La hora de la verdad”, al decir que Duque “cualquier cosa que sea en la vida, solo se la debe a Uribe”.
Ahora, empezará la verdadera campaña y retomará las correrías por el país. Aunque no toma mucho, le gusta celebrar con una copa de vino, así que, como la ley seca rige hasta las 6:00 a.m. de hoy, seguro festejará con una copa cerca del ocaso.