Director por un día

Antioquia en el 2030 en el deporte

Este artículo se publicó en el aniversario 105 de EL COLOMBIANO, con Carlos Enrique Moreno como director invitado.

06 de febrero de 2017

El siguiente artículo es una descripción vivencial, es decir, una narración donde el autor se sitúa imaginariamente en el 2030, narrando los cambios que vivió Antioquia en el deporte, y explica los avances y las medidas que se tomaron para llegar allí.

Parece mucho tiempo pero solo han pasado 13 años desde cuando nuestro país alcanzara la mejor presentación histórica en unos Juegos Olímpicos. Fue en Río-2016. Los años se van volando y el deporte colombiano y, en especial, el antioqueño han tomado vuelo.

Y aunque el uno no se puede desligar del otro -pues tradicionalmente siempre Antioquia ha surtido todas las manifestaciones mundiales u olímpicas del deporte nacional-, hemos asistido, durante estos últimos años, hasta llegar a 2030, a un escenario en el que los antioqueños han surtido, de gran forma, nuestras selecciones a torneos en el exterior y a los que hemos ejercido de anfitriones.

Asistimos, de esta forma, a lo que por años pregonábamos y soñábamos: la internacionalización del deporte antioqueño. Y recuerdo algunas conversaciones de antaño con el exdirector de Coldeportes, dirigente Diego Palacios (q.e.p.d.), a quien le insistía que teníamos que mirar más allá de Puerto Berrío, para significarle la importancia de romper barreras, de salir de la casa, de pensar en grande. Y le decía que Antioquia tenía gran capacidad de liderazgo y de dirigentes, pero que necesitaba ampliar el espectro.

Afortunadamente en este tiempo se ha logrado y vemos como nuestra comarca viene transitando el camino correcto al entrar a las grandes ligas de los torneos importantes, el principal de ellos, la celebración de los Juegos Olímpicos de la Juventud en 2027 que, tras haber perdido el pulso con Argentina para realizarlos en 2018, se insistió, se mejoraron las propuestas y se pudo concretar el sueño.

No podíamos descartar una segunda solicitud ante el Comité Olímpico Internacional pues Medellín y las ciudades alrededor de ella tienen todas las condiciones para seguir siendo sedes de eventos de gran jerarquía.

No cejar en empeños como este deben seguir siendo el parámetro de una buena dirigencia que, en el pasado, supo superar la historia trágica de una ciudad pujante y demostrar que con tesón se puede lograr muchas cosas positivas.

Y que, como sucedió en todos estos años, con la realización de grandes eventos suramericanos, panamericanos y mundiales, seguimos demostrando ese liderazgo de Antioquia. Estamos aptos para cumplir esos sueños de grandeza.

En estos años, igualmente, se lograron cosas importantes: superar la falencia de dirigentes y jueces que antes no se capacitaban, que no hablaban otro idioma -inglés- para hablar de tú a tú con los pares de otros países y lograr así abrir puertas.

Antioquia ha demostrado que es líder en este aspecto, pues en el pasado se perdieron, por ejemplo, muchas medallas por la falta de delegados o jueces que pelearan, idiomáticamente, por el país.

Seguimos con compromisos importantes, supimos aprovechar la dirigencia política para proyectar al país y en lo que a Medellín corresponde como ciudad sede de grandes certámenes.

En este lapso hubo un gran respaldo dirigencial al mantenimiento y construcción de escenarios, dejando atrás la labor social y de clubes para darle más impulso al alto rendimiento, con un plan estructurado de ciudad.

De ahí que Medellín haya construido un nuevo estadio, pues el que teníamos hace 15 años estaba obsoleto, no reunía las condiciones de los estadios modernos.

Afortunadamente se actualizó, tal como lo hicieron grandes escenarios, como el Wembley, que lo tumbaron y mejoraron. El Atanasio se había quedado chiquito, siempre vivió de reparcheos y de mejoras pequeñas.

Llevarlo fuera de la ciudad fue otro acierto. Levantado en la periferia acabó con múltiples problemas sociales, en especial lo relacionado con los vecinos de la unidad deportiva que se quejaban por los desmanes.

El nuevo mejoró en capacidad, pues mientras una ciudad va creciendo en población, los escenarios deben, igualmente crecer en forma paralela. Este posee los adelantos tecnológicos y quedó a la par de los mejores del mundo.

Igualmente, estamos acudiendo a los últimos detalles de la construcción del gran complejo de deportes, en las afueras de Santa Fe de Antioquia -que gracias al corredor vial de Occidente- será posible llevarlo a término y que competirá con el centro de eventos de Bogotá.

Esto quiere decir que en poco tiempo, Antioquia podrá no solo celebrar importantes torneos deportivos de corte mundial sino conciertos musicales, pues se concibió con la idea de ser una gran Arena, al estilo europeo, una especie de coliseo cubierto con aire acondicionado, supe moderno y con tecnología de punta.

Finalmente, nuestros dirigentes fueron conscientes de que el deporte es cambiante y exige cosas nuevas. Las dos más importantes obras relacionadas con el tema deportivo fueron justamente estas dos que, responden a la necesidad y al hecho de que cuando reformamos, muchas veces las cosas salen más costosas.

Fue otro acierto el dejar el viejo Atanasio Girardot como una alternativa de mediana capacidad para el fútbol y otras manifestaciones.

El otro punto destacado fue la construcción del nuevo velódromo. Hay que recordar que Medellín es un centro internacional de ciclismo en pista. Siempre lo fue. Y el viejo velódromo se quedó chico, estrecho, sin área para parqueaderos y obsoleto.

Y aunque una instalación de última generación es costosa, la dirigencia acertó al invertir, montando un velódromo de jerarquía, en madera, techado, con aire acondicionado y con las normas UCI. Ubicarlo en Rionegro fue otro acierto.

Finalmente, un tercer bloque que destaco en este sueño de Antioquia 2030 es el tema de la promoción del deporte de base. El respaldo a dos frentes ha sido vital, en estos años, para que el departamento creciera y se fortaleciera.

Por un lado, la concientización de clubes, ligas y rectores de establecimientos de educación, tanto estatales como privados, sobre los beneficios del programa Supérate-Intercolegiados que hasta 2017 se veía de reojo y con recelo, ahora es tomado con seriedad y como cantera para mantener vivas las nuevas generaciones del deporte antioqueño.

Veo rectores de colegios emocionados y profesores de Educación Física detectando talentos, así como a entidades universitarias pensando más en el alto nivel y en respaldar al joven deportista en su afán por hacerse profesional. Ya pueden desempeñar las dos actividades sin problema alguno como sucedía antes cuando tenían que elegir una u otra.

Y, por otro, vemos con beneplácito como el deporte de Antioquia se descentralizó. Ahora se mira más la provincia; los municipios se convirtieron en la verdadera despensa, aportando como gran semillero al alto rendimiento; hay más monitores, mayores y mejores recursos económicos, desarrollo y la construcción de escenarios -tipo mini centros de alto rendimiento- adecuados.

Todo esto permitió un crecimiento y el aprovechamiento del biotipo de cada una de las distintas regiones del departamento. Ya no se pierden los talentos, como ocurría en 2017, por ejemplo. Han sido trece años de crecimiento y liderazgo, bien aprovechados que permitieron la internacionalización del deporte antioqueño.

Lea las descripciones vivenciales sobre deportes que escribieron nuestros lectores.