Palomeque, el cadete más veloz de Suramérica
Periodista del área de Deportes
Aún mantiene ese estilo chévere y jovial que se evidencia en su forma de hablar: “¿Qué más jefe?, “hey pana”, “oye brother”, “háblame negro”.
No obstante, en tan solo cuatro meses sus pensamientos y apariencia física denotan un gran cambio.
Las tradicionales trenzas que adornaban su melena ya no existen y ahora sus ideas son más claras y seguras, como las zancadas que viene dando en la pista.
Diego Palomeque Echavarría es ahora el hombre más veloz de Colombia y Suramérica. Después de quitarse las licras deportivas pasa a enfundarse el uniforme verde oscuro que identifica a las Fuerzas Militares de Colombia, institución a la que defiende después de representar a Antioquia durante seis años.
“Mi función es de cadete, pero el propósito es seguir estudiando para llegar a ser oficial del Ejército Nacional”.
Con contundencia y firmeza, como si le estuviera hablando a uno de sus superiores, responde Palomeque, a quien de la noche a la mañana la vida le volvió a sonreír.
“Con paciencia y perseverancia los días difíciles se hacen menos largos”, reflexiona.
Hace cuatro años, en medio de la euforia con la que fueron recibidos en el aeropuerto Olaya Herrera los medallistas olímpicos de Londres, Diego se escabulló entre la multitud hasta llegar a su aposentó en el barrio La Iguaná para soltar el taco que traía en la garganta.
“Lo malo me fortaleció, aunque eso no se lo deseo a nadie”. El atleta que nació en Carepa dio positivo por testosterona en un control al que fue sometido antes de debutar en los Juegos. Estuvo suspendido dos años. “Fue complicado, pero solo aquellos que tienen la fuerza mental pueden llamarse deportistas y aguantar el tiempo de sanción”.
Afirma que ese traspié quedó en el olvido, y que ahora solo piensa en actuar en las justas de Río y tener una buena formación académica.
Fuerte ante el cambio
La formación que adquirió en la actividad atlética le ha servido para soportar el rigor y el temple de las Fuerzas Armadas. “El deportista y el militar tienen algo en común que es la disciplina. Ahora soy más responsable, he superado algunos temores y he aprendido cómo superar los errores”.
Se levanta a las 5:00 de la mañana, hace aseo, desayuna y se dirige a estudiar hasta la 1:15 p.m. Almuerza; luego, de 2:00 a 5:00 p.m., entrena y después hace formación con sus compañeros para recibir novedades. Come, nuevamente se viste de camuflado, vuelva a las aulas hasta las 9:00 p.m., coge otra vez la escoba y a las 10:00 a.m., a dormir.
“Estoy orgullosa de él, su espíritu luchador es para admirar”, indica sobre Diego su mamá, Flor Elena.
Su novia Rosa Angélica Escobar -practicante de 400 metros planos- le expresa que a pesar de la lejanía, no puede tirar la toalla, que aguante, que todo el sacrificio traerá la recompensa.
“Trabajo para ser uno de los mejores corredores del mundo, pero también un ejemplo a seguir. No quiero que la gente me vea solo como un deportista, sino como una persona que se superó y con las Fuerzas Militares hallé la oportunidad para lograrlo”, relata el velocista de 100 y 200 metros planos, quien en esta segunda prueba ya tiene marca para competir en los Olímpicos de Río, a los que viajará con sed de revancha.
Ya viene demostrando que tiene condiciones para calmarla. En las anteriores tres semanas, en cinco Prix que disputó -tres en Chile y dos en Perú-, y en los Nacionales de Medellín, ganó todo lo que corrió, 11 oros.
Al llegar a la Escuela Militar de Cadetes José María Córdova, en Bogotá, su nueva casa, con un botín dorado, fue recibido como un héroe. Quiere seguir corriendo a gran velocidad para llenar de orgullo a la institución que le abrió las puertas del éxito. En el Prix Ximena Restrepo, ayer, fue una de las figuras.
En el Prix Internacional Ximena Restrepo de atletismo, ayer, fue figura al conquistar otro oro, en 400 metros planos con 45.25 segundos marca con la que disputará su segunda prueba en Olímpicos.