Fútbol

Se retiró Zlatan Ibrahimovc: se acabó el tiempo del “dios” del fútbol sueco

A sus 41 años, el delantero Zlatan Ibrahimovic se retiró del balompié profesional. Jugó en la élite del deporte durante 24 temporadas. Su último equipo fue el Milan.

Estudiante de periodismo de la Universidad de Antioquia. Interesado en el periodismo narrativo y los deportes.

05 de junio de 2023

El tiempo no perdona, no da tregua. El destino ineludible alcanza hasta a quienes se creía que eran inmortales, “dioses”, hombres a los que no les pasan los años. El domingo, a sus 41 años, el delantero sueco Zlatan Ibrahimovic –uno de los mejores atacantes de la historia– anunció su retiro del fútbol.

Cuando dio la noticia por los parlantes del estadio San Siro, luego del partido entre AC Milan –su equipo– y Hellas Verona, Zlatan lloró. Se mostró melancólico, débil. Esa era una faceta que no se le conocía a un tipo que siempre tuvo fama de ser frío como un asesino serial y duro como una piedra.

Los aficionados del Milan también lloraron. ¿Cómo no lo iban a hacer si se iba uno de sus ídolo, el “rey”, “el león”, “el terremoto”, “dios”? Ibrahimovic es un personaje complejo, una “bestia” mediática que toda su carrera generó amores y odios. Lo quisieron los aficionados de casi todos los equipos en los que jugó (Malmo F.C, Ajax, Juventus, Milan, Inter, PSG, LA Galaxy, Manchester United). El único lugar donde su ego y su actitud de rockero rebelde no gustó fue en el F.C Barcelona, de donde salió después de insultar a Pep Guardiola por condenarlo a ser suplente de Messi.

En su autobiografía, que fue escrita por el periodista sueco David Lagercrantz, titulada Yo Soy Zlatan, el futbolista reconoció que en ese momento se le fue la mano; pero que esa actitud era un reflejo de su personalidad, de ese carácter indomable que forjaron las dificultades que vivió durante su infancia y que llevó a que, ya profesional, los seguidores de los equipos rivales lo detestaran.

Hijo de migrantes y del barrio

Es cierto que Ibrahimovic nació en Suecia el 3 de octubre de 1981. Sin embargo sus raíces son escandinavas. El papá, Sefik, nació en Bosnia. Jurka, la mamá, es de Croacia. Ambos llegaron a territorio sueco en la década del 70 huyendo de la difícil situación que se vivía en la antigua Yugoslavia.

Se conocieron en Rosengard, el barrio de los migrantes en Malmö, la tercera ciudad de Suecia. En ese lugar marginal, inseguro, nació Zlatan. Dos años después sus padres se separaron por el alcoholismo del papá. Eso llevó a Ibra a vivir en un desequilibrio constante: unos meses en una casa, los restantes en la otra.

Zlatan, que paradójicamente conoció de frente la pobreza y aguantó hambre en uno de los países económicamente más estables de Europa, robó bicicletas cuando era adolescente. Iba a la escuela solo para poder almorzar y antes de meterse de lleno en el fútbol practicó boxeo y taekwondo (es cinturón negro en esa disciplina). Era, con sus 1.95 metros de estatura, el chacho del barrio.

“Puedes sacar a un niño de Rosengard, pero nunca sacarás al barrio de él”, manifestó en su autobiografía. Y es cierto. Zlatan, el futbolista exitoso, el delantero que marcó 511 goles, que se convirtió en el “dios” del fútbol sueco siendo extranjero y sintiéndose más identificado con Bosnia, nunca dejó de ser el joven rebelde de Rosengard. Por eso siempre jugó con rudeza, como quien lucha por ganarse el pan.

El nombre de Ibrahimovic quedará en la historia del fútbol no solo por sus goles, sino porque fue uno de los hombres que parecían inmortales, pero a los que el tiempo, que no da tregua y es ineludible, lo alcanzó. Ya no jugará más.

Solo superado por Cristiano y Messi en goles

Campeón de liga en cuatro países, el delantero sueco dejó 511 goles en clubes (el 16 de septiembre de 2019 llegó a los 500 tantos oficiales), entre ellos PSG, Manchester United, Milan, Inter y Barcelona. Sus anotaciones espectaculares y acrobáticas también hicieron parte de su ADN. El de Malmö fue clave en la consecución de la Serie A del Milan el año pasado.

Ibrahimovic, que regresó a su selección sin lograr el billete al Mundial de Qatar, es el máximo goleador histórico de Suecia con 62 goles en 121 partidos. El delantero empezó su carrera en el Malmö en 1999 y en 2001 se fue al Ajax, donde ganó las tres ligas que disputó. En 2004 fichó por la Juventus, con igual éxito, pasando también por el Inter antes de ir al Barça, Milan, PSG, United, LA Galaxy y de nuevo Milan, que fue donde decidió decir adiós. En los últimos diez años en Europa anotó 230 tantos. Solo fue superado por Cristiano Ronaldo (334) y Lionel Messi (328).

La salida de Karim Benzema tomó con el pie cambiado al Real Madrid, que en dos días vio cómo se le deshacía el ataque con la partida del francés y tres atacantes. “Ha sido una sorpresa para todos”, reconoció el técnico Carlo Ancelotti, recordando, no obstante, que Benzema, tras 14 temporadas en el club, “se ganó el derecho a decidir lo que quiere hacer”. El francés, de 35 años, suena para llegar al Al Ittihad, de Arabia.

El anuncio de la partida del capitán merengue llegó al día siguiente de que también se hicieran públicas las marchas de Marco Asensio, Eden Hazard y Mariano Díaz.

Ancelotti recordó que todavía cuentan con Vinicius, que acabó siendo el mejor escudero de Benzema, y esta temporada siguió la progresión iniciada el pasado año con 23 goles y 21 asistencias en todas las competiciones.

Llegado al Real Madrid en 2009, con 21 años, Benzema se va del club con 25 títulos, que lo convierten en el hombre que más trofeos ganó de blanco, junto al brasileño Marcelo.

El técnico ya había confirmado la vuelta del lateral izquierdo Fran García, de 23 años, formado en el filial, pero que juega en el Rayo Vallecano desde 2021. También deberían volver el centrocampista ofensivo, de 23 años, Brahim Díaz y el mediocampista defensivo, de 22, Antonio Blanco, cedidos respectivamente al Milan y al Alavés, pero esto no arregla el problema de Ancelotti adelante. Según la prensa, entre los grandes atacantes a los que apunta el Real Madrid estarían Harry Kane y Kai Havertz.