Fútbol

Lio Messi, el pibe de barrio que es dueño de 8 balones de oro; acá un recorrido por cada uno

Lionel Messi no solo es el jugador que más títulos ha ganado (44), sino el más galardonado. Un futbolista “inmortal”.

Estudiante de periodismo de la Universidad de Antioquia. Interesado en el periodismo narrativo y los deportes.

01 de noviembre de 2023

Era improbable. Nadie pensaba que alguna vez habría alguien que superara el récord de los 3 que ganaron Michelle Platini y Johan Cruyff.

Es cierto que lo consiguieron en otra época, una en la que el fútbol era jugado por hombres rudimentarios como Pelé y Diego Maradona, que eran tipos que dejaban la piel en la cancha, que procuraban no irse al suelo, a los que lo único que les importaba era tener el balón en los pies, hacer gol, conseguir títulos.

Después todo cambió: aparecieron los futbolistas espectáculo con sus cortes de cabello perfectos, los vellos de los brazos y las piernas depilados, hombres que se volvieron estrellas de la cultura pop, líquidos, blandos. Muchos cedieron a la tentación de la trampa, del engaño, convirtieron en mantra hacerle apología a la ley del avispado, del vivo.

Entonces empezaron a tirarse cuando entraban al área para que el juez pitara penalti. Ya no dejaban la piel en la cancha. Pero apareció un chico de un barrio popular de Rosario, Argentina. Era un niño cualquiera: flaco, medio rubio, blanco, con un problema en la hormona de crecimiento y que encima pertenecía a una familia obrera con 4 hijos.

De Argentina a dominar Europa

Nada indicaba que tuviera un talento extraordinario. En la calle era nadie, uno más. Pero cuando entraba a la cancha y tenía el balón en los pies se transformaba. Empezaba a gambetear y parecía tocado por Dios: corría a una velocidad vertiginosa, se movía con una agilidad sorprendente, dejaba a quien lo miraba con la boca abierta, incrédula.

Se sobrepuso a la adversidad. El hado que tenía no lo abandonó. Ni siquiera cuando su papá se quedó sin trabajo, no había plata para pagar el tratamiento para crecer, le cerraron las puertas en un equipo de Buenos Aires, ni en ese momento el destino se desvió.

Fue en ese tiempo sombrío cuando aparecieron unos españoles. Se lo llevaron a Barcelona. Le hicieron firmar su primer contrato en una servilleta. Lo impregnaron de disciplina. Pulieron el diamante en bruto. Terminaron de formar a un jugador rudimentario, pero contemporáneo, distinto.

Debutó en el fútbol profesional. Ganó una Liga española, después la Champions, vino un Mundial de clubes, y así pasó una y otra vez. Llegó el matrimonio con la novia del barrio, los hijos, una Copa América, el anhelado título del Mundial, los balones de oro, uno tras otro hasta imponer un récord que ahora sí parece imposible de alcanzar: a sus 36 años Lionel Messi ha sido 8 veces mejor del mundo.

2009: el inicio de la leyenda de Lionel

No fue la primera vez que lo nominaron al Balón de Oro. En 2007 ya había sido tercero en las votaciones, detrás de Kaká (primero) y Cristiano Ronaldo. En 2008 quedó segundo. El portugués fue el galardonado. Pero en 2009 no se lo podían negar. Messi tenía 22 años. Fuera de la cancha era un adolescente tímido de cabello largo. Adentro la piedra angular del proyecto de Pep Guardiila con el Barcelona. Ese año empezó a jugar de “falso 9”, a moverse libre por todo el frente de ataque y ayudó al equipo a ganar la Liga, Copa del Rey y Champions.

2010: porque el que es caballero repite...

El segundo Balón de Oro de Lionel Messi fue tal vez el que más controversia generó. Lo disputó con sus compañeros de equipo Andrés Iniesta y Xavi Hernández. Ambos habían sido campeones del mundo con España en Sudáfrica 2010. El argentino, sin mucho brillo, salió eliminado en cuartos de final luego de que la Celeste perdiera 4-0 con Alemania. Todos decían que los ibéricos lo merecían. Sin embargo, Lio fue determinante en los títulos de Liga, supercopas de España, Europa y el primer Mundial de clubes del cuadro catalán.

2011: igualó el récord “imposible” de platini

En el rostro tenía las facciones bruscas que llegan con los años. Ya no era un adolescente tímido, ahora era un hombre que estaba empezando a perfilar lo que sería el resto de su vida. Ese año volvió a ser novio de Antonella Rocuzzo, su eterno amor del barrio. También quedó campeón de la Champions League con el Barcelona. Hizo un gol en la final. Fue determinante en los clásico españoles, en la consecución del título de Liga y en el de la Supercopa de España. Ganó su tercer balón de oro tras superar a Cristiano y a Xavi Hernández en la votación.

2012: la joven leyenda ganó el cuarto consecutivo

Uno de los mejores años de la vida de Messi. Fue cuando marcó entre enero y diciembre 91 goles, de los que 71 fueron en la temporada 2011-2012 del fútbol europeo. Tenía 25 años y ya era una leyenda. Ayudó al Barcelona a ganar la Copa del Rey, las supercopas de España, Europa y a conseguir su segundo título en el Mundial de clubes. El 2 de noviembre de ese año, además, nació Thiago, su primer hijo que hoy está cumpliendo 11. Además, para entonces estaba más viva que nunca su “rivalidad” con Cristiano Ronaldo, a quien venció en el podio del Balón de Oro. Tercero fue Iniesta.

2015: volvió a ganar, volvió la sonrisa de Lio

La existencia de Cristiano Ronaldo potenció la leyenda de Messi. El uno motivaba al otro a mejorar. Era una competencia sana por ser el jugador más determinante dentro de la cancha. El portugués ganó los balones de oro de 2013 y 2014. Messi bajó un poco su rendimiento. La ida de Guardiola del banquillo del Barcelona le costó. Pasó por las manos de Tito Vilanova (q.e.p.d.), Jordi Roura, Gerardo Martino y Luis Henrique. Con este último reencontró su nivel y fue determinante para ganar la Champions.

2019: los años pasan y Lionel no le baja al nivel

Cuatro años se demoró Messi para ganar su sexto Balón de Oro. En 2016 y 2017 el galardonado fue Cristiano Ronaldo, que estaba intratable. En 2018 el vencedor fue el croata Luka Modric, que también fue el futbolista más destacado del Mundial de Rusia. Todas esas veces Lionel fue segundo. Se pensaba que con 32 años encima, no volvería a ganarlo. Pero completó los dedos de la mano tras marcar 51 goles en la temporada e imponerse en las votaciones al neerlandés Virgil Va Dijk y a CR7.

2021: dejó la casa y brilló la noche parisina

No fue un año fácil. Messi soñaba con retirarse en el Barcelona. Pero después de la pandemia y en vista de que no había un proyecto deportivo que le garantizara competir para ganar la Champions, el argentino se fue al PSG. Lo hizo después de ganar la Copa América de 2021, tras vencer a Brasil en la final. Consiguió su primer título con el seleccionado argentino, que era de lo poco que le faltaba. En París empezó a brillar de nuevo. Es cierto que con una luz tenue, pero alcanzó su séptimo Balón de Oro.

2023: se cumplió lo que el pibe soñaba en el fútbol

Tiene 36 años. Han pasado 14 años desde que ganó su primer Balón de Oro y 16 desde que fue nominado por primera vez. El pasado 30 de octubre consiguió su octavo galardón. Ahora juega en el Inter de Miami. Su carrera está cerca del ocaso, o por lo menos eso es lo que se dice. Sin embargo está más vigente que nunca. En diciembre del 2022 logró el sueño que tuvo toda su vida: ganó el Mundial con la Selección Argentina. Fue la figura. Dejó lo mejor de sí en la cancha. Terminó la temporada con el PSG y se fue a Estados Unidos para disfrutar con su familia. Ahora Messi es feliz, inmortal.

Era improbable. Nadie pensaba que alguna vez habría alguien que superara el récord de los 3 que ganaron Michelle Platini y Johan Cruyff.

Es cierto que lo consiguieron en otra época, una en la que el fútbol era jugado por hombres rudimentarios como Pelé y Diego Maradona, que eran tipos que dejaban la piel en la cancha, que procuraban no irse al suelo, a los que lo único que les importaba era tener el balón en los pies, hacer gol, conseguir títulos.

Después todo cambió: aparecieron los futbolistas espectáculo con sus cortes de cabello perfectos, los vellos de los brazos y las piernas depilados, hombres que se volvieron estrellas de la cultura pop, líquidos, blandos. Muchos cedieron a la tentación de la trampa, del engaño, convirtieron en mantra hacerle apología a la ley del avispado, del vivo.

Entonces empezaron a tirarse cuando entraban al área para que el juez pitara penalti. Ya no dejaban la piel en la cancha. Pero apareció un chico de un barrio popular de Rosario, Argentina. Era un niño cualquiera: flaco, medio rubio, blanco, con un problema en la hormona de crecimiento y que encima pertenecía a una familia obrera con 4 hijos.

De Argentina a dominar Europa

Nada indicaba que tuviera un talento extraordinario. En la calle era nadie, uno más. Pero cuando entraba a la cancha y tenía el balón en los pies se transformaba. Empezaba a gambetear y parecía tocado por Dios: corría a una velocidad vertiginosa, se movía con una agilidad sorprendente, dejaba a quien lo miraba con la boca abierta, incrédula.

Se sobrepuso a la adversidad. El hado que tenía no lo abandonó. Ni siquiera cuando su papá se quedó sin trabajo, no había plata para pagar el tratamiento para crecer, le cerraron las puertas en un equipo de Buenos Aires, ni en ese momento el destino se desvió.

Fue en ese tiempo sombrío cuando aparecieron unos españoles. Se lo llevaron a Barcelona. Le hicieron firmar su primer contrato en una servilleta. Lo impregnaron de disciplina. Pulieron el diamante en bruto. Terminaron de formar a un jugador rudimentario, pero contemporáneo, distinto.

Debutó en el fútbol profesional. Ganó una Liga española, después la Champions, vino un Mundial de clubes, y así pasó una y otra vez. Llegó el matrimonio con la novia del barrio, los hijos, una Copa América, el anhelado título del Mundial, los balones de oro, uno tras otro hasta imponer un récord que ahora sí parece imposible de alcanzar: a sus 36 años Lionel Messi ha sido 8 veces mejor del mundo.