Maracaná, el mítico estadio en el que cualquier cosa puede suceder
La impredecible historia del Maracaná, templo brasileño, augura emociones entre
el local y Perú.
Por juan felipe zuleta valencia
Al Maracaná lo “amputaron” para que siguiera viviendo. Y vive.
Tras el inexorable paso de la modernidad que acabó con el mito del estadio más grande del mundo, a alguien se le ocurrió tener una compensación nostálgica, y como recuerdo para los visitantes durante el Mundial de Brasil en 2014, decidieron ofrecerles una réplica del estadio, que sirve como pisapapeles, y que era exactamente la misma que entregaron, a modo de souvenir durante años, antes de la remodelación actual, cuando la mole era capaz de albergar hasta 130.000 personas solo para demostrarle a cada uno su insignificancia ante la majestuosidad de un gol que convertía el concreto bajo los pies en un inflable de juguete.
En muchos hogares colombianos aún permanece ese pequeño recuerdo que trajeron consigo quienes fueron testigos, hace cuatro años, de uno de esos capítulos que solo hubiesen sido posibles en un estadio que nació marcado por el absurdo y la desproporción de aquel Mundial de 1950 y su resolución final: el Maracanazo, la mejor página escrita en el fútbol.
El gol de James Rodríguez a Uruguay es octavos de final del Mundial, es para los colombianos la evidencia de que existe un templo máximo en este deporte en el que las plegarias son atendidas, y es uno de los actos más grandes que tuvieron lugar allí, donde hoy la ilusión y las súplicas de un milagro se dan cita para la final de la Copa América entre Brasil y Perú.
Tite, técnico de Brasil, y un hombre cargado de verdades poéticas, pregonó que espera convertirse, finalmente, en técnico de la Selección brasileña. “En el habla popular se dice así: si no jugaste fútbol en el Maracaná, entonces no jugaste. Si no entrenaste en el Maracaná, entonces no eres entrenador. Ahora voy a entrenar en el Maracaná a la Selección”, dijo.
Los análisis y las estadísticas acapararon la antesala de la final. Estas páginas son para comprender, con historias, un par de testimonios y situaciones claves, por qué el escritor Eduardo Galeano dijo alguna vez que a veces parecía que en el Maracaná hubieran pasado todas las cosas que sucedieron el fútbol n
1. UN DÍA QUE MARCÓ VIDAS:_EL MARACANAZO
¿Alguna vez experimentó la soledad del desconsuelo en un estadio repleto tras ver a su equipo perder una final? Bueno, eso, pero mucho peor vivió el portero Moacir Barbosa, a quien culparon, hasta su muerte, por el gol que le dio el título mundial a Uruguay sobre Brasil ante 200.000 brasileños en 1950.
Pedro Cunha Trevisan fue un periodista que estuvo ese día en el campo y en un librito de crónicas urbanas, rareza de biblioteca vieja llamado Rua Sul, escribió: “Todas las tristezas que puede conocer un hombre en su vida las reflejó Moacir en su rostro al mismo tiempo. (Alcides) Ghiggia, autor del gol charrúa, no lo pasaba mejor. Aturdido buscaba refugio. Sabía que era responsable de la desdicha de millones. Y eso, para un hombre bueno, es una carga demasiado grande”.
2. UNA BUENA RAZÓN PARA INTERRUMPIR UN PARTIDO
Es un penalti, nada más que eso. El cobrador da la espalda al balón por un momento, los rivales aguardan con las manos en la cintura, el arquero asume posición felina y luego de tres pasos y una “paradinha” el pateador cachetea la bola hacia la derecha. El arquero de Vasco da Gama, Andrada, se tira pero no alcanza y golpea con las manos el césped en el que Pelé acaba de convertir su gol número 1.000. Ocurrió en 1969.
Fue en un juego entre Vasco y Santos. Uno de los pocos momentos, a lo mejor el único, en el que ambas hinchadas esperaban que el penalti fuera gol. Pelé corrió hacia la red, abrazó la pelota, la besó y el campo del Maracaná se colmó de gente. El partido se suspendió durante tres horas. De hecho, oficialmente nunca se dio el pitazo final.
3. LA DESPEDIDA AL MEJOR DE LOS “PERDEDORES”
El sicólogo de la Selección brasileña lo considera incompetente mental para un deporte colectivo, tenía las piernas torcidas y era un borracho insaciable. Con todo esto, Garrincha fue uno de los hijos favoritos de Brasil y del Maracaná, en el que brilló durante 15 años, los mejores de su carrera; allí le organizaron una despedida por lo alto en 1973 ante un conglomerado de estrellas internacionales y también lo velaron el 20 de enero del 83, cuando su cuerpo no pudo más con los excesos.
Es por hechos como este que no le falta razón a Pacho Maturana cuando dice que “cada jugador que salta al campo del Maracaná lleva encima una carga emocional muy fuerte”. Por cierto, Pacho sí que sabe lo que es hacer historia allí. En 1993 venció 1-3 con el América al encopetado Flamengo.
4. MESSI, NO;_GOETZE, SÍ
La solución definitiva para acabar con un montón de discusiones que siguen girando en torno a quién ha sido el mejor de la historia la tuvo el mismo Lionel Messi, con una jugada clásica suya que, generalmente, el astro argentino concluye con un gol. Pero ese día de la final ante Alemania no fue así.
Solo ante Manuel Neuer, tras recibir libre, Messi pudo convertir el gol que le daría a Argentina su tercer título mundial y, de paso, le entregaría la consagración absoluta que hoy, por cuenta de su falta de resultados con la Selección Argentina, muchos se niegan a entregarle como el mejor jugador de todos los tiempos. Pero el fútbol y sus caprichos quiso que ese 13 de julio de 2014, Mario Goetze, que había ingresado a los 88 minutos, marcara el gol del título mundial al minuto 113.
5. JUGAR DE LOCAL, COMO VISITANTE
La cifra cambia según la fuente, los libros o los testimonios de los presentes. Lo cierto es que aún empleando la más baja, sigue siendo récord de asistencia de una hinchada visitante a un partido en campo rival en la historia del fútbol.
Entre 50.000 y 70.000 aficionados del Corinthians llegaron el 5 de mayo de 1976 para presenciar un partido ante Fluminense. Aquel desplazamiento masivo de aficionados desde Sao Paulo hasta Río de Janeiro quedó para la posteridad como “la invasión al Maracaná”. 146.000 personas presenciaron ese encuentro, poco menos del equivalente a la población total de Apartadó, por ejemplo. Además del récord Guinness los hinchas del “Timao” se llevaron el triunfo a Sao Paulo en penaltis.
6. UN COLADO EN LA FIESTA
Cuando uno no esta invitado a una fiesta y tiene el atrevimiento de colarse, lo menos que puede hacer es pasar desapercibido. Bueno, eso no fue lo que pensó propiamente Jacozinho (foto), un crack en el balompié regional brasileño que llegó, sin ser invitado por el festejado, al homenaje que tuvo Zico, el más grande ídolo que tuvo el Maracaná, marcó 333 goles allí, cuando decidió volver a su amado Flamengo en 1985 y que convocó a las estrellas mundiales (los amigos de Zico) para enfrentar a Flamengo. Pues no solo se coló sino que, de algún modo, pudo Jacozinho ingresar al campo y recibir un memorable pase de Diego Maradona tras lo cual desparramó rivales y marcó un golazo que opacó a Zico, el homenajeado, quien no quedó muy contento por perder en su fiesta 1-3.
7. LA INFAMIA
Esta es una de esas historias que deberían conocer todos los aspirantes a futbolistas para que comprendan lo tajante que puede ser la justicia cuando intentas burlarla en el terreno de juego y que, por lo tanto, no vale la pena “manchar la pelota”.
En 1989, por Eliminatoria entre Brasil y Chile, los australes quedaban fuera del Mundial con la caída parcial 1-0. Necesitaban repetir el juego a cómo diera lugar. Por eso, tras una bengala que cayó al campo el portero chileno Roberto Rojas alegó sufrir heridas en su rostro. Pronto se sabría que él mismo se hirió con una cuchilla que portaba en los guantes. Fue sancionado de por vida del fútbol y Chile, expulsado de la Eliminatoria a Chile-1994. Paradójicamente, Brasil le abrió las puertas para trabajar como preparador de arqueros.
8. LOS ÚLTIMOS SERÁN LOS PRIMEROS
Brasil tenía embolatada la clasificación al Mundial de EE. UU.-94. Desesperado, el técnico Carlos Alberto Parreira convocó, a última hora, para la fecha decisiva de la Eliminatoria, a Romario, quien marcó dos goles a Uruguay y puso a la Verdeamarela en la Copa Mundo. Brasil aterrizó luego en EE. UU. para llevarse un mes después el título de la Copa con el aporte goleador de Romario (5 tantos). Hablando de convocatorias azarosas, en Perú está el caso de Paolo Guerrero, quien llegó, a última hora, tanto al Mundial como a la Copa, por diversas razones, y acabó siendo decisivo. Por cierto, Paolo es un viejo conocido en el Maracaná, donde marcó 11 goles con Flamengo, y es un viejo socio de Tite, siendo su goleador estrella en el Corinthians que cortó la hegemonía reciente de los europeos en el Mundial de Clubes, en 2012.
9. ¿TITE HONRARÁ A SU MAESTRO?
En el predio en el que se construyó el Maracaná se jugaba fútbol desde mucho antes. Uno de los cientos de niños que se divirtió jugando en ese potrero se convirtió en el técnico más emblemático de dicho país: Mario Zagallo, campeón mundial como jugador (1958-62), técnico (70) y asistente (94).
Zagallo ha sido uno de los grandes defensores de la labor de Tite en la Verdeamarela, y, a la vez, este no ha perdido oportunidad para manifestar la influencia del extécnico en su carrera. Pues bien, en el mismo lugar donde Zagallo forjó sus ilusiones consumadas en el fútbol, Tite se juega el partido de su vida, un momento de presión máxima enmarcado en los rumores de su presunta salida, independiente del resultado de hoy, por supuestas discrepancias con la Federación.
10. PATERNIDAD CON ASTERISCOS
En el predio en el que se construyó el Maracaná se jugaba fútbol desde mucho antes. Uno de los cientos de niños que se divirtió jugando en ese potrero se convirtió en el técnico más emblemático de dicho país: Mario Zagallo, campeón mundial como jugador (1958-62), técnico (70) y asistente (94).
Zagallo ha sido uno de los grandes defensores de la labor de Tite en la Verdeamarela, y, a la vez, este no ha perdido oportunidad para manifestar la influencia del extécnico en su carrera. Pues bien, en el mismo lugar donde Zagallo forjó sus ilusiones consumadas en el fútbol, Tite se juega el partido de su vida, un momento de presión máxima enmarcado en los rumores de su presunta salida, independiente del resultado de hoy, por supuestas discrepancias con la Federación.