Fútbol

¿Se acaba el VAR? El nuevo presidente de la Dimayor, Carlos Mario Zuluaga, habla sobre este y otros retos de su gestión

El nuevo presidente de la Dimayor, el antioqueño Carlos Mario Zuluaga, dialogó con este diario sobre los principales retos que asume en la entidad y los objetivos con los que llega.

Comunicador Social-Periodista bilingüe, amante de los deportes. He trabajado en Radio Bolivariana, RCN y Telemundo. Actualmente hago parte de El Colombiano.

16 de abril de 2025

El antioqueño Carlos Mario Zuluaga recién asumió como presidente de la Dimayor, en remplazo de Fernando Jaramillo. Contrario a este último, tiene la experiencia de haber sido presidente de un club como La Equidad y llega con varias propuestas de mejoramiento para el fútbol colombiano, teniendo en cuenta temas álgidos como los derechos de televisión, la calidad del arbitraje y los escenarios. Son varios los desafíos que asume, pero sobre todo, el de mejorar el espectáculo y generar mayores ingresos para los 36 clubes que conforman la entidad.

Es abogado, graduado con honores de la Universidad Católica de Colombia, con estudios en Administración de Empresas en la Universidad Cooperativa de Colombia, así como una maestría en International Sports Law de la Universidad de Lleida, en Cataluña, España.

Con más de 40 años de experiencia, ha liderado la gestión de empresas en sectores como el financiero, salud, servicios y deporte. Ha ocupado cargos directivos en empresas públicas y privadas.

EL COLOMBIANO dialogó en exclusiva con él sobre el reto que asumió.

¿Cómo han sido estos primeros días al frente de la Dimayor?

“He visto un terreno abonado para lo que quiero hacer. Encontré un equipo de trabajo comprometido. Creo que vamos a poder hacer lo que he soñado”.

¿Con qué ha soñado?

“Cuatro aspectos: la misionalidad de la Dimayor, la imagen que debe proyectar, la incidencia como el gremio más importante del fútbol profesional colombiano y el mercadeo de todos los activos estratégicos que tenemos, para que crezcan y se desarrollen mucho más los clubes”.

¿Qué se estaba haciendo bien y qué hay que mejorar?

“Se deben mejorar más las competencias, y en ese sentido hay que trabajar mucho. Tenemos que desarrollar una liga profesional, masculina y femenina, que realmente impacte: que los horarios se cumplan, que se juegue el mayor número de minutos posibles, que las canchas sean aptas para desarrollar el juego, que haya seguridad en los estadios y en los traslados de los equipos desde los hoteles hacia el estadio y desde el aeropuerto hacia los hoteles. Es primordial que el espectáculo sea agradable y una experiencia bonita para todos los que vayan a un estadio. A eso hay que apuntarle, porque si no hay un buen producto fútbol, difícilmente podremos vender de mejor manera las ligas”.

¿Alguna otra prioridad?

“Tenemos otro producto muy importante que es el Torneo (segunda división). Nos olvidamos de él y es profesional. No muchos países tienen una segunda división profesional y con posibilidad de ascenso y descenso. Por ejemplo, Ecuador y México no tienen unas buenas ligas en la B, y eso es porque es difícil sostenerlas económicamente. En Colombia hacemos un gran esfuerzo. También tenemos la Copa (Colombia), que nos da la oportunidad de que haya una combinación entre la primera y la segunda división, para que haya mayor competencia y los de la B se codeen con los de la primera categoría. Así mismo, la Superliga, que es muy importante porque es un trofeo que enfrenta a los dos campeones. En todos hay que mejorar muchísimo la competencia”.

¿Cómo va a manejar el tema de los derechos de televisión y su repartición económica?

“Debemos recordar que los derechos de televisión les corresponden a los clubes y no a la Dimayor, que lo único que hace es recoger, por cesión, estos derechos que los clubes le entregan para hacer una mejor negociación, que sea abierta, transparente y que pueda generar unos mejores ingresos para pensar en una distribución distinta”.

¿La distribución actual es equitativa?

“Pretender distribuir hoy la torta de esos ingresos de una manera diferente es muy difícil, porque estaríamos quebrando a algunos equipos que no tendrían la oportunidad real de sostenerse sino tienen estos ingresos, mientras que lo que les corresponde a los clubes grandes es tan pequeño que no tienen ninguna afectación, así se incremente un poco”.

Entonces, ¿cómo hacerlo más equitativo?

“Primero, incrementar los ingresos por esos derechos de televisión y, ahí sí, privilegiar posiciones en la tabla y rating de sintonía. Pienso que eso ya es otra cosa y habría que mirarlo a posteriori. Recordemos que esos derechos (hoy de Win) se vencen en diciembre de 2026, y nos estamos preparando para ello. En eso lo que puedo ofrecer es transparencia”.

¿Va a intervenir en la Comisión Arbitral que ha estado muy cuestionada?

“Frente a este tema hay que recordar que nosotros somos los organizadores de las competencias y, para que haya mayor transparencia, no tenemos nada que ver con el arbitraje. Eso lo maneja directamente la Federación Colombiana de Fútbol. Desafortunadamente, cuando un árbitro se equivoca, todo el mundo habla de Dimayor y de ‘dimayoradas’, pero la única injerencia que tenemos es que les pagamos. Lo que sí es que le pedimos constantemente a la Federación que nos ayude en ese aspecto. Sé que han hecho un gran esfuerzo e inversión en capacitación, pero hay que seguir pensando en la profesionalización de los jueces, porque merecen un mejor pago y dedicarse exclusivamente al arbitraje, y seguro eso mejoraría su calidad”.

¿En qué va la idea de que la Dimayor tenga un canal exclusivo de televisión?

“Es una idea, pero no es la única. Esa es una propuesta que hay que mirar y analizar el monto de la inversión y cuánto sería el retorno, cómo mejorarían los ingresos de los clubes. Así que es una de las posibilidades, pero también hay que mirar otras que existen en el mercado. Lo importante es que, incluso con el mismo sistema que tenemos hoy, se incrementen los ingresos por televisión y podamos seguir manteniendo el canal que tenemos. Lo que vamos a hacer, con transparencia, es buscar la mejor condición para los clubes”.

¿Cómo mejorar el sistema del VAR, teniendo en cuenta sus costos?

“Este es un sistema en el que pronto se vence el actual contrato, que era para un número determinado de partidos. Tuvimos que hacer un ‘otro sí’ para aumentar ese número y que esté vigente hasta el final de la liga en este primer semestre. Para el segundo semestre, pretendemos tener una mejor oferta, una mayor cobertura, con algunos partidos incluso de la B, que hoy no tienen VAR, y que el contrato tenga mejores condiciones”.

¿Haber sido presidente de La Equidad le da una ventaja en el manejo de la Dimayor?

“Sí, porque cuando se está en un club se tiene la oportunidad no solo de ir a un camerino o a una cancha de fútbol, sino también de contratar jugadores, convivir con ellos, conocer sus necesidades y saber los esfuerzos que debe hacer un equipo para pagar su nómina, cumplir con la seguridad social, tener condiciones dignas de entrenamiento, indumentaria, parte médica, alimentación y otros aspectos. Eso forja a un dirigente, porque cuando está metido en el manejo de un club, conoce y entiende sus necesidades. Ahora toca mirar no solo con una camiseta, sino con las 36, y entender que hay clubes con mejores condiciones que otros. Lo que se debe buscar es mayor equidad, pero diferenciándola de igualdad. No se trata de darles a todos lo mismo, sino la justa proporción de lo que les corresponde”.

¿Siente que llega con la autonomía suficiente para actuar y tomar decisiones?

“Yo creo que sí. Los clubes dejan trabajar. Lo que pasa es que necesitan resultados, y si no se les da, lógicamente tendrán derecho a reclamar. El liderazgo se genera con resultados y trabajo, y en la medida en que ellos vean que hay un trabajo serio y responsable, sé que lo van a respaldar, porque así ha sido. Nadie llega a una asamblea a poner problemas porque sí, sino porque tiene una necesidad y busca ser escuchado y recibir respuesta”.

¿Con qué se iría tranquilo el día que le toque dejar el cargo?

“Me iría tranquilo si dejo un producto como debe ser, si logro que se juegue en buenos estadios, en los horarios correctos, que no haya tanto aplazamiento de partidos, que ojalá mejore el arbitraje, que los ingresos de los clubes mejoren y que se me recuerde como una persona que hizo un trabajo honesto y transparente”.

Usted tocó el tema de los estadios. ¿Cómo articularlo con las alcaldías para que estén en buenas condiciones y no se vean potreros por televisión?

“Quiero hacerles un reconocimiento a los alcaldes de Valledupar y Cartagena, con quienes he podido hablar, y han mejorado sus canchas. Eso es lo que necesitamos: compromiso de las alcaldías locales y las gobernaciones. Me toca hacer un trabajo con todos ellos y mostrarles que una ciudad que tenga un buen estadio mejora su imagen. Van a llegar hinchas del equipo contrario, se moverá la economía de la hotelería y el transporte, personas alrededor del estadio que viven de la economía informal, y con la televisión pueden mostrarle no solo al país sino al mundo lo que es la ciudad”.

¿Cuál fue su principal motivación para asumir el cargo, teniendo en cuenta que la Dimayor es una entidad con múltiples problemas?

“Mi vocación de servicio. Acá se necesita una persona dispuesta a servirle al fútbol profesional colombiano, sin preferencias ni sesgos, y eso es lo que estoy dispuesto a hacer”.

Reducir a 18 equipos la Liga

Uno de los puntos que más revuelo promete generar en su gestión es su intención de volver a tener una Liga con 18 equipos, como ocurrió entre 2002 y 2014. Una medida que, de concretarse, significará una verdadera sacudida en las entrañas del fútbol profesional colombiano.

En palabras del nuevo dirigente antioqueño, este ajuste apunta a una organización más eficiente del campeonato, con mejores condiciones para el espectáculo, mayor competitividad y una distribución más racional de los recursos. Pero para llegar a ese objetivo, dos clubes que hoy compiten en la primera división tendrían que ceder su lugar y descender a la “B”, lo que cambiaría radicalmente la estructura actual de los torneos. “Hay que revisar las normas, hay que trabajar en eso. Se ha iniciado con la revisión de algunos, todo irá a la asamblea. Yo creo que debe haber 18 equipos en la A y 18 equipos en la B, así como el promedio debe manejarse de forma distinta, estoy seguro de que muchos están de acuerdo”, declaró Zuluaga. La propuesta representa una apuesta audaz, que cambiaría no solo el número de participantes en la Liga, sino también el mecanismo del descenso. Actualmente bajan dos clubes por promedio, y suben dos del Torneo BetPlay: el campeón del año y el mejor de la reclasificación o ganador del repechaje. Sin embargo, con el nuevo modelo, se propone que desciendan cuatro equipos y se mantengan dos ascensos.

El VAR podría desaparecer

En un momento en el que la polémica arbitral no deja de sacudir cada jornada del fútbol colombiano, una voz fuerte, irreverente y sin miedo al qué dirán ha vuelto a encender el debate. Fernando Salazar, máximo accionista de Águilas Doradas, lanzó una propuesta: eliminar el VAR del campeonato profesional colombiano. Y es que la lista de quejas no es corta: decisiones contradictorias, demoras excesivas, criterios arbitrales inconsistentes y, en muchas ocasiones, silencios inquietantes cuando más se necesita claridad. La tecnología llegó para ayudar, pero su implementación ha sido, para muchos, una promesa mal cumplida. Una de las alternativas sobre la mesa es el FVS (Football Video Support), una herramienta que se utilizó con éxito en el Mundial Femenino Sub-20 Colombia 2024, un modelo más ágil, económico y enfocado en reducir los errores sin intervenir excesivamente en el flujo del juego.

Además, se abre la posibilidad de cambiar de proveedor tecnológico, buscando una empresa que ofrezca mejores garantías, menor costo operativo y, sobre todo, mayor claridad y control en la operación del sistema. El VAR actual, manejado por la empresa Mediapro, ha sido objeto de múltiples cuestionamientos, no solo por su funcionamiento, sino por los costos que representa para los clubes.

Ponerle freno a la violencia

Más allá de reformas estructurales como la reducción de equipos en la Liga o los cambios en el sistema de descenso, hay un desafío mucho más profundo, más doloroso y urgente: la violencia que se ha enquistado en los estadios del país. Lo que alguna vez fue fiesta, color y pasión, hoy muchas veces se transforma en miedo, caos y amenazas. No se trata solo de desmanes entre barras rivales o disturbios aislados; se trata de una cultura peligrosa que se ha normalizado, donde el fútbol es excusa para el odio y donde la derrota justifica el señalamiento cobarde y criminal.

Zuluaga hereda un terreno minado. La historia reciente muestra que las soluciones han sido fallidas o tibias. En 2019, se intentó implementar la carnetización de las barras bravas, un proyecto que prometía control e identificación de los hinchas más fervorosos. Pero el sistema fue mal ejecutado, descoordinado con los clubes y sin el respaldo suficiente del Estado. La medida se diluyó y, con ella, también se desvaneció una oportunidad de recuperar la confianza en la seguridad.

En paralelo está la iniciativa del regreso de la tercera división. Tras más de una década de ausencia, la Categoría C volverá a partir de 2026. El regreso de la no será inmediato ni automático. Por ahora, solo dos clubes de la “C” han recibido el aval para ascender a la segunda categoría en calidad de invitados, pero el camino está abierto. Se busca que esta división funcione como un verdadero semillero competitivo.