El drama que le puso fin a la carrera de Yílmar Angulo
El drama que ha tenido que vivir este futbolista antioqueño luego de sufrir un accidente cerebrovascular.
Comunicador social periodista de la U. de A. Sigo el fútbol profesional y aficionado, la gimnasia, el voleibol y las otras disciplinas del ciclo olímpico. Redactor de El Colombiano
Por Wilson Díaz Sánchez
El corazón aún se le arruga cuando su hijo Yílmar, de cinco años, le dice: “Pa, yo te quiero volver a ver jugar, ¿cuándo vas a jugar otra vez?”. Y la respuesta es tajante: “Mijo, pues ya no se puede, de pronto algún día jugaremos una recocha o algo así”.
A los 30 años de edad, tras alcanzar su mejor nivel deportivo que lo llevó al Medellín y luego a Millonarios, Yílmar Alonso Angulo González ha tenido que entender que el proyecto de vida que emprendió desde joven en su natal Turbo, en la zona de Urabá, llegó a su final.
Cuenta que un accidente cerebrovascular posterior a un tratamiento médico tras un traumatismo de rodilla durante la pretemporada de Millonarios en 2016, le generó parálisis del hemisferio izquierdo de su cuerpo.
La calificación de pérdida de capacidad laboral que recibió en primera instancia fue del 54 por ciento. El proceso está en trámite y no tiene una fecha definida para resolverse, algo que le causa incertidumbre a pesar del apoyo familiar, del DIM y de la agremiación de futbolistas profesionales. El sustento de su esposa Diana Marcela (estudiante) y sus tres hijos, Lia Mayte de 11 años, Eylin Yimara de 8 y Yilmar, le preocupa.
El exjugador de 1.81 metros y 94 kilos ahora piensa en estudiar, opción que no encontró en su juventud porque en ese momento “las cosas no estaban bien”, o dedicarse a otra actividad que pueda realizar: “Me capacitaría en lo único que sé hacer, el fútbol, de preparador físico o algo así”.
Después del último intento que hizo a principios de este semestre de volver a jugar y al ver que el cuerpo no le respondió como exige el alto rendimiento, entendió la realidad. “Pues si ya no se puede, gloria a Dios, ¡qué podemos hacer! Hasta aquí iba a ser mi carrera, las cosas pasan por algo”.
Con su voz grave y acento urabaense, Yílmar relata algunos episodios de la pesadilla que ha tenido que afrontar desde enero de 2016 e intenta hacer entender su situación: “Si es sufrido para los que se retiran por la edad, imagínese para uno que está joven, lleno de vida y con tantas expectativas”.
En la clínica nunca perdió el conocimiento, de ahí su claridad para recordar esos momentos aciagos. El más difícil, confiesa, fue cuando el médico le pidió que moviera el dedo izquierdo del pie. Él enviaba la información y no encontraba respuesta.
“Dios mío, si quedó inválido no podré criar a mis hijos, ayúdame”, pensaba.
Para su fortuna con el tratamiento ha mejorado: ya trota, camina y hace cosas que otra gente que ha sufrido el mismo accidente no puede hacer. “Debo ser agradecido con Dios porque tengo la vida y la familia, y estoy bien para ellos”.
Aliento de vida
El espigado exfutbolista tuvo que sacar a flote toda su fortaleza, la misma que en el pasado lo retornó a fútbol tras sufrir un atentado que por poco le cuesta la vida.
Luego de debutar en el balompié profesional con Chicó en 2006 -aprovechando la norma del sub-19- y pasar por Patriotas, en una etapa difícil en la que no veía un norte en su carrera, retornó a Urabá. Allí encontró en el baile el sustento económico. “Así me ganaba la vida”.
Un día, junto a un amigo, hicieron un duelo de reggae con otra pareja a la que vencieron en la pista, y la reacción de los rivales fue tal que todo terminó en una pelea. Yílmar Angulo recibió tres puñaladas.
Al salir del hospital pensó: “¿Yo qué hago aquí? y de nuevo se la abrió la esperanza del fútbol. Su empresario lo llevó a Rionegro, Bogotá FC y Envigado, en donde se consolidó como uno de los mejores volantes de contención del país. El sueño de actuar en un elenco grande lo encontró en el DIM, que más tarde lo cedería a préstamo a Millonarios donde, infortunadamente, el destino le puso freno a su carrera n