Fútbol Colombiano

¿Es bueno que surjan plazas como San Andrés?

Sin tradición futbolera, esta isla se convierte en la ciudad número 42 del país en recibir fútbol profesional.

Periodista de la Universidad del Quindío. Cuyabra hasta los huesos y mamá de un milagro llamado Mariana, amante de la salsa y apasionada por el deporte.

20 de abril de 2019

De Floridablanca a San Andrés. Ese fue el salto que directivos, cuerpo técnico y jugadores del equipo Real Santander dieron en 2019 para jugar en una nueva sede el campeonato profesional de fútbol de la primera B.

Es la primera vez, en los 71 años de historia de este deporte en el país, que se juega en la isla. Los caribeños cuentan con un equipo inscrito en Dimayor, ahora bajo el nombre de Real San Andrés, que lo convierte en la ciudad número 42 en recibir al balompié profesional.

A los 20 elencos de la A que tienen sede en las principales ciudades, entre ellas, Bogotá, Medellín, Cali, Manizales y Barranquilla, se unen los 16 que están en la B y que tienen su estadio en localidades representativas como Armenia, Pereira, Cartagena, Cali, Palmira y Tuluá.

A estas se suman otras 17 localidades en las que se jugó fútbol, pero ya no hacen parte del calendario nacional, como Turbo, Buenaventura, Jamundí, Caucasia, Yopal, Chía, Riosucio, Girardot, Sincelejo y Lebrija, por mencionar algunas.

Descentralización

Tradicionalmente, el torneo de ascenso en el país se ha presentado como una plataforma para que localidades de poca población sean sede de equipos profesionales. Actualmente, además, de San Andrés, este torneo se juega en Popayán, Cota, Soacha y Zipaquirá, que podrían ser consideradas sedes “exóticas”, pues no tienen tradición futbolera.

Los estadios de esas localidades cuentan con un aforo de entre 3.000 y 5.000 espectadores (en tribunas) y se convierten en otra alternativa de recreación para los pobladores, según Jorge Enrique Vélez, presidente de la División Mayor del Fútbol -Dimayor-.

“Que el fútbol profesional llegue a la isla es muy importante para la gente del archipiélago porque es un sitio donde hay muy pocas actividades para entretenerse y así como en su momento pasó con el baloncesto profesional, ahora será nuestro fútbol el que permitirá mejorar muchos aspectos cotidianos de sus habitantes”, señala.

El presidente del equipo, Roberto Rodríguez, por su parte, resalta que uno de los motivos que los llevó a salir de Floridablanca fue la falta de apoyo y por eso empezaron a tocar puertas para poder tener opciones.

“No hay que desconocer que en 11 años no tuvimos el apoyo de los entes gubernamentales de Santander ni de la empresa privada. Esos fueron factores para salir de Floridablanca y afortunadamente se dieron las condiciones para llegar a San Andrés, donde estaremos, según el convenio, inicialmente por 3 años”, cuenta Rodríguez.

El directivo también confirmó que, además de entregar entretenimiento con los partidos, la idea es adelantar procesos con escuelas de formación en la isla. “Queremos llevar la experiencia de todos estos años para impulsar el trabajo social, a través del balompié en San Andrés”.

Sobre esa parte, el capitán del equipo, Andrés Álvarez expresa que tras varias reuniones llegaron a la conclusión, que lo mejor era trasladar el equipo a San Andrés, para generar ese sentido de pertenencia con los nativos.

“Seguro era más fácil quedarnos en la sede anterior y viajar antes de los juegos, pero la gente de la isla quería generar ‘propiedad’ por el equipo, poder ver los entrenamientos, compartir con los jugadores. Entonces se trata de un esfuerzo de todos para sacar el proyecto adelante”, dijo el capitán.

Ahora, además del atractivo turístico, la isla sumará el fútbol a su extensa oferta de deportes cuando el Real juegue de local.

En el estadio Erwin O’neill, con capacidad para 5.000 espectadores, cuya tribuna occidental es la única habilitada, ya jugaron Orsomarso, Tigres, Quindío, Fortaleza y Chicó.

Para el primer juego, celebrado el 17 de febrero, los directivos sacaron a la venta 1.300 boletas que fueron compradas por los isleños el mismo día que habilitaron las taquillas. Por el momento, y debido a que el estadio no cuenta con iluminación, los partidos se desarrollarán siempre a las 3:30 de la tarde, los domingos y el valor de boleta será de $35.000.

Otro suceso que llamó la atención de los directivos fue la compra masiva de las camisetas que sacaron a la venta. Fueron 300 que en poco tiempo fueron adquiridas por los nativos, quienes adoptaron al club y a sus jugadores rápidamente.

Iván Vélez, lateral de Orsomarso y quien ha pasado por clubes como Quindío, Junior, Once Caldas y América, sostiene que, jugar en la isla fue especial, pues el ambiente era de carnaval, y se sentía el fervor de los aficionados.

“Uno siempre tiene a San Andrés como un lugar para ir a disfrutar en familia, por sus playas, el mar de los 7 colores y la comida, pero ya ir en plan de competencia, fue diferente y especial, se siente un aire de carnaval en el estadio y los alrededores”.

El reto tanto para los directivos, como para los jugadores y las autoridades civiles es mantenerse y consolidarse como sede del fútbol nacional, para que a San Andrés no le pase como a otras ciudades que desaparecieron del mapa futbolístico por falta de apoyo .