Ciclismo

Juan Diego Hoyos superó un calor infernal y ganó la cuarta etapa de Clásico RCN

El nariñense Óscar Quiroz, por su parte, se mantiene como líder de la competencia.

Estudiante de periodismo de la Universidad de Antioquia. Interesado en el periodismo narrativo y los deportes.

26 de septiembre de 2023

Después de una subida que quemaba las piernas, tras terminar un recorrido de más de 190 kilómetros entre Mosquera y el corregimiento de Villa de Restrepo de Ibagué, el pedalista Juan Diego Hoyos, del equipo Coratec, ganó la cuarta etapa del Clásico RCN, que estuvo pasada por un calor sofocante, que por momentos superó los 40 grados, y porque hubo una fuga en la que había pedalistas de los equipos antioqueños EPM, Medellín y Orgullo Paisa.

El nacido en Riosucio, Caldas, necesitó más de 4 horas para terminar el recorrido que empezó cuando los ciclistas salieron a las 11 de la mañana, en una hora inusual, de Mosquera, Cundinamarca. A los costados de la carretera contigua al parque había gente atestada que animaba a los ciclistas. Muchos tenían puestos los uniformes de equipos internacionales y estaban montados en sus bicicletas esperando a que los corredores del Clásico RCN pasaran para pegárseles.

En Mosquera hacía un calor inusual, que se amainó un poco cuando los ciclistas del lote principal empezaron a subir el alto de Mondoñedo, el primer puerto de montaña de la etapa. Los más fuertes subieron sin problemas. Otros se quedaron y en la mitad de la loma empezaron a apretar los dientes, como quien hace un esfuerzo sobrenatural, para coronarlo.

Lo hicieron y empezó una bajada a velocidades azarosas buscando llegar al municipio de Anapoima, en Cundinamarca, que es considerado como uno de los que mejor clima tiene en el país, ya que su temperatura, por lo general, ronda los 25 grados centígrados.

Allí empezó una fuga en la que se metieron ciclistas de los equipos Team EPM, Arroz Zulia, Orgullo Paisa, Medellín, GW Shimano, Ebsa, entre otros. En ella, los pedalistas que tienen mayor habilidad para las rutas veloces, como Juan Manuel Barboza, empezaron a bajar y pelear buscando quedarse con los puntos de los sprint especiales y las metas volantes.

En la medida en que los pedalistas de la fuga fueron bajando y pasaron por municipios como Apulo y Girardot en Cundinamarca, así como Honda y el Espinal, en Tolima, la temperatura aumentó a niveles desgastantes: el termómetro marcó hasta 41°C, por lo que la sensación térmica de los corredores llegó a ser de por lo menos 45 grados.

Por eso se veía que por su piel bajaban gotas grandes de sudor y, después de tomar el agua que le pedían a los carros de los equipos y los cubos de hielo que se ponían en el cuello, pedaleaban con la boca abierta tratando de ayudarse para regular la temperatura.

Entre tanto, el lote principal de la carrera, en el que venía el líder de la segunda y tercera etapa, Óscar Quiroz, del equipo Colombia Pacto por la Vida, el líder de la montaña Óscar Sevilla, del Team Medellín y su compañero de escuadra, el campeón defensor Aldemar Reyes, estaba a pocos minutos de la fuga de la carrera.

Era tan fuerte el ritmo y el calor que estaba haciendo, que llegando al municipio de Chicoral, Tolima, el ciclista Juan Manuel Barbosa empezó a regular el paso. Era tan alto el calor que hacía que incluso los camarógrafos se quejaban y pedían hidratación a los carros de los equipos que competían en la carrera.

En el lote principal, que estaba encabezado por los ciclistas del equipo del líder de la carrera, también se pedía agua casi con desespero. Algunos pedalistas no solo se la tomaban; sino que se la echaban encima, ante la falta de cubos de hielo, como una manera de refrescar el cuerpo.

Por su parte, la fuga fue la primera que encontró un poco de sombra cuando los pedalistas entraron al túnel que hicieron para cortar la subida y posterior bajada que había para Gualanday, que se unen con un par de viaductos que acortaron el recorrido hacia la capital musical de Colombia.

Después de eso el calor empezó a mermar. Ya los ciclistas estaban en las carreteras de Tolima cuando la temperatura se ubicó en promedio por encima de los 35 grados. Entonces el ciclista Róbingzon Oyola decidió iniciar un ataque después de que pasaron por la zona que la organización destinó para recargar la hidratación de los ciclistas.

Ese lugar estaba a 40 kilómetros de la meta, en Villa Restrepo. Sin embargo, los ocho pedalistas que se mantuvieron en la fuga lo alcanzaron. Entre ellos estaban Diego Ochoa y Heberth Gutiérrez, del EPM, que, junto al Team Medellín, eran las únicas escuadras que tenían duplas en punta de carrera.

En la última hora de competencia, en medio de la inclemencia del calor que hacía en la tarde, siete pedalistas de la fuga apretaron el paso para empezar a subir a Ibagué. Llegando a la capital musical de Colombia se empezó a ver de nuevo a gente parada en la carretera, alentando a los pedalistas y con indumentarias de equipos, bicicletas en manos y niños con los uniformes de los colegios que grababan videos para la posteridad.

Ya dentro de la capital musical de Colombia hubo un susto porque los ciclistas de la fuga, que le sacaban más de 5 minutos al lote, tuvieron peligro de caer cuando a uno de los espectadores se le escapó un perro pincher, que salió corriendo y se atravesó en la carretera.

Después de pasar el estadio Murillo Toro, los pedalistas subieron una loma corta, bastante empinada, y después bajaron a toda velocidad hacia Villa Restrepo por una carretera veredal, más bien vacía y con algunos huecos, que los llevó al lugar donde terminó la etapa más larga del Clásico.

La quinta fracción será este miércoles entre Ibagué y Pereira, pasando por el Alto de La Línea, con un recorrido de 117 kilómetros.