Música

Lo de Morat en Medellín: uno de los mejores conciertos en lo que va del año

Los integrantes de Morat demostraron, en tarima, que los 13 años que llevan cantando juntos pesan, que la madurez se les nota y que se armaron una gira de estadios sin dosificar nada, ni siquiera la energía.

Periodista, presentadora y locutora. Fui DJ de radio, reportera de televisión y ahora disfruto el ejercicio de escribir a diario. Melómana, cinéfila y seriéfila.

14 de julio de 2024

Un buen concierto es la suma de muchos elementos básicos que son identificables para cualquier espectador: buena banda, gran sonido, excelente juego de luces, un repertorio bien escogido, uno que otro efecto de fina coquetería como juegos pirotécnicos o serpentinas –que le añaden espectacularidad al show– y la entrega (en voz, actitud y profesionalismo) del artista en tarima. Eso es lo mínimo.

Ahora bien, un concierto magnífico tiene no solo lo básico que acabo de mencionar sino otros componentes que lo hacen ver –y sentir– como una experiencia sublime. Y eso fue lo que pasó en el tercer (y último) concierto en Colombia de Morat en su gira Antes de que amanezca - Estadios (tuvieron dos conciertos en El Campín y este de Medellín).

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Juan Pablo Isaza, Juan Pablo Villamil y los hermanos Martín y Simón Vargas demostraron con este show, no solo su talento como músicos e instrumentalistas sino una madurez escénica y una creatividad desbordada que hacen de este concierto una experiencia que difícilmente olvidarán sus asistentes.

Las cerca de 40.000 personas que llenaron el Atanasio Girardot comulgaron con la primera premisa que los integrantes de Morat habían pedido para esta gira: estos conciertos tienen un código de vestuario, un dress code, que consiste en ir en “pijama” a disfrutar del espectáculo.

Y así fue. Se nota que el público recibió con agrado las recomendaciones que tanto Martín, como Simón Vargas hacían constantemente en las redes de Morat o que hicieron en EL COLOMBIANO, sobre todo para ir cómodos a gozarse el show.

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Las hubo de todo tipo, desde las muy pensadas y elaboradas (como disfraces de animales, por ejemplo) hasta amigos que se vistieron a juego entre todos con pijamas satinadas o de algodón. Hubo quien llegó con las babuchas de Grogu o la camiseta publicitaria, quienes dejaron el pantalón pijamero para la casa y llegaron con bluejean y muchos más con camisetas del merch de Morat. Aquí la premisa era la comodidad, sencillez y frescura y así, sin duda, se vivió.

Los detalles

Dos horas y cuarenta minutos cantó Morat en Medellín. El escenario era gigante, con dos pantallas monumentales a lado y lado del mismo. En el centro había tres pantallas más: una atrás, al fondo; otra debajo de la tarima que tenía la batería y una más, en forma de círculo en la parte superior.

El escenario se extendió en unas pasarelas que formaban un hexágono y terminaba en otro escenario más pequeño en la mitad del estadio (también para poder moverse por toda la zona de la gramilla y permitir que quienes estaban más atrás los vieran) que buscaba emular esa sala de la casa de Juan Pablo Isaza, en la que se reunían hace 13 años a tocar instrumentos, componer y cantar, por el mero gusto de hacerlo y soñando con que algún día los escucharan.

Por eso el soñar en grande, sin miedo y con las ganas de cumplirlo es otra de las ideas que se materializaron incluso previo al concierto. Para hacer más amena la espera entre el momento en que se abren las puertas y el que comienza el concierto: las pantallas inmensas generaban un QR para que el público compartiera públicamente cuál es su sueño y al apretar el botón de “sueña con nosotros” el mensaje se enviaba para que apareciera en la pantalla y los asistentes al estadio lo pudieran leer.

En la parte superior del escenario hubo show de drones en algunas canciones y en otras hubo juegos pirotécnicos, máquinas para lanzar tiras de papel, manillas que se iluminaban al unísono en todos los asistentes y máquinas de fuego y humo.

A las 9:00 de la noche, en punto, salieron Isaza, Villa, Martín y Simón en ese escenario delantero, saludaron y salieron corriendo a sus posiciones en la parte de atrás. De inmediato las cámaras que los seguían proyectaron la imagen en las dos pantallas, dos a cada lado en tamaño gigante. Saben los chicos de Morat que un estadio es tan grande que es vital que quien esté más lejos tenga una buena visual y eso hicieron constantemente con el impecable trabajo de las pantallas y los primeros planos que se vieron durante todo el show.

Cómo te atreves fue la canción inicial y de ahí le siguieron éxitos como 506, A dónde vamos y Porfa no te vayas.

“Bienvenidos a nuestro sueño, hacer conciertos en estadios ha sido nuestro sueño desde hace muchísimo tiempo Medellín. No teníamos ni idea cuándo podría llegar este día (...) Hoy estamos soñando todos juntos porque ustedes hacen parte de este sueño tanto como nosotros”, dijo Juan Pablo Isaza al presentar este show, haciendo referencia nuevamente a esos sueños que se cumplen.

Y es que además de la música los integrantes de Morat interactúan constantemente con el público, prueba de ello fue el momento en el que proyectaron el nombre de tres canciones en las pantallas: No hay más que hablar, En un solo día y Acuérdate de mi. Cada una tenía un color y la idea era que el público escogiera el color apretando el botón de su manilla y así ellos decidieran cuál ganaba para cantarla.

Ese set lo hicieron en ese escenario tipo sala de adelante y ahí llegó una de las sorpresas de la noche: invitaron al escenario a un integrante más para la banda, el ciclista Rigoberto Urán quien se le midió a tocar las maracas en Acuérdate de mi. Entre risas y gritos eufóricos, Rigo se robó e show y se gozó este momento.

“Cuando está linda la noche se toca más de una”, precisó Martín previo a tocar otra más de ese grupo de canciones y haciendo alusión al buen clima que tuvo anoche la ciudad, tan fresco que él mismo, previamente había dicho en una de las historias del grupo minutos antes: “Que rico Medallo, miren este clima”.

La emotividad de los cuatro integrantes de Morat fue evidente en todo el show: “Te veo mejor, la montaña atrás y todos ustedes al frente, la vista es imposible de mejorar Medellín”, dijo Isaza. Otro en el que admiraron y proyectaron en pantalla el chacho de luna en cuarto creciente que fue un adorno más para el espectáculo.

La invitación de Martín en el escenario delantero, con copa de vino en mano, era parar, incluso ellos, parar un instante y hacer consciencia del lugar en el que estaban y las personas que tenían al lado para agradecer. “Que rico tener familia y amigos acá y que viva Colombia HP, no hay nada más que decir”, dijo.

A lo que Villa añadió: “Y hay cosas trascendentales porque ganamos mañana carajo”, a propósito de la final de la Copa América entre Colombia y Argentina. “Perdón si hay argentinos en el público, qué se hace”, agregó Martín.

En ese formato íntimo, de la sala en el escenario recordaron también sus orígenes antioqueños. Isaza habló de su abuelo nacido en Sonsón, Antioquia y los hermanos Vargas de su familia en el Carmen de Viboral, como para reiterar que esa sangre antioqueña la llevan con orgullo y felicidad. Se sabía que en el show iba a estar presente esa familia paisa de los integrantes de Morat.

Más canciones

Otras se pierden, Mil tormentas, Cuando nadie ve, Mi suerte, Aprender a quererte (que tuvo show de drones con el logo de morat), Di que no te vas, Salir con vida (en la que el escenario se puso verde recordando a Feid quien la interpreta con ellos), Enamórate de alguien más, Amor con hielo, Llamada perdida, Besos en guerra y Faltas tú, siguieron en el repertorio de Morat en la noche paisa.

El grupo también resaltó el trabajo instrumental tan importante en su carrera, y cada uno demostró sus dotes musicales. Fue una experiencia de música en vivo, tocada por sus protagonistas sin artificios tecnológicos.

A las 11:40 de la noche Morat se despidió del escenario del Atanasio Girardot, en una velada no solo involvidable para ellos sino para los cerca de 40.000 asistentes al show. La gira sigue en Ecuador, República Dominicana, Paraguay, Argentina, Perú y más. Son en total 23 conciertos en estadios y si usted lee esto en alguno de los países que visitará Morat, la recomendación es no perdérselo. Morat, literalmente, la saca del estadio con este show.