Música

Esta es la historia de Lenin, el artista peruano que canta k-pop en quechua

Con su propuesta viene convirtiéndose en un fenómeno en las redes sociales. En sus canciones le canta a la libertad y al amor.

Periodista. Hago preguntas para entender la realidad. Curioso, muy curioso. Creo en el poder de las historias para intentar comprender la vida.

05 de junio de 2023

Lenin dice que su vida en los últimos meses más que un sueño, parece una película. Desde que este peruano se atrevió a fusionar sus raíces andinas con las tendencias musicales actuales, las redes sociales lo volvieron viral. Su propuesta es diferente, única: canta k-pop en Quechua, algo que él mismo denominó como Q-pop.

El Quechua es el idioma de los Incas, el más hablado en el Perú después del español. Su familia es de Cusco, creció escuchando las historias de sus abuelos en este idioma. Tiene 23 años.

—El recibimiento de la gente ha sido bien impactante, creo que hasta ahora me cuesta asimilarlo, porque cada día me doy cuenta del efecto de lo que estoy haciendo. Mi sorpresa radica porque nunca tuve una pretensión, era algo que me nació.

Sus rasgos físicos dejan ver su raíz andina, pero también tiene un aire de asiático. El cabello es liso, muy liso, y negro. Los looks que lleva siempre son coloridos. La propuesta musical de Lenin es llamativa y, sobre todo, muy disruptiva. En sus letras le canta al amor y libertad.

—¿En qué se inspira para componer las canciones?

—En mis vivencias. Yo vivo en Lima, pero mi familia es del sur, de Cusco y Apurímac. El Perú es un país muy centralista, entonces Lima es como una suerte de lugar de encuentro de muchos encuentros y está sujeto a diferentes tipos de problemas sociales como la discriminación. Yo toda mi niñez y adolescencia viví en un mundo así. Las últimas canciones hablan mucho sobre una liberación personal, pero también de una colectiva.

Ve la libertad como una opción de cambio, de transformación, que puede traducirse en un mundo mejor. Tiene una mirada bastante sensible de la vida: algo que aprendió de la carrera que estudió. No solo es músico, Lenin es psicólogo de profesión.

La vena artística viene por el lado de la mamá, Yolanda Pinares, una cantante de música andina con más de 27 años de carrera y varios reconocimientos. Lo levantó sola, es madre soltera. Son un equipazo, ella también es su manager en estos momentos.

—La veo como una maestra, ella ha sido mi escuela sin darme cuenta. Nunca me inculcó que fuera artista, todo ha sido natural, pero cuando la acompañaba en los escenarios me daba la oportunidad de cantar, fui su telonero, hacía covers, no me presentaba como su hijo, me decía que me tenía que defender solo en el escenario. He podido aprender mucho de mis propias raíces, por eso mi música la abrazo, me aferro a ella porque desde que nací soy muy consciente de lo que soy.

Se ha presentado en varios eventos en vivo en Cusco, Arequipa, Trujillo y Lima. En TikTok suma casi 200.000 seguidores y en el canal de YouTube tiene 29.000 suscriptores. Sus videos son virales: cuando saca una canción se riega como pólvora. Le escriben de todas partes del mundo: de Asia, donde es tan popular el k-pop, Estados Unidos y Europa. Tiene, también, club de fans en su país con el que se reúne y comparte.

—¿Qué piensa de esto que le está pasando?

—Que el idioma no es una barrera y que el sentimiento que nos une como seres humanos es algo genial, una muestra de que no tenemos diferencias realmente, todos somos iguales.

Como todo se le ha salido de control, es más de lo que esperaba, le tocó conformar un equipo: lo acompañan, además de Yolanda, tres productores, cuatro personas en la parte audiovisual y una más en lo relacionado con el marketing. Más que su equipo de trabajo, dijo, son su “Ayni”, una palabra que en Quechua hace referencia a comunidad de apoyo.

—Como psicólogo y artista busco transmitir no solo el idioma, sino también la forma de ver la vida. En la cultura andina es muy importante ver la vida con profundidad, no con convicción. Y cada cosa que uno hace la tiene que abrazar con mucha fuerza, porque la vida es solo una.